miércoles, 23 de diciembre de 2009

ENTRE EL VIVIR Y EL SOÑAR...

... hay una tercera cosa, adivínala.

Y Machado dijo: Amor; yo: María Pagés.

He vuelto a disfrutar de su espectáculo, he vuelto a llorar con los versos de Miguel Hernández y con el cuerpo de este prodigio del baile que es María Pagés acompañando a dos voces flamencas que entonaban con desgarro las Nanas de la cebolla. He reído con sus chirigotas y me he estremecido con la voz de Saramago alzando una rosa, la rosa de esta magnífica artista que descubrí hace tan solo unos meses en el Español y que he vuelto a tener la suerte de ver en Matadero.


Se siente el empeño, la sangre y hasta las entrañas en cada zapateado y en cada palma no sólo de María, también de los que con ella nos brindan, sin duda, uno de los mejores espectáculos de flamenco; sentido y entregado, como debe ser.

Y es que siempre recordaré la sensación que tuve al entrar por primera vez en un teatro. Ese gran desfile de butacas perfectamente ordenadas bajo un tapiz rojo en el que nace y muere un escenario, la magia de una historia. Y acomodarte, la luz tenue, una voz y el telón comienza a abrirse a un mundo distinto.

Si esa sensación se funde con un espectáculo como Autorretrato, me dejo el alma en la función.


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DE PÁRAMOS Y PEDROS

En febrero, cuando las mañanas estaban llenas de viento, de gorriones y de luz azul, marzo decidió que no llegaría. Hizo las maletas y salió del calendario. La foto de aquella ciudad uruguaya que le acompañaba quedó vacía de días y de lunas y voló hasta encontrarse con la nada. Y allí decidió quedarse. 

continuará..., o no

miércoles, 16 de diciembre de 2009

UN PENSAMIENTO

Me harté, pues sí, que quede claro. Desde aquí y hasta hoy. Termino Pedro Páramo y va un espíritu de los de antes y se me aparece, así, como si nada y con este frío. Y me agarra de una pierna y me da la vuelta entera y me susurra al oído: no hagas caso, pardilla, que el tiempo es oro. Y tanto. Que en menos de una semana estamos cruzando el charco y este año no habrá blanca Navidad. ¿Y cómo que pardilla?, ya está bien, señora, vuelva al lugar del que ha venido: a los recuerdos perdidos.

Y salgo de casa y me pierdo en el ascensor (ya es difícil) y aparezco entre las sombras de las páginas de ese escritor o poeta o lo que sea. Y las palabras me llenan de tinta negra y se esparcen por el suelo. Querencia, dolencia y apetencia; las que tenía, que te he dicho hace un rato (doce líneas) que me harté.

Y abro los ojos y estoy dentro de un sitio muy oscuro, así es que me ahorro las descripciones, que si Azorín levantara la cabeza me tiraría de la pluma. Y hace un calor de muerte en ese lugar tan raro y huele a madera de roble de más de cien años. Así es que decido pasar página, que este secarral no me va nada. Me descubro saliendo de un mueble.

Venga, a caminar otra vez, a través del espejo. Y entre espejismos cierro el libro que nunca he comenzado.

Vaya coincidencia, ¿no estarías leyendo el mismo? Es que hoy me han hablado del pensamiento divergente y me he acordado. Por no tenerlo, claro.

Y es que ocho pisos dan para mucha literatura, por llamarlo de algún modo. Y llego al -2

domingo, 13 de diciembre de 2009

MÁS

Hace muchos, muchos años, en el país de los silencios, vivió una niña de dos trenzas y ojos verdes que soñaba con ser viento y con ser mar. Las barcas, en la orilla, dormían abrazadas y la niña, junto a ellas, esperaba el amanecer.

Una mañana de diciembre el sol salió temprano y la niña despertó en las olas, con sus trenzas y sus ojos de cristal. No dudó ni un solo momento y preguntó:

- Sol, ¿me quieres?

- No como tú crees- le contestó.
Y la niña corrió por la playa con los ojos cerrados; rápido, tanto que ni el viento la oyó marchar.

Los días pasaron con penas y sueños y la niña de dos trenzas caminaba entre los bosques y se adentraba en la corteza de los árboles buscando la oscuridad. Pero una noche de luna llena, la niña volvió hasta el mar. Los pescadores calafateaban sus barcas y las mujeres cosían las redes. “Esta luna traerá buena pesca”, se decían unos a otros. La niña de dos trenzas alzó sus verdes ojos y miró a la luna llena. La luna, llena de niña, miró aquellos ojos y acarició las penas que escondían.

- El sol es así, pequeña.

Los pescadores, en silencio, se dejaban arrullar por las olas y se hacían cada vez más pequeñitos; la luna, cada vez más grande; la niña, cada vez más niña. Y se durmió el tiempo en el país de los silencios. Y despertó la niña por el sol y el sol por la niña.

- Sol, ¿tú me quieres?
- Ya te lo he dicho, niña, no como tú crees.

Y la niña lloró y corrió y gritó y rompió las conchas a su paso y se adentró en los bosques y se escondió entre los helechos. Y allí soñó con el sol y con ser mar y con ser viento. Y decidió no hablar nunca más. Y tuvo miedo.

Pasaron los silencios y los días y las noches y las lluvias. La niña ayudó a pintar de colores las casas del puerto: unas verdes, otras rojas, otras azules, otras lilas y amarillas. De este modo, cada vez que los pescadores llegaban de sus travesías en la mar reconocerían desde bien lejos cuál era su casa y en ella, su balcón y en él, a su amada y en ella, su vida. La niña no tenía sol, no tenía casa y no era más que una niña con dos trenzas y ojos tristes. La niña no quería ser marinera.

Aquella noche salieron todas las estrellas y en las olas y con la niña nadaron en el mar. Y no había luna, ni redes, sólo casas de colores con las chimeneas humeantes. El país de los silencios susurraba y el viento acunaba al mar, a la niña de dos trenzas y ojos verdes. El mar acunaba a las estrellas.

Y siendo aún de noche salió el sol.

- Sol, dime, ¿me quieres?
- No como tú crees, niña.
- ¿Y entonces cómo, sol nocturno?
- Más.

Y la niña pintó de azul una concha de la orilla para que el sol pudiera saber siempre dónde estaba su casa.

domingo, 6 de diciembre de 2009

CONSTITUYÉNDOME

Resulta que todo lo que toco se vuelve de colores, últimamente. Ironías de la vida, me encuentro en pleno puente de la constitución buscando el artículo apropiado para comenzar. Y los hay determinados, que me gustan, y los hallo indeterminadamente sugerentes, los menos. Y siempre está el yo, mejor el tú y por qué no, el ellos y el nosotros. Y él. Que todos sirven para conjugar lo que ocurre en una tarde de lluvia. El verbo, lo de menos; lo ponen otros, sin sujetos y con tantos predicados dedicados, delicados. Que ser o estar no es parecer, padecer, palidecer. Esos son copulativos. Y entre artículos y artistas y artes comparadas me comparo con la ley que se celebra y celebro la desigualdad de los que la crearon. Me quedo con la lengua y el lenguaje de los que participan en mis legislaciones, que las de hoy no me las creo. O eso creo. Y si están ahí será por algo. Y el vosotros, unos, unas, que el femenino lo olvidamos tantas veces.

Me constituyo anticonstitucional y acostumbrada a ser fiel a un solo sustantivo, abstracto, claro, que siempre son los más hermosos. No hace falta que lo escriba, ya lo sabes y lo sientes.

sábado, 5 de diciembre de 2009

ÑIQUIÑAQUE Y CALANDRACA DESDE EL MAR HASTA LA ORILLA

¿Ñiquiñaque?
¿Calandraca?

Está todo tan oscuro que casi no te veo, creo. Un, dos, tres. Magia. Pues sí. Te siento.

Así que decidieron, ante esta y otras muchas paradojas, abrazarse fuerte y quererse siempre.

¿Calandraca?
¿Ñiquiñaque?
¿Sigues ahí?
Siempre.

Y cuatro, cinco, seis. Un rayo de luna. Que para eso está redonda, llena, inmensa. Cállate, no seas pesado, y deja de dar la lata.

Y se durmió. Durmieron. Y Ñiquiñaque soñó con margaritas y lindos mares y Calandraca con océanos y corales y se encontraban en el tiempo y con el viento y hasta allí y bajo el agua, calentita.

Siete, ocho, nueve y diez. Tantos como se debían. Que no es deber el quererse, pero no está demás recordarlo. Porque entre sus sueños y aventuras se desvelaban abrazos y Ñiquiñaque enfermito de tanta poesía y tanto sueño y tanta agua y tanto monta, monta tanto, cayó rendido a sus brazos.

¿Calandraca?
Ñiquiñaque
MÁS

Y más que nada. Que si no me lo dices me lo creo y la líamos y nos perdemos entre besos y en abrazos. Y esto es pura ilusión, entre charcos de palabras y abracadabara que aquí estoy, a tú ladito. Pues ya sabes, no te vayas, deja el coche ahí aparcado, Ñiquiñaque, que lo vea y me lo crea.

Y se cierra el telón de los sueños y se abre el espejo de momentos y recuerdos y futuros y ya está. Que en esta aventura se colaron sin llamar, Ñiquiñaque y Calandraca, desde la orilla hasta el mar.




domingo, 29 de noviembre de 2009

CHABUCA GRANDA

Los sueños tienen la importancia que les demos según sean recordados o no. Hay sueños soñados que se escuhan como susurros en la mañana y sueños vividos a los que no hacemos el caso que debemos. Cardo o ceniza, dice Chabuca en su canción, y yo sueño con que sea real y la veo cerca, mi corazón.y la sed que me quema. Y es que en los sueños, tanto de vida y canción, esos gemidos y esos gritos, tanto de amor y avergonzada. ¿Qué le vamos a hacer? Voces quebradas, priapismos y yo qué sé que más de todo y nada. Pues soñando y viviendo se pasa el rato y vemos lo que queremos y no queremos soñar lo que vivimos. Y hay pesadillas, las menos y mentiras, las más o menos nada. Y nunca terminaré de entender si lo que vives es lo que quieres o quieres vivir lo que no sueñas o deseaste que así fuera. Mejor no mirar, no verlo y despertar y darte cuenta de que el tiempo que soñaste haber vivido no fue más que el que perdiste despertando.

Prima, mucho que decir y que escribir desde Macondo. Volveré y nos encontraremos con la ahora Lhamo Tsering, en el camino del Dharma, hasta su despertar, que será el nuestro.

lunes, 16 de noviembre de 2009

A MI-GO

Pues eso, ¿cómo es la vida?, de colores. Guayaquil. Un vuelco y nada más que hacer, empezar, continuar, seguir creciendo. Tan llenos de luz y tan vacíos de pasado. Por ti, por mi, por si acaso. Entropía y vendedores de pasiones que en este absurdo se vuelven grandes señores de las palabras. Seis vivencias, tres capítulos, cuatro tés, algún cigarro y amanece en Madrid, de nuevo. Desde tiempos de Galileo no se sucedieron estrellas más brillantes en mi cielo. Pues eso, ¿cómo es la muerte?, de colores a-mi-go.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

ENTROPÍA

En este conticinio, me desato, me arrebato, me delezno en las palabras.

Desaparecerá diciembre.

Ahí va tu fábula:

Cada vez que abría la puerta se colaba una idea por su ventana. Si cerraba la ventana, por la puerta se colaban sentimientos. Así es que decidió vivir en un piso interior, opaco, con acceso desde ninguna parte. En su casa, diáfana y con terrazas, colgó un cartel: se vende por si acaso.

ANTIGUA


E.P

Llego desde Atitlán. ¿Tú no estabas en México? Sí, pero cambié de planes. Alguien me trajo hasta aquí. ¿Alquien? Sí, tuvieron la culpa unos versos que leí en San Cristobal, ¡ah!, y tus cuentitos, escritor de brevedades. Luego vuelvo, lindo y querido, hay tiempo. Este país aun llora su miseria. Guate-Guate. Pues me subo. Yo me bajo aquí, conducen como locos y paso de más adelantamientos suicidas. ¿Cuánto queda para Antigua? Pues eso, una eternidad y yo con el estómago vacío. Unos tamales y tirando, que se nos hace de noche. Increíble, hemos llegado. Me quedaría aquí varios meses, hay tanto que hacer en ti, ciudad. Todo está como lo dejaron. Mira, suena música por aquella esquina, y por aquella y por esta otra. En esta plaza me siento como en casa. Este hotel me viene bien. Precioso, mira qué patio, qué flores. Paseito nocturno. Ve con cuidado. Cena. ¿Y tú qué haces aquí, no tenías que estar en México? Ya, es que me desvié unos kilómetros y crucé la frontera. Cómo has cambiado. Yo también. Mira este edificio y el otro y aquel. Dibuja una estrella, ahí, junto a ese arco. Me rodean volcanes. Popocatepec, qué bien lo aprediste. No, este es otro, Pacaya, rojo y furia entre nieblas y piedra negra. Estamos en Antigua, no lo olvides. Monterroso, seré como tú, cruzaré frontera y me quedaré aquí. Tengo algo de Maya, ¿qué no? Yo por el norte, tú por el sur. Luego no exiliamos al D.F. Ese niño tiene hambre y ese otro y aquel. Quiero quedarme aquí. Cuéntame un cuento, va, de esos breves. El tiempo se ha parado. Este año no habrá invierno, ni otoño. En Guatemala. Ahí te envío unos cuantos:

AUGUSTO MONTERROSO

martes, 3 de noviembre de 2009

DE RÍO A SAO LUIS

Gran ciudad, decadente. Olímpica. Ganadora. Los cariocas son increíbles, amables y hospitalarios. Sucede que me he enamorado de tus barrios: Ipanema, Copacavana, Leblón, Botafogo, Lapa y especialmente de Santa Teresa que tanto me recordó a mi Alfama. El Morro de Urca, el Pao de Açucar y el Cristo de Corcovado, desde estos lugares es imposible no quererte, a tus playas, a tus barrios agolpados entre montañas y mezclados con lujo y miseria. Las Favelas: haciéndose fuertes entre grandes edificios de oficinas y mezclando de colores los verdes paisajes de Río, escalando entre el lujo y la miseria. ¿Que me llevas a ver una? No, bonito, yo no he venido aquí a eso. Mezcla de razas y un gran abanico de olores y colores. El océano te invade, Río, y Río me atrapa, me empapa de dulce cachaça. Menuda resaca. Ayer tomamos mucho en la Laranja. Y te compro el Quijote en portugués, que sé que te gusta. Más a mi y no pienso hacer el calambur que esperas. Y el que espera, desepera. Sé que tengo que volver. Te siento mía, Río. Otro avión. Inmenso país. Sao Luis. En busca del rayo verde. Un día más. ¿Café? Está cerrado. ¿Cafetinho? Te acompaño. Te enseño la ciudad. Samba y más samba. Mejor no hablamos. ¿De qué? De nada. De que viviría aquí. Hola. Mezcla de raices. Te huelo, Amazonas, te siento en Belem. ¿No hablamos? Bailamos y esperamos a la luna. Aquí, impresionante. ¿Te parece? Te pareces a mi alma. África. Brasil. Y llego al Paraíso. Aquí empezó todo, seguro. La luz me ciega. Tu manto blanco, entre lagunas turquesas. Sahara, te recuerdo desde aquí, pero esto es increíble. No te pongas celosos. Rodamos y rodamos y rodamos y rodamos y nos empapamos en esta maravilla. No tengo palabras para describirte, no tengo fotos para recordarte, te guardo aquí, en mi alma. Me has cambiado, Maranhao. ¿Y ahora a dónde voy yo? La cruz del Sur. La estrella Polar. Un trillón de estrellas, desde un barco. Esto no está mal. Gracias, Brasil. Volveré a por lo que me dejé.

SMARA


E.P

Atardece en Ifni. Un camello se cruza en el camino. Una gasolinera abandonada y el depósito alarmante. Suerte Loca, eso sí. Y allí, junto al mar, sentimos el lamentar de todo un pueblo. Dormir acunados por las olas que rugen llevándose consigo, hacia dentro, muy adentro, los corazones de los que buscan mejores lugares con falsas esperanzas. Banderas absurdas, capitanes falsos y faros sin luz. Para qué. Kilómetros de playas hasta una frontera imaginaria en la que vivió un principito que tuvo que huir a las estrellas para buscar su lugar, sin saber que el lugar de los que huyen es su propia miseria. Por eso se quedaron ellos, los que pudieron. Los que no, luchan. Continuamos, más allá. Tierra de nadie, de olvidos y olvidados, lugares donde hay un único idioma y un lenguaje ambiguo y encerrado, secreto. ONU. En cada esquina, con el casco en su brazo, junto al arma. Alarma. ¿No estarán hablando de política? Los niños juegan al balón por las calles de Smara. Todo parece tan familiar. Lo fue. Lo olvidamos. Nadie quiere recordarlo. Para qué. Hammada. Inmensidad donde un día hubo mar. Controles militares. Trabajo. Pasaporte. Maletero. Vete a la mierda. Partido de fútbol, en la playa, sin distinciones. Atardece. Tan-Tan y a casa. Jalihanna, desde aquí no te olvidamos. Este años los reyes no vienen de Oriente.

SICILIA



E.P

En barco. Por la Eolias, desde el Tirreno. Palermo, bellísimo. Sobrevolarlo y sumergirse en su mercado, en sus calles, en sus miradores. Jugar a encontrarse en la cappella Palatina. En esos sitios no se corre. Lo sé, pero qué bien lo pasamos. Corleone, que me acuerdo de ti. En coche, qué locura, de arriba a abajo. Alrededor de un lago. Delfines saltando en Messina. Me enamoré de la primera, me sedujo la segunda y me volvió loca la tercera de tus partes, Coppola. A ver si se entera y no mete más la pata, capitán. Dieta mediterranea, de la buena. Belleza de tres culturas: viento de grecia, huracán de África, un soplo latino, ojos verdes, ardores del Etna. Rugidos y amenazas, aquí nos jugamos el tipo. ¿O no? Brucia la luna, volar en Vespa por Taormina - brucia la terra mia-al amanecer y marcharnos sin ver lo que estaba escrito. Bañarnos en un mar azul de piedras blancas, acantilados albinos. Preparar ñoquis mientras suena Mascagni, al anochecer. Perdernos y Palermo. Cenar en la playa. Me lo guardo para cuando volvamos e ju bruciu d’amuri

lunes, 2 de noviembre de 2009

LISBOA



E.P


Hoy me exilio a Lisboa. Yo no. Mi heterónimo. Y recorro las calles hasta Alfama y me siento en una terraza. Huelo el océano. En frente de mi un cartel en el que se anuncia La tempestad. Y recuerdo a Shakespeare y abro Othello. Y leo. To cool our raging motions. Comienza a llover. Me subo al 28. El Tajo. Me bajo. Ahí están sus sonidos. Los de Lisboa. Cierro los ojos. Yo no, lo olvidaba, mi heterónimo. Pessoa me susurra y Saramago me canta Ergo uma rosa, um corpo e um destino. Y me acuerdo de la Pagés. ¿Una lágrima? No, llueve en Lisboa. Y camino por una calle ancha y me cruzo por una estrecha y me encuentro conmigo, y me sonrío y me respondo con una mueca y corro como una niña desde Chiado. Me gusta esta ciudad. Decadente. Sé que a ti te gustaría. A ver si me encuentras. Al Viejo Estilo, pero sin pianista. Mi alter ego debe de andar perdido, por Belem, sentado junto a un muelle. Esperando. Y nos volvemos a encontrar. En plan Casablanca. Tu Rick y yo Elsa. Nunca haces planes con tanta antelación. Lo sé. Yo tampoco. Perdiste el avión, a mi me llevan sí o sí. Somos lo que nosotros mismos hemos decidido ser, lo dijo un inglés allá por el diecisiete. Vale, me quedo y cogemos el siguiente vuelo. Nada de nieblas ni de polis bajitos. Tu documetación, ah, ¿qué no tienes? Pues nos quedamos aquí a vivir. Un siglo puede ser suficiente, ¿te parece? Y desaparece, mi otro yo.

UN SEGUNDO

Cada segundo contó desde el primer minuto que viví a su lado. El tiempo no se detuvo y mi delicada memoria empezó a sellarse en sus palabras: una tras otra, vaivén de tic tacs con extrañas armonías que se remontaban a silencios y besos en un péndulo de caricias. Sentí miedo de sus segundos y decidí abandonar los días a su lado. Todo se detuvo y olvidé que el tiempo no puede contarse en tan poco espacio. Silencio.

Minutos llenos de lágrimas e impotencia y el teléfono sonó por última vez: Soy yo. ¡Era él!. El gris de sus recuerdos pulsó la tecla equivocada, o no.

Ahora, cuando el tiempo ha vuelto a sucederse en mi día a día, sé que una corta llamada sin respuesta es el mejor silencio.

BOVARIADAS

Cuando era una niña, mi abuela solía sentarme en sus rodillas y recitarme versos de niña.


Ahora, con el tiempo,
Ahora, con la vejez,
Ahora, en la enfermedad, mi abuela tiene rodillas ancianas y sus versos son lamentos.

Pero yo, ya menos niña y menos cuerda, tengo lamentos en mis versos y palabras mal sentadas.

Sucede que no quiero conocer a nadie,
Sucede que sé dónde encontrarte,
Sucede que ya no sucede más que lo que sucede en estos versos, en tus versos.

Cuando era una niña, mi abuela solía contarme que las estrellas se tocan y pueden ser robadas por niñas que sueñan ser niñas en versos que saben a verso.

Hoy, me gritan heraldos negros, mi Vallejo, desde tus rodillas. Me hablan de tu culpa empozada en tus ojos.

Prefiero ser niña y prefiero a mi abuela.

Usted disimule- me dijo.

Vale.

domingo, 1 de noviembre de 2009

ME ABURRÍ

Llega el momento en que una se cansa. Pues sí, se cansa o se aburre o sanseacabó. Y es que los cambios, vengan de dónde vengan, siempre son buenos o mejores. Se cambia de peinado, de casa, de coche, de ropa, de idea, se vuelve a cambiar. Y es que te cansas o te aburres tantas veces...


Y te cuento que sí, que me aburro pronto de algunas cosas.

Me aburro de la monotonía y de la simpleza de algunas situaciones o personas y lucho por no llegar a aburrirme de mi misma, díficil, a veces.

Me aburre la ciudad pero no puedo vivir sin mi Madrid. Me aburren las tiendas, la televisión, la gentuza, a veces la gente, pero no puedo vivir sin mis amigos y creo que ellos, a veces, me necesitan (aunque otras muchas les aburra). Me aburre hablar de dinero, me aburre hablar a quienes nunca entienden o quieren entender. Me aburren los hombres predecibles y los impredecibles terminan por resultarme aburridamente encantadores. Me aburren las cosas en su sitio y me aburren los sitios que ya hayan sido descubiertos por unos cuantos. Me aburren los anuncios, levantarme a la misma hora cada día, esperar. Me aburre La Sombra del Viento (lógico) y otros tontos, perdón, tantos. Me aburre el fútbol, me aburre la indecisión de los indecisos y la seguridad de los seguros. Me aburre el aburrimiento y el que no piensa más que en no aburrirse.

De lo que jamás me aburriré: de escuchar el mar, de ver reir a un niño, de una buena conversación con buenos amigos y una copita, de leer a gente inteligente, de la música, de pensar, de escribir, de hablar conmigo misma, de volar, de mi Valverde, de los que quiero, de una buena peli y de un libro de verdad.

Y lo dejo, por no aburrir. Y quien se aburra, que no lea, ea.

martes, 27 de octubre de 2009

A MI TAPICERO PREDILECTO

Querido tapicero:

Este año no quiero que me tapice las sillas. Tengo un sillón viejo, de mi abuela, que me gustaría llenarlo de flores verdes. He pensado que sería una buena idea. Sí. Y se me ha ocurrido a mi solita, lista que es una.

Por eso, cada vez que vea usted una flor, guárdela y riéguela, que tiene que dejarme el sillón como un jardín.

Le aclaro que me gustan las fores blancas, con hojas verdes. Sin espinas si son rosas, por favor. No quiero sentarme y llenarme de pinchos y quejidos.

No sé si estará usted de acuerdo. Espero que el presupuesto no pase de la cifra de la que hablamos el año pasado, cuando me tapizó las sillas de mi tía con versos de Vallejo. Aún las tengo, alrededor de la mesa de comedor, repletas de heraldos negros.

A la espera de sus noticias me sentaré en el suelo.

Atentamente,

una imbécil soñadora



p.s. envío esta carta como el que envía un suspiro ya que cambia usted de dirección a menudo.

SOL SAL

Portada del periódico nacional de mayor tirada: hoy ha salido el sol, como cada día.


Y es que deberíamos dedicarnos a observar este fenómeno más amenudo.

Este verano, dado que gozo del privilegio bien merecido (no voy a entrar en discusión) de tener dos meses de vacaciones, he dedicado, desde distintos lugares del pequeño planeta tierra, un tiempo casi diario a ver atardecer. El sol no se oculta igual desde Brasil que desde Formentera o Cáceres y Portugal. Y en cada uno de estos sitios, a su vez, es diferente verlo solo, acompañado, acompañado y solo o solo y acompañado. Del mismo modo, el sol es otro sol si se mira con tristeza o alegría, en silencio o en la más profunda de las conversación, desde la proa de un barco o desde un acantilado. Siempre cambia, siempre es distinto y es que, como cada día, el sol se marcha con un millón de nostalgias y un centenar de sueños e ilusiones por volver a despertar.

Buscar el rayo verde..., aún no lo he encontrado.

Dediquémonos a decirle adios, que los holas implican romper un descanso repleto de memoria.

Este es un adios distinto.


E.P

domingo, 25 de octubre de 2009

LA LUNA LUNERA

La Luna estaba llena de sorpresas. Redonda. Casi podía tocarla.


- ¿Luna?

- Lunera


La Luna bajó hasta la orilla y comenzó a menguar en el agua. Chiquitita, chapotea, la Luna Lunera.



La Niña, perdida y sola, se acerca hasta la Ola y salta hacia la Luna.



- ¡Luna!

- ¿Niña?

- ¡Hola, Luna Lunera!- gritó la Niña marinera



Y el Atún de Barbate que quería ser Bonito salió del agua al oirla. Quería jugar con la Niña y con la Luna Lunera. Saltó, bailó y se escurrió hasta la orilla y, otra vez, con la Luna y con la Niña, vuelta a ser Atún.



- ¡Atún!

- ¿Niña?

- Luna



Y la Luna de Barbate, la Niña Bonita y el Atún Lunero se lo pasaron en grande con las estrellas del cielo.

a Jimena

sábado, 24 de octubre de 2009

BOVARIADAS: UTILIZAR EN CASOS DE EXTREMA NECESIDAD

Desde hace años recibo "la palabra del día", etimología e historia de las palabras de la mano de Ricardo Soca . Desde hace años me siento atraída por esas palabras divertidas y curiosas, bien por su etimología o significado o por el uso correcto o no que de ellas hacemos; o bien por su sonoridad y alegría. Culpables de todo esto, Julio y Leonardo Gómez Torrego (gracias a ambos), sin olvidar, por supuesto, al culpable de cada una de estas y otras muchas bovaridas que desde hace años escribo: Manuel Artigot Ramos (muchos te recordaremos siempre, ¿hay conexión a internet en el cielo?), sin duda una de las personas qe más confió en mí y se empeñó en hacerme una cuentista de cuidado.

Esta recopilación de palabras son las que voy desubriendo y redescubriendo en libros y lecturas unas veces, otras me las envía Miguel Sosa, otras aparecen en las muchas conversaciones con amigos y en noches de risas, la mayoría son fruto de la curiosidad. Fue idea de Miguel reunirlas todas. Cada una tiene o tendrá su significado y su lugar en este blog.

Espero que disfrutéis con las absurdeces y demás bovariadas. Yo, entre tanto, seguiré viviendo del cuento.

Vale

viernes, 23 de octubre de 2009

POR SER COMO SON...

La entrada con más acepciones
mano1.(Del lat. manus).
1. f. Parte del cuerpo humano unida a la extremidad del antebrazo y que comprende desde la muñeca inclusive hasta la punta de los dedos.
2. f. En algunos animales, extremidad cuyo dedo pulgar puede oponerse a los otros.
3. f. En los animales cuadrúpedos, cualquiera de los dos pies delanteros.
4. f. En las reses de carnicería, cualquiera de los cuatro pies o extremos después de cortados.
5. f. Tipo de extremidad par cuyo esqueleto está dispuesto siempre de la misma manera, terminado generalmente en cinco dedos, y que constituye el llamado quiridio, característico de los vertebrados tetrápodos.
6. f. Trompa del elefante.
7. f. Cada uno de los dos lados a que cae o en que sucede algo respecto de otra cosa cuya derecha e izquierda están convenidas. La catedral queda a mano derecha del río.
8. f. Manecilla del reloj.
9. f. Instrumento de madera, hierro u otra materia, que sirve para machacar, moler o desmenuzar una cosa.
10. f. Rodillo de piedra que sirve para quebrantar y hacer masa el cacao, el maíz, etc.
11. f. Capa de yeso, cal, color, barniz, etc., que se da sobre una pared, un mueble, un lienzo, etc.
12. f. En el obraje de paños, cardas unidas y aparejadas para cardarlos.
13. f. En el arte de la seda, porción de seis u ocho cadejos de pelo.
14. f. Entre tahoneros, número de 34 panecillos que componen la cuarta parte de una fanega de pan.
15. f. Conjunto de cinco cuadernillos de papel, o sea, vigésima parte de la resma.
16. f. Lance entero de varios juegos. Vamos a echar una mano de dominó, de ajedrez.
17. f. En la caza, cada una de las vueltas que dan los cazadores reconociendo un sitio para buscarla.
18. f. Vuelta que se da a algo para su perfección o enmienda. Se dio la última mano.
19. f. Número de personas unidas para un trabajo.
20. f. Medio para hacer o alcanzar algo.
21. f. Persona que ejecuta algo. En buenas manos está el negocio. De tal mano no podía temerse mal éxito.
22. f. intervención (‖ acción y efecto de intervenir). Aquí se ve la mano de Dios.
23. f. Habilidad, destreza.
24. f. Poder, imperio, mando, facultades. Dar, tener mano.
25. f. Patrocinio, favor, piedad.
26. f. Auxilio, socorro.
27. f. Reprensión, castigo. Sobre esto le dio el prelado una mano.
28. f. coloq. Tunda, zurra. Mano DE azotes, DE coces.
29. f. Constr. Cada uno de los asideros que se dejan en los paramentos de un sillar para poder levantarlo con facilidad, y que se cortan después de sentado.
30. f. Cuba y Ven. Conjunto de plátanos que quedan unidos por un extremo luego de ser separados del racimo.
31. f. Cuba. Cantidad grande de personas, animales o cosas aglomeradas en un lugar. Mano de gente.
32. f. Guat. y Hond. En un mercado, conjunto de cinco frutas o verduras.
33. f. ant. Garra del ave de rapiña.
34. f. ant. Palmo menor.
35. f. pl. Trabajo manual que se emplea para hacer una obra, independiente de los materiales y de la traza y dirección.
36. com. En el juego, el primero en orden de los que juegan. Yo soy mano.


Por ser la última palabra de el Quijote:
vale.(Del lat. vale, consérvate sano, 2.ª pers. de sing. del imper. de valēre, estar sano).
1. interj. U. alguna vez para despedirse en estilo cortesano y familiar.
2. m. desus. Adiós o despedida que se da a un muerto, o el que se dice al remate o término de algo. Vale último, postrero.

Porque es un estado de ánimo:
macondo.
1. m. Col. Árbol corpulento de la familia de las Bombacáceas, semejante a la ceiba, que alcanza de 30 a 40 m de altura.


Por ser la definición menos poética:
poesía.(Del lat. poēsis, y este del gr. ποίησις).
1. f. Manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra, en verso o en prosa.
2. f. Cada uno de los géneros en que se dividen las obras literarias. Poesía épica, lírica, dramática.
3. f. por antonom. poesía lírica.
4. f. Poema, composición en verso.
5. f. Poema lírico en verso.
6. f. Idealidad, lirismo, cualidad que suscita un sentimiento hondo de belleza, manifiesta o no por medio del lenguaje.
7. f. Arte de componer obras poéticas en verso o en prosa.

Porque no debería existir:
pobreza.(De pobre).
1. f. Cualidad de pobre.
2. f. Falta, escasez.
3. f. Dejación voluntaria de todo lo que se posee, y de todo lo que el amor propio puede juzgar necesario, de la cual hacen voto público los religiosos el día de su profesión.
4. f. Escaso haber de la gente pobre.
5. f. Falta de magnanimidad, de gallardía, de nobleza del ánimo.

Porque no podría vivir sin ella:
música.(Del lat. musĭca, y este del gr. μουσική).
1. f. Melodía, ritmo y armonía, combinados.
2. f. Sucesión de sonidos modulados para recrear el oído.
3. f. Concierto de instrumentos o voces, o de ambas cosas a la vez.
4. f. Arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, de suerte que produzcan deleite, conmoviendo la sensibilidad, ya sea alegre, ya tristemente.
5. f. Compañía de músicos que cantan o tocan juntos. La música de la Capilla Real.
6. f. Composición musical. La música de esta ópera es de tal autor.
7. f. Colección de papeles en que están escritas las composiciones musicales. En este escritorio se guarda la música de la capilla.
8. f. Sonido grato al oído. La música del viento entre las ramas. La música del agua del arroyo.
9. f. irón. Ruido desagradable.

Por ser tan buena conmigo:
abuelo, la.(Del lat. vulg. *aviŏlus).
1. m. y f. Respecto de una persona, padre o madre de su padre o de su madre.
2. m. y f. Persona anciana.
3. m. En la lotería de cartones, número 90.
4. m. Cada uno de los mechoncitos que tienen las mujeres en la nuca, y que quedan sueltos cuando se atiranta el cabello hacia arriba. U. m. en pl.
5. m. vulg. Ál. Vilano del fruto de ciertas plantas, especialmente si es grande y de filamentos suaves.
6. m. pl. El abuelo y la abuela.
7. m. pl. Antepasados de una persona

Por original:
ñ.
1. f. Decimoséptima letra del abecedario español, que representa un fonema consonántico de articulación nasal y palatal. Su nombre es eñe.

Para que no lo olvidemos:
humor.(Del lat. humor, -ōris).
1. m. Genio, índole, condición, especialmente cuando se manifiesta exteriormente.
2. m. Jovialidad, agudeza. Hombre de humor.
3. m. Disposición en que alguien se halla para hacer algo.
4. m. Buena disposición para hacer algo. ¡Qué humor tiene!
5. m. humorismo (‖ modo de presentar la realidad).
6. m. Antiguamente, cada uno de los líquidos de un organismo vivo.
7. m. Psicol. Estado afectivo que se mantiene por algún tiempo.

Por estar siempre ahí y ser tan valiente:
madre.(Del lat. mater, -tris).
1. f. Hembra que ha parido.
2. f. Hembra respecto de su hijo o hijos.
3. f. Título que se da a ciertas religiosas.
4. f. En los hospitales y casas de recogimiento, mujer a cuyo cargo está el gobierno en todo o en parte.
5. f. Matriz en que se desarrolla el feto.
6. f. Causa, raíz u origen de donde proviene algo.
7. f. Aquello en que figuradamente concurren algunas circunstancias propias de la maternidad. Sevilla es madre de forasteros. La madre patria.
8. f. Cauce por donde ordinariamente corren las aguas de un río o arroyo.
9. f. Acequia principal de la que parten o donde desaguan las hijuelas (‖ canales que conducen el agua desde una acequia).
10. f. Alcantarilla o cloaca maestra.
11. f. Heces del mosto, vino o vinagre, que se sientan en el fondo de la cuba, tinaja, etc.
12. f. Madero principal donde tienen su fundamento, sujeción o apoyo otras partes de ciertas armazones, máquinas, etc., y también cuando hace oficio de eje. Madre del cabrestante, del timón, del tajamar.
13. f. coloq. Mujer anciana del pueblo.
14. f. Mar. Cuartón grueso de madera que va desde el alcázar al castillo por cada banda de crujía.

jueves, 22 de octubre de 2009

vagido.(Del lat. vagītus).
1. m. Gemido o llanto del recién nacido.

vedija1. (Del lat. viticŭla, zarcillo1).

1. f. Mechón de lana.
2. f. Pelo enredado en cualquier parte del cuerpo del animal.
3. f. Mata de pelo enredada y ensortijada.

vedija2. (Del lat. virilĭa, partes viriles).
1. f. Región de las partes pudendas.

vestiglo.(Del lat. besticŭlum).
1. m. Monstruo fantástico horrible.

vilipendio.(De vilipendiar).
1. m. Desprecio, falta de estima, denigración de alguien o algo.

villorrio.(De villa).
1. m. despect. Población pequeña y poco urbanizada.

xola.
1. f. Guat. Cabeza de una persona.
2. f. Méx. Hembra del pavo.

yagua. (De or. caribe).
1. f. Ant. Tejido fibroso que rodea la parte superior y más tierna del tronco de la palma real, del cual se desprende naturalmente todas las lunaciones, y sirve para varios usos y especialmente para envolver tabaco en rama.
2. f. Ven. Palma que sirve de hortaliza, y con la cual se techan las chozas de los indios y se hacen cestos, sombreros y cabuyas. En la estación de invierno da aceite, que sirve para el alumbrado.

zamacuco, ca.(Quizá del ár. clás. ṣamakūk, necio malicioso).
1. m. y f. coloq. Persona tonta, torpe y abrutada.
2. m. y f. coloq. Persona que, callándose o simulando torpeza, hace su voluntad o lo que le conviene.
3. m. coloq. Embriaguez o borrachera.

zonzo, za.
1. adj. Soso, insulso, insípido. Apl. a pers., u. t. c. s.
2. adj. Tonto, simple, mentecato
palimpsesto.(Del lat. palimpsestus, y este del gr. παλίμψηστος).
1. m. Manuscrito antiguo que conserva huellas de una escritura anterior borrada artificialmente.
2. m. Tablilla antigua en que se podía borrar lo escrito para volver a escribir.

pandorga. (Del lat. *pandurĭca, y este de pandūra, especie de laúd; en algunas acepciones se confunde con andorga.).
1. f. Figurón a modo de estafermo, que en cierto juego antiguo daba con el brazo al jugador poco diestro.
2. f. Este mismo juego.
3. f. Cometa que se sube en el aire.
4. f. Vientre, barriga, panza.
5. f. coloq. Mujer muy gorda y pesada, o floja en sus acciones.
6. f. Mur. zambomba (‖ instrumento musical).

pampirolada.
1. f. Salsa que se hace con pan y ajos machacados en el mortero y desleídos en agua.
2. f. coloq. Necedad o cosa insustancial.

paralaje.(Del gr. παράλλαξις, cambio, diferencia).
1. f. Astr. Diferencia entre las posiciones aparentes que en la bóveda celeste tiene un astro, según el punto desde donde se supone observado.

petimetre, tra. (Del fr. petit maître, pequeño señor, señorito).
1. m. y f. Persona que se preocupa mucho de su compostura y de seguir las modas.

periclitar. (Del lat. periclitāri).
1. intr. Peligrar, estar en peligro.
2. intr. Decaer, declinar.

pogromo.(Del ruso pogrom, devastación, destrucción).
1. m. Matanza y robo de gente indefensa por una multitud enfurecida.
2. m. por antonom. Asalto a las juderías con matanza de sus habitantes.

puérpera. (Del lat. puerpĕra)
1. f. Mujer recién parida.

purrela.
1. f. Vino último e inferior de los que se llaman aguapié.
2. f. Cosa despreciable, de mala calidad, de poco valor.

refocilar.(Del lat. refocillāre).ME GUSTA LA ACEPCIÓN CUARTA. CUIDADO CON DAR REMOQUETE:
1. tr. Dicho propiamente de algo que calienta y da vigor: recrear (‖ alegrar). U. t. c. prnl.
2. prnl. Regodearse, recrearse en algo grosero.

remoquete. (De remoque).
1. m. Puñada en el rostro.
2. m. Dicho agudo y satírico.
3. m. apodo (‖ nombre que suele darse a una persona).
4. m. coloq. Cortejo o galanteo.
dar ~ a alguien.
1. loc. verb. coloq. Hacer deliberadamente en presencia de otra persona algo que le enfade o disguste.

sardónico, ca. (Del gr. σαρδονικός).
1. adj. Perteneciente o relativo a la sardonia.
2. adj. sarcástico

sofión.(Del it. soffione, de soffiare, y este del lat. sufflāre, soplar).
1. m. Expresión o demostración de enojo o enfado.
2. m. trabuco (‖ arma de fuego).
3. m. Artificio de fuego que emplearon los artilleros para dar sahumerio, hacer señales de noche y otros usos.

soflama.(De so3 y flama).
1. f. Llama tenue o reverberación del fuego.
2. f. Bochorno o ardor que suele subir al rostro por accidente, o por enojo, vergüenza, etc.
3. f. Expresión artificiosa con que alguien intenta engañar o chasquear.
4. f. despect. Discurso, alocución, perorata.
5. f. Roncería, arrumaco.

solaz. (Del prov. solatz).
1. m. Consuelo, placer, esparcimiento, alivio de los trabajos.
a ~. 1. loc. adv. Con gusto y placer.

sosa. (Del cat. sosa).
1. f. barrilla (‖ planta).
2. f. Cenizas de esta planta.
3. f. Quím. Hidróxido sódico, muy cáustico. (NaOH

que no es lo mismo que:
soso, sa. (Del lat. insulsus).
1. adj. Que no tiene sal, o tiene poca.
2. adj. Dicho de una persona, de una acción o de una palabra: Que carece de gracia y viveza. U. t. c. s.

sosias.(De Sosias, personaje de la comedia Anfitrión, de Plauto).
1. m. Persona que tiene parecido con otra hasta el punto de poder ser confundida con ella.

suripanta.
1. f. despect. Mujer ruin, moralmente despreciable.
2. f. desus. Mujer que actuaba de corista o de comparsa en el teatro.

Y con esta etimología, se equivocan los académicos:
test. (Del ingl. test).
1. m. Prueba destinada a evaluar conocimientos o aptitudes, en la cual hay que elegir la respuesta correcta entre varias opciones previamente fijadas.
2. m. Psicol. Prueba psicológica para estudiar alguna función.
antes de lo anglosajón ya existía la testa.

AÑADO DISCREPANCIA DE LO MÁS ACERTADA. CORTESÍA DE R. KARADJIC: "Test" en español es un anglicismo: su etimología española viene del "test" inglés, que viene del "test" francés (antiguo francés) y éste del latín "testum" (tiesto); de "testum" viene "tiesto" en español. Eso sí, cómo se llega de un tiesto a un test...


tarra.
1. com. vulg. Persona vieja. que no es lo mismo que:

tarro. (De or. inc.).
1. m. Recipiente de vidrio o porcelana, generalmente cilíndrico y más alto que ancho.
2. m. coloq. Cabeza humana.
3. m. Sal. Borra de los panales de miel.
4. m. coloq. Arg. y Ur. Suerte favorable.
5. m. Cuba. cuerno (‖ prolongación ósea).
6. m. El Salv. Recipiente hecho de una calabaza grande ahuecada.
7. m. pl. coloq. Arg. y Ur. zapatos.

trafagar. (De or. inc.).
2. intr. Andar o errar por varios países, correr mundo. U. t. c. tr.

tráfago.(De trafagar).
1. m. tráfico.
2. m. Conjunto de negocios, ocupaciones o faenas que ocasionan mucha fatiga o molestia.

trapiche.(Del mozár. *ṭrapíč, y este del lat. trapētum o trapētus, molino de aceite).
1. m. Molino para extraer el jugo de algunos frutos de la tierra, como la aceituna o la caña de azúcar.
2. m. Bol. y Chile. Molino para pulverizar minerales

trapisonda.
1. f. coloq. Bulla o riña con voces o acciones. Brava trapisonda ha habido.
2. f. coloq. embrollo (‖ enredo, confusión).
3. f. desus. Agitación del mar, formada por olas pequeñas que se cruzan en diversos sentidos y cuyo ruido se oye a bastante distancia.

turma.(Del lat. turma).
1. f. testículo.
deán.(Del fr. ant. deien, hoy doyen).
1. m. Canónigo que preside el cabildo de la catedral.
2. m. En la antigua Universidad española de Alcalá, graduado más antiguo de cada facultad.
3. m. ant. Jefe de un grupo de diez.

 De esta, lo bueno, la etimología
droga. (Del ár. hisp. *ḥaṭrúka; literalmente, 'charlatanería').


efebo. (Del lat. ephēbus, y este del gr. ἔφηβος).
1. m. Mancebo, adolescente de belleza afeminada.

ejarbe. (Del ár. hisp. *iššárb, y este del ár. clás. širb, aguada, cantidad de agua con que se riega).
1. m. Aumento de agua que reciben los ríos a causa de las grandes lluvias.

enjeco (Cf. achaque).
1. m. ant. incomodidad (‖ molestia).
2. m. ant. Perturbación, perjuicio.

enjeco.
(Del ár. hisp. iššáh, este del ár. clás. šāh, y este del pelvi šāh, rey, voz con que se daba jaque).
1. m. ant. Duda, dificultad, enredo.

enquiridión.(Del lat. enchiridĭon, y este del gr. ἐγχειρίδιον, manual).
1. m. Libro manual.

escaque.
(Del ár. hisp. iššáh, este del ár. clás. šāh, y este del persa šāh).
1. m. Cada una de las casillas cuadradas e iguales, blancas y negras alternadamente, y a veces de otros colores, en que se divide el tablero de ajedrez y el del juego de damas.
2. m. Heráld. Cuadro o casilla que resulta de las divisiones del escudo, cortado y partido a lo menos dos veces.
3. m. pl. Juego de ajedrez.  De ahí: escaquear

estipendio.(Del lat. stipendĭum).
1. m. Paga o remuneración que se da a alguien por algún servicio.
2. m. Tasa pecuniaria, fijada por la autoridad eclesiástica, que dan los fieles al sacerdote para que aplique la misa por una determinada intención

estólido, da. (Del lat. stolĭdus).
1. adj. Falto de razón y discurso. U. t. c. s.

estro.(Del lat. oestrus, y este del gr. οἶστρος, tábano, aguijón).
1. m. Inspiración ardiente del poeta o del artista al componer sus obras.
2. m. Mosca parda vellosa, cuyas larvas son parásitos internos de mamíferos. Hay varias especies, que atacan a distinto tipo de ganado, como el estro de la oveja, del buey, etc.
3. m. Zool. Período de celo o ardor sexual de los mamíferos.

estulticia.(Del lat. stultitĭa).
1. f. Necedad, tontería.

exarico.(Del ár. hisp. iššarík, y este del ár. clás. šarīk, socio).
1. m. Aparcero o arrendatario moro que pagaba una renta proporcional a los frutos de la cosecha.
2. m. Siervo de la gleba, de origen moro

fada.(Del lat. fata, pl. de fatum).
1. f. Hada, maga, hechicera.
2. f. Variedad de camuesa pequeña, con la que se hace en Galicia una conserva muy estimada.

farota.(Quizá del ár. hisp. *ḥar[r]úǧ, colérico, y este de la raíz del ár. clás. {ḥrǧ}, enojarse).
1. f. coloq. Mujer descarada y sin juicio.

fatuo, tua. (Del lat. fatŭus).
1. adj. Falto de razón o de entendimiento. U. t. c. s.
2. adj. Lleno de presunción o vanidad infundada y ridícula. U. t. c. s.

farda2. (Etim. disc.). COMO DIRÍA PACO (mi alumno gitano) NO ES LO MISMO FARDA QUE FALDA NI FILMAR QUE FIRMAR. EL OTRO DÍA LE PREGUNTÉ: ¿SABES LO QUE ES FILMAR? SÍ, SEÑORITA, PONER TU NOMBRE. ESTE CHICO ES GENIAL, SIN DUDA
1. f. Bulto o lío de ropa.

fodolí.(Del ár. hisp. fuḍulí, y este del ár. clás. fuḍūlī).
1. adj. desus. Entremetido, hablador, que pretende aconsejar, mandar o intervenir donde no lo llaman.

francachela.
1. f. coloq. Reunión de varias personas para regalarse y divertirse comiendo y bebiendo, en general sin tasa y descomedidamente.

gabela.(Del it. gabella, y este del ár. qabála).
1. f. Tributo, impuesto o contribución que se paga al Estado.
2. f. Carga, servidumbre, gravamen.
3. f. Col., Ec., P. Rico y R. Dom. Provecho, ventaja.
4. f. ant. Lugar público adonde todos podían concurrir para ver los espectáculos que se celebraban en él.

galbana1. (De or. inc.).
1. f. coloq. Pereza, desidia o poca gana de hacer algo.

garambaina.
1. f. Adorno de mal gusto y superfluo en los vestidos u otras cosas.
2. f. pl. coloq. Ademanes afectados o ridículos.
3. f. pl. coloq. Letras o rasgos mal formados y que no se pueden leer.
4. f. pl. coloq. Cosas y dichos inútiles, tonterías, pamplinas.

garbino.(Del ár. hisp. ḡarbí, y este del ár. clás. ḡarbī).
1. m. Viento del sudoeste.

Estas tres se parecen, pero no es lo mismo que te manden al
garete. (Quizá formación del fr. être égaré, andar extraviado).
al ~.
1. loc. adv. a la deriva.
2. expr. coloq. Denota enfado o rechazo. Al garete el informe. Lo mandó al garete.
irse algo al ~.
1. loc. verb. coloq. Fracasar o malograrse. Su fortuna se fue al garete.

garita. (Del fr. ant. garite, hoy guérite).
1. f. Torre pequeña de fábrica o de madera fuerte, con ventanillas largas y estrechas, que se coloca en los puntos salientes de las fortificaciones para abrigo y defensa de los centinelas.
2. f. Casilla pequeña, para abrigo y comodidad de centinelas, vigilantes, guardafrenos, etc.
3. f. Cuarto pequeño que suelen tener los porteros en el portal para poder ver quién entra y sale.
4. f. Méx. Entrada de la ciudad.
5. f. desus. En los retretes, cada cuarto con asiento.

garito. (De garita).
1. m. Casa clandestina donde juegan los tahúres o fulleros.
2. m. Ganancia que se saca de la casa del juego.
3. m. Establecimiento de diversión, especialmente el de mala fama.
4. m. germ. casa (‖ edificio para habitar).

grisgrís.(Quizá del ár. hisp. ḥírz, y este del ár. clás. ḥirz, amuleto).
1. m. Especie de amuleto o nómina supersticiosa de los moriscos.

guaja.
1. com. coloq. Pillo, tunante, granuja. U. t. c. adj.

guájete.(Del ár. wāḥid, uno).
            ~ por ~.
            1. (Del ár. hisp. wáḥida biwáḥida). loc. adv. coloq. Tanto por tanto, una cosa por otra.

guiri. (Acort. del vasco guiristino, cristino).
1. m. coloq. Ál. tojo (‖ planta papilionácea).
2. com. Nombre con que, durante las guerras civiles del siglo XIX, designaban los carlistas a los partidarios de la reina Cristina, y después a todos los liberales, y en especial a los soldados del gobierno.
3. com. coloq. Turista extranjero. La costa está llena de guiris.
4. com. coloq. Miembro de la Guardia Civil.

guitón, na.(Del fr. ant. guiton, paje).
1. adj. vagabundo (‖ holgazán sin oficio). U. t. c. s.

gusarapa.(Quizá relacionado con gusano).
1. f. Animalejo, de forma de gusano, que se cría en un líquido.

hialino, na.(Del lat. hyalĭnus, y este del gr. ὑάλινος).
1. adj. Fís. Diáfano como el vidrio o parecido a él.

ignívomo, ma. (Del lat. ignivŏmus).
1. adj. poét. Que vomita fuego.

inopia.(Del lat. inopĭa).
1. f. p. us. Indigencia, pobreza, escasez.

jai.(Del caló jai).
1. f. vulg. Mujer joven y atractiva.

jaraíz.(Del ár. hisp. sahríǧ o ṣahríǧ, este del ár. clás. ṣihrīǧ, y este del pelvi čāh-ī-rēg, pozo de arena).
1. m. lagar.

jaudo, da.(De or. inc.).

1. adj. Rioja. Insípido y sin sal.

laude1. (Del lat. lapis, -ĭdis).
1. f. Lápida o piedra que se pone en la sepultura, por lo común con inscripción o escudo de armas.

lenidad. (Del lat. lenĭtas, -ātis).
1. f. Blandura en exigir el cumplimiento de los deberes o en castigar las faltas.

MUCHO CUIDADO CON ESTAS DOS:

libido.(Del lat. libīdo).
1. f. Med. y Psicol. Deseo sexual, considerado por algunos autores como impulso y raíz de las más varias manifestaciones de la actividad psíquica.

lívido, da. (Del lat. livĭdus).
1. adj. amoratado.
2. adj. Intensamente pálido.


liño. (De liña).
1. m. Línea de árboles u otras plantas.

y de ahí una de las acepciones de:

aliño.
7. m. p. us. Conjunto de utensilios para un uso, especialmente para la labranza.

llajua. (Voz quechua).
1. f. Bol. Salsa de ají, tomate y yerbas aromáticas.

lupanar.(Del lat. lupānar, -āris).
1. m. mancebía (‖ casa de prostitución).

nefando, da. (Del lat. nefandus).
1. adj. Indigno, torpe, de que no se puede hablar sin repugnancia u horror

ñiquiñaque.
1. m. coloq. p. us. Persona o cosa muy despreciable.

occiso, sa. (Del lat. occīsus, part. pas. de occidĕre, matar).
1. adj. Muerto violentamente. U. m. c. s.

UTILIZAR EN CASOS DE EXTREMA NECESIDAD

alafa (Del ár. clás. ‘alafah, dietas).

1. f. ant. Salario, sueldo.

alahílca.(Quizá de *alailaca, este del ár. hisp. al‘iláqa, y este del ár. clás. ‘ilāqah).
1. f. ant. Colgadura o tapicería para adornar las paredes.

acápite.(Del lat. a capĭte, desde el principio).
1. m. Am. párrafo (‖ división de un escrito).
2. m. Arg. y Cuba. Título, capítulo, epígrafe.
3. m. Ur. Texto breve, posterior al título, que aclara el contenido del artículo que encabeza.


acíbar. (Del ár. hisp. aṣṣíbr, y este del ár. clás. ṣabir).
3. m. Amargura, sinsabor, disgusto.

ajorca. (Del ár. hisp. aššúrka, y este del ár. clás. šuruk, pl. de širāk, correa).
1. f. Especie de argolla de oro, plata u otro metal, usada por las mujeres para adornar las muñecas, brazos o gargantas de los pies.

ajumarse.
1. prnl. emborracharse (‖ beber hasta trastornarse los sentidos).

lo que ha dado de sí un albur, me quedo con la 5
albur.(Del ár. hisp. albúri,, este del ár. clás. būrī, y este del egipcio br; cf. copto bōre).
1. m. mújol.
2. (Por designar en origen una carta que saltaba inopinadamente en el juego, como pez fuera del agua). m. En el juego del monte, dos primeras cartas que saca el banquero.
3. m. Contingencia o azar a que se fía el resultado de alguna empresa. Jugar, correr un albur.
4. m. Méx. y R. Dom. Juego de palabras de doble sentido.
5. m. Nic. Aventura amorosa.
6. m. P. Rico. Mentira, rumor.
7. m. pl. parar2.
8. m. pl. Hond. Mentiras, infundios.
    en el ~ de arranque.
    1. loc. adv. coloq. Cuba. En el momento de marcharse precipitadamente de un lugar.
    2. loc. adv. coloq. Cuba. En el período final de la realización de una tarea.

alharaca. (Del ár. hisp. alḥaráka, y este del ár. clás. ḥarakah).
1. f. Extraordinaria demostración o expresión con que por ligero motivo se manifiesta la vehemencia de algún afecto, como de ira, queja, admiración, alegría, etc. U. m. en pl

asarabácara.(Del lat. asărum, ásaro, y baccar, esclarea).
1. f. ásaro.

atarazana.(Del ár. hisp. *ãdár aṣṣán‘a, este de dár aṣṣiná‘a, y este del ár. clás. dār aṣṣinā‘ah, casa de la industria).
1. f. arsenal (‖ de embarcaciones).
2. f. Cobertizo o recinto en que trabajan los cordeleros o los fabricantes de márragas u otras telas de estopa o cáñamo.
3. f. And. Lugar donde se guarda el vino en toneles.

atavismo.(Del lat. atăvus, cuarto abuelo, antepasado).
1. m. Semejanza con los abuelos o antepasados lejanos.
2. m. Tendencia a imitar o a mantener formas de vida, costumbres, etc., arcaicas.
3. m. Biol. Reaparición en los seres vivos de caracteres propios de sus ascendientes más o menos remotos.

avatar. (Del fr. avatar, y este del sánscr. avatâra, descenso o encarnación de un dios).
1. m. Fase, cambio, vicisitud. U. m. en pl.

babatel. (De baba1).
1. m. ant. Cosa desaliñada que cuelga del cuello cerca de la barba.

baladrón, na. (Del lat. balătro, -ōnis).
1. adj. Fanfarrón y hablador que, siendo cobarde, blasona de valiente.

barbián, na.(Del caló barbán, aire).
1. adj. coloq. Desenvuelto, gallardo, arriscado. U. t. c. s.

basca.(Quizá del celta *waskā, opresión; cf. galés gwâsg y bretón gwask).
1. f. Ansia, desazón e inquietud que se experimenta en el estómago cuando se quiere vomitar. U. m. en pl.
2. f. Agitación nerviosa que siente el animal rabioso.
3. f. coloq. Arrechucho o ímpetu colérico o muy precipitado, en una acción o asunto. Juan obrará según le dé la basca.
4. f. coloq. Pandilla, grupo de amigos o de personas afines.

bisoño, ña.(Del it. bisogno).
1. adj. Dicho de la tropa o de un soldado: nuevo (‖ principiante). U. t. c. s.
2. adj. coloq. Nuevo e inexperto en cualquier arte u oficio. U. t. c. s.

boquear.
1. intr. Abrir la boca.
2. intr. Estar expirando.
3. intr. coloq. Dicho de una cosa: Estar llegando al final.
4. intr. And. Hablar mucho, generalmente con indiscreción.
5. tr. Soltar una palabra o expresión.

calafatear.(De calafate).
1. tr. Cerrar las junturas de las maderas de las naves con estopa y brea para que no entre el agua.
2. tr. Cerrar o tapar junturas.


a ver quién me dice uno de estos:

calambur. (Del fr. calembour).
1. m. Ret. Agrupación de las sílabas de una o más palabras de tal manera que se altera totalmente el significado de estas; p. ej., plátano es/plata no es.

calandraca.
1. f. Mar. Sopa que se hace a bordo con pedazos de galleta cuando escasean los víveres.
2. f. vulg. Mur. Conversación molesta y enfadosa.
calandraco, ca.
1. m. y f. Am. calandrajo (‖ persona ridícula).

calipedia. (Del gr. καλλιπαιδία).
1. f. Arte quimérica de procrear hijos hermosos

caula.
1. f. El Salv. y Guat. Treta, engaño, ardid.

ciguanaba. (Del nahua cihuatl, mujer, y nahual, espanto).
1. f. El Salv., Hond. y Nic. En la tradición popular, fantasma en forma de mujer que se aparece de noche a los hombres para espantarlos.

cogitabundo, da. (Del lat. cogitabundus).
1. adj. Muy pensativo.

conticinio. (Del lat. conticinĭum).
1. m. p. us. Hora de la noche, en que todo está en silencio.

contumacia. (Del lat. contumacĭa).
1. f. Tenacidad y dureza en mantener un error.
2. f. Der. rebeldía (‖ falta de comparecencia en un juicio).

córrugo. (Del lat. corrŭgus).
1. m. ant. Acequia hecha para tomar agua de un río.

coya.
1. f. Entre los antiguos incas, mujer del emperador, señora soberana o princesa.

crepitar. (Del fr. crépiter, y este del lat. crepitāre).
1. intr. Producir sonidos repetidos, rápidos y secos, como el de la sal en el fuego.

cuchipanda.
1. f. coloq. Comida que toman juntas y regocijadamente varias personas.

cuchufleta. (De chufleta).
1. f. coloq. Dicho o palabras de zumba o chanza.

curco, ca. (Del quichua curcu, joroba).
1. adj. Col. y Ec. jorobado

martes, 20 de octubre de 2009

LIBROS DE LA INFANCIA

Un mago de las palabras y lector incondicional me dijo

No hay una biblioteca respetable si no tiene:


1. los libros de tu infancia
2. libros robados
3. libros no devueltos
4. libros fundamentales y
5. libros por escribir, Prieto


Y son estos libros, los de la infancia, los que nos marcan y nos introducen en un mundo de fantasías y realidades que estarán presentes a lo largo de nuestra vida, no sólo en nuestra biblioteca, también en nuestros actos y en nuestra forma de pensar.

Y es que los libros de la infancia se recuerdan de forma especial y cuando encontramos El Libro nos enganchamos a la lectura.

En toda biblioteca debe haber, continúo con la lista: libros robados (pura ironía), libros no devueltos, libros fundamentales (todo un acto de descubrimiento y encuentro con uno mismo) y libros por escribir, porque todos tenemos algo que contar y todo cuenta.

Y es que el consumo de libros, tan alejado del consumo de otros muchos productos que a diario nos publicitan en tantos medios de comunicación y en tantos otros lugares, es la mejor forma de vencer el aburrimiento y de caer en la simpleza, tan amenazante.

Por eso, cada día, debemos motivar, desde los más pequeños hasta los mayores, a la lectura, a disfrutar leyendo, a disfrutar de las palabras bien escritas, a disfrutar de la libertad que nos da elegir nuestros propios libros e ir creando esa biblioteca, la nuestra, que con el paso de los años reflejará lo que somos.

Yo lo intento cada día. Y funciona.

lunes, 19 de octubre de 2009

A-VENTURAS Y DES-VENTURAS DE ÑIQUIÑAQUE Y CALANDRACA

Ñiquiñaque se pasaba la vida de aquí para allá y Calandraca, de allá para aquí. Total, que de tanto ir y venir estaban un poco mareados y tristes por no encontrarse. Calandraca pensó que ya era hora de cambiar: cogió aquí y lo puso allá. De este modo, ñiquiñaque comenzó a venir en lugar de ir y calandraca, que no tenía un pelo de tonta, decidió que haría lo mismo.

Los dos venían de allá y se encontraban aquí, así, tanagustito. Aquí y allá terminó por ser el principio de lo que Malandrín denominó: una bonita historia de amor. Pero Ñiquiñaque nunca había oído hablar de aquello.

- ¿de qué?
- que sí
- que, ¿qué?

Vaya, estaba tan perdido que Calandraca tuvo que cogerle de la mano y tirar un poco de él.
- que de las olas!!!!

Y así llegaron al mar y en el mar, hasta la arena, y en la arena, hacia la luna. Con la luna, hasta allí y aquí de acá... ¡ ZAS!, y se besaron. Malandrín, que les había seguido desde el mar hasta el mar, desde la arena hacia la luna y más allá para no ser visto... ¡ZAS!, abrió tres ojos como platos y el cuarto lo cerró. Después corrió desde acá de aquí hasta allí, rodeando la luna hasta la arena y chapoteando en el mar desde el mar y gritó a las gaviotas:
- ¡¡¡HOLAAAAA!!!

Y Calandraca, que le oyó, miró a Ñiquiñaque. Ñiquiñaque miró a Calandraca. Así hasta que la luna cayó al mar y el sol salió en la arena.

- ¿Mirar qué?
- Mirar
- Pero, ¿qué?
- Parece mentira que seas poeta.

- No quiero ser poeta, yo quiero ser Ñiquiñaque y besarte desde el mar hasta el mar, pasando por la arena hacia la luna. En luna llena de aquí, desde allá, y regalarte un racimo de palabras.

Y hasta el viento tembló.

domingo, 18 de octubre de 2009

Eran las doce del medio día de un caluroso mes de julio. Llegó hasta el muelle en un autobús de las líneas urbanas. Tras las obligadas formalidades al llegar a bordo pasó al interior del barco. La tripulación, unos sesenta y cinco hombres, entre ellos Manso y Alba, compañeros de camarote. En los rostros de los pasajeros podía verse el terror.

Mientras observaba las miradas desesperanzadas de algunos de los viajeros pensaba que aún había gente que tenía las travesías como un peligro. Él era la primera vez que lo hacía y nada temía, es más, llegó animado. En unas de las cubiertas estaban reunidos los que habían llegado antes que él.

Comenzó el viaje y fue conociendo el régimen de a bordo: siesta y silencio de 13:30 a 16.00 h.. Paseo sobre cubierta hasta las 18:00. Cena a las 19:00 h., silencio a las 22:00 h., pero antes formaban para el recuento. Listas y formaciones era lo único que podía molestarle de aquel absurdo régimen por lo estúpido y vejatorio. Su primer día concluyó apaciblemente, aunque con cierta intranquilidad, en su camarote número dos con la compañía de Alba el buenazo y Manso. Con el transcurso de los días fue conociendo al resto de los pasajeros. Sabía que todos propenderían al desaliento así que tomó desde el primer momento la resolución de mantenerlos en un sano optimismo. El objetivo inmediato era cuidar de su fortaleza. Examinó detenidamente a los tripulantes sin borrar de su rostro esa mirada hermética que le hacía parecer inaccesible y reservado. El Chirri llamó su atención desde el primer momento. Mozo fornido, de cuello robusto y anchos hombros, tatuado en brazos y pecho, de cara achatada pero ni mucho menos repulsiva. Hombre de un dinamismo extraordinario e incapaz de permanecer ocioso; cuando hubo poco trabajo a bordo cultivó un jardín que regaba y cuidaba con gran esmero y delicadeza.

Los días pasaban y con ellos llegaban noticias del exterior del barco que llenaban de falsas esperanzas su viaje y su corazón. Esperanzas de liberación en una gran nave cuya alta proa se enfilaba constantemente hacia oriente, punto cardinal de los amaneceres y las ilusiones, pero que no obstante llevaba un rumbo ignorado pues no seguía su ruta brújula conocida ni la rosa de los vientos. Este rumbo ignoto y su liberación serían su destino y el de sus compañeros y con él llegaría el término de su viaje. Entre tanto, la esperanza y el desaliento corrían parejos en el vislumbrar de su meta incierta. El barco seguía llenándose de nuevos pasajeros y con ellos nuevas preguntas sin respuesta, ¿qué puertos ocultos tomaba el barco para cogerlos?, ¿eran náufragos que recogían de una tempestad?


Llegó el día en el que se celebraba el santo de su queridísima esposa Anita. Fecha que aquel año había puesto entre los dos el inesperado valladar de los muros de una cárcel, que a su fantasía se antojaban barco navegante, como a Don Quijote se le antojaban castillos señoriales las ventas manchegas o enormes gigantes los molinos de viento. Con unas florecillas que crecían en la cubierta de popa y una flor, más hermosa que las otras, regada con sudor de presidiario, hizo un sencillo ramo que regaló a su esposa. Recibió un obsequio estimabilísimo de un buen amigo – bueno por inteligente, como son los buenos de verdad -, que envió como regalo a sus hijos Alberto, Manuel y Lola, que tanto ansiaban el final de un viaje que aún no lograban entender por lo injusto e inesperado.


Aquel 26 de julio fue un clarísimo y luminoso día. Mientras pensaba en su esposa e hijos se preguntaba cómo era posible que bajo aquel cielo de Castilla, azul y brillante como la cara de dios, cometieran los hombres, aguzados por bajos instintos y pasiones mezquinas, las enormidades que estaban ocurriendo. ¿Qué calor pueden dar los sables, bayonetas y espuelas? Nuevos pasajeros, que iban llenando cada vez con más rapidez los camarotes del barco, conmovían a todos los allí presentes con relatos de horrendos asesinatos que indicaban la ruindad de las almas humanas. Él, absorto en las imágenes descritas por aquellos que se unían al viaje, cada vez menos lleno de esperanzas y con un rumbo más claro y aterrador, alzaba los ojos preguntándose por qué no inspiraría ese cielo, tan puro y hermoso, ideales de mayor amplitud a los hombres.

Ya no había nada que hacer a bordo de aquel barco. Nada que hacer sino pensar, leer, soñar; vivir solamente para uno. ¿Qué más podía desear? Mientras en el mundo engañador, odios, combates, sangre; allí paz, hermandad y una franca alegría juvenil nada fingida.

El viaje tuvo su fin a los pocos días en un puerto salmantino. Irrumpieron en su camarote tres de los cuatro hombres que días atrás le habían embarcado, despojándole de su libertad, en aquella nave. Si más explicaciones le subieron a uno de los botes amarrado a estribor. Manso y Alba, con sabido horror de lo que le ocurriría, le despidieron con una mirada desde cubierta, mirada desesperanzada ya que su final, como el de muchos pasajeros, sería el mismo.

Una vez en puerto, subió a un coche conducido por un hombre que le dirigió una mirada de compasión que atravesó su alma. Una mirada que le resultó extrañamente familiar. Una mirada propia de aquellos hombres que en aquella época habían llenado de cobardía y traición sus ideales. Recordó a su buen amigo Miguel y ese fue el último pensamiento para con él que más tarde se tornó en melancolía de pasillos de Universidad.

El silencio les acompañó durante todo el viaje.

Una carretera. Le bajaron del coche y le pidieron que caminara. El conductor le retiró la mirada y agachó la cabeza. El sol se ocultaba tras los inmensos campos de Castilla; anduvo hacia él sin dar la cara a sus acompañantes y mostrando el rostro, con valentía, hacia la injusticia y la inmoralidad del que despoja a un alma de su cuerpo, mientras recordaba los versos de aquel poeta, el que fuera su compañero y confidente. Adiós, Salamana, mi Salamanca.


El eco de su sangre permaneció en España durante largos años.


a Casto Prieto

LIBROS LIBRES

Hay libros que te llegan muy dentro, otros que apenas te rozan y libros que te enternecen, te hacen vivir otras épocas, te despiertan sonrisas, lágrimas, reencores, recuerdos. Los libros, por ser libros, son buenos; igual que la personas, por personas, son libres. Pero los hay que te llaman varias veces y varias veces los abres y los deboras, varias veces los descubres; igual que las personas. Y hay gente y hay libros y hay caminos y carreteras y senderos. Algunos son pequeñitos, como las personas, y nos descubren grandes verdades y también, grandes mentiras. Y los hay sencillos y complejos, de tapa dura y blanda, con guardas para ser respetadas y con espacios para dedicar y recordar; como las personas. Y son los libros los que no cambian y los lectores los que interpretan y deciden si cerrar o abrir, si luchar o desistir. Y son los libros los que nos llevan y nos traen a lugares diferentes y nos muestran, a su antojo, realidades y personas. Es el viajero el que los pasea y los disfruta en cada idioma o cultura, y es él el que los transforma y los cambia a su antojo. Y los libros que leemos se agarran tan dentro que algunos, como las personas, son difícles de olvidar. Hay libros de aventuras, libros de poesía, libros de libros y libros y personas. Porque antes de empezarlos, el lector los huele, los observa, les pregunta, los desea y cuando comienza la aventura se vuelca en ellos, se evade entre sus líneas y sus páginas y así, hasta que las palabras se terminan; como las personas. Y nos turban y nos enloquecen y nos dan traspiés de fantasía y realidad, los libros y las personas. Y hay personajes en los libros y libros con personajes y personas con libros y libres de hacerlos suyos.

ASÍ COMIENZA TODO


No recuerdo el momento exacto en el que me enamoré de la primera palabra, del primer libro, de los primeros versos. Tal vez sea porque fue hace ya bastante, tanto como años tengo. Probablemente vinieran, esas palabras cautivadoras, de boca de mi madre, de mi abuela, de una canción...

Y qué bellas son las palabras y qué bello es conocerlas, acariciarlas, pronunciarlas, besarlas, escupirlas, gritarlas, susurrarlas, rozarlas, descubrirlas, ordenarlas y desordenarlas, crear nuevas y recuperar las más antiguas, decidirse a pronunciarlas y equivocarse con algunas, acertar de lleno con otras, temblar al escucharlas y reír con ellas, llorar, malinterpretarlas porque Todo está en la palabra, una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció...

Finales de septiembre de 2009. Las palabras me han traido hasta aquí y tengo miedo de defraudarlas. Espero, en este humilde blog (buen palabro), llegar a compartirlas con todo aquel que las ame tanto como yo lo hago y no es tanto conocerlas si no saber de dónde vienen y hacia dónde caminan las palabras sólo así se crean nuevas; en eso se parecen a las personas.

a JV y MS

UNA ABSURDEZ

Pues sí, qué quiere que le diga. Diga usted lo que quiera. Vale, entonces me atreveré a ponerle nombre a ese extraño sombrero que lleva sobre su gran cabeza. Extraño?, tan extraño no será cuando posa sobre mi y no sobre usted. digo yo. Si usted lo dice, lo raro no es que nieve en pleno mes de junio. Ah, ¿cómo? estamos en junio y yo sin preparar mis vacaciones y con el sombrero aun sobre mi cabeza. Ve?, es extraño, eso sí, usted acaba de decirlo, me da la razón, y adónde pensaba ir? Pues quién sabe, allá dónde no haga ni demasiado calor ni demasiado frío. Al Ecuador?, dicen que es un país fascinante y supongo que ni norte ni sur, sino centro, el clima será moderado. Pues es una buena opción. No, buena no, es extravagante por su parte decidir así el lugar al que irá en su tiempo libre. Ya estamos otra vez; extraño no: extra- vagante, por eso iré a dónde me lleven mis rarezas, le parece? Bueno, bueno, no se ponga usted así, me presento: Flores, señor Flores. Extraño, señor Flores, yo también me pre-sentaré y así estamos más cómodos, pero antes me quitaré el sombrero ya que estamos en el mes de junio y parece que ha dejado de nevar.

PA- LABRAS


Hablando de las palabras, a las que se referiere Neruda con pasión, con amor, con respeto, con cercanía, con más palabras. Hablando de las palabras que escondemos y las que decimos, las que aprendemos y con las que herimos y amamos, las que pesan, a veces tanto, y las que nos hacen cosquillas en el corazón y en la mente. Mis palabras, tus palabras, las palabras, las que pronuncia un niño por primera vez y las que calla. Son hermosas las palabras.

Aprendemos a hablar y a soñar al mismo tiempo y buscamos significado a nuestra quimera con palabras inventadas las menos y vulgares en su mayoría. Enloquezco con palabras como ñiquiñaque, pizpireta, algarabía, trapatiesta y con otras me enamoro: magia, abrazo, beso, carantoña, risa..., las sencillas, las que un niño aprende primero.

Hablando de las palabras y de las personas, las que nos aman y protegen, las que nos animan con pequeños gestos que nos hacen ver que somos importantes. Las palabras de las personas que nos quieren, de mis padres, mis abuelos, mis amigos, mis amigas, mis vecinos, mis alumnos, mis hermanos, mis sobrinos, mis compañeros, mis primos..., sus palabras, bien y mal dichas pero dichas, guardadas en mi recuerdo, todas importantes.

Hablando de las palabras se me va el tiempo y vuelo y salto y me alboroto, las amo, las deseo, las utilizo a mi manera, les doy la vuelta, creo nuevas palabras y las palabras crean nuevas elenas. Y luego las escondo y resurgen y susurran y me besan, las palabras.

Tus palabras, pocas, lacónicas, concisas, pausadas, suaves pero sonoras, a veces hirientes por reales y otras disfrazadas. Tus palabras, las que me enamoraron, las que guardo por válidas y las que adoro.

Mis palabras..., debería ver la tele como el resto del mundo y olvidarme de las palabras

NADA

¿Cuántas veces habéis dicho esta frase?: no tengo tiempo para nada. Dura, ¿verdad?, especialmente cuando te lo dicen a ti (a quién no le ha pasado que levante la mano), una madre o àdre a su hijo, como disculpa a tu jefa/e, a tus colegas, a tu chico/a...

A ver, no tengo tiempo para NADA (según la RAE):

1. No ser, o carencia absoluta de todo ser. PUES MENUDO LÍO, NO SER YA ES SER ALGO, ¿NO? Y CARECER DE ALGO YA ES TODO

2. f. Cosa mínima o de muy escasa entidad. BUENO, MÍNIMA, MÍNIMA...¿¿¿DE ESCASA IDENTIDAD???, SUPONGO QUE LO DE PRIETILLO ME DEJA LA IDENTIDAD ALGO ESCASA, O AL MENOS NO IGUAL DE ENTERA. NO ES LO MISMO SER PRIETO QUE PRIETILLO

3. pron. indef. Ninguna cosa, negación absoluta de las cosas, a distinción de la de las personas. ¿EINNN???? LOS PRONOMBRES INDEFINIDOS SON ESO: INDEFINIDOS.

4. pron. indef. Poco o muy poco en cualquier línea. PUES ESO. ESTÉS EN LA LÍNEA QUE ESTÉS

5. adv. neg. De ninguna manera, de ningún modo. ESTA ME GUSTA MÁS. NEGACIÓN, ASÍ, CON ADVERBIO INCLUÍDO: NINGÚN, NINGUNA.

Pues eso, que el tiempo es oro, hasta ahí llegamos todos (el mío, al menos lo es y se cotiza alto) pero no vale eso de no tenerlo para Nada.







ORDENAR MIS IDEAS

Cuántas veces han dicho está frase?, decenas, centenas..., miles.

Pues yo me lancé a ello. ¿Cómo hacerlo? Ardua tarea cargada de dudas y miedos.

Decidí comenzar por un orden lógico: primero las más simples y a continuación las ideas más complejas, esas que has elaborado concienzudamente a lo largo de los años y están cargadas de hipótesis sin respuesta.

Este primer intento no funcionó: cuando ya tenía las cinco primeras ideas simples agrupadas por nivel de complejidad de menor a mayor, me asaltó una idea que al mismo tiempo se convirtió en una nueva sugerencia en mi tarea logística: la fecha de cada una de ellas era importante en el orden.

Esto me hizo cambiar de línea operativa y comencé a agrupar mis ideas según la fecha de apariencia: primero las más antiguas y a continuación las últimas que me habían iluminado, entre ellas la idea que me mantenía ocupada. Descubrí que ya de muy niña tenía ideas y que estas estaban repletas de fantasía y magia. Por otro lado las ideas elaboradas con menor edad eran las más viejas... Hummmm, en ese momento otra idea se hizo aún más fuerte y mi ensimismamiento me llevó a seguir en mi orden una única categoría: los colores.

Sin saber muy bien el porqué, me lancé a ello.

Increíble, las había verdes, rojas, amarillas, azules, de diferentes intensidades e incluso texturas..., colores que nunca había imaginado, del blanco más puro a la mezcla más estimulante. Algunas ideas, se pueden imaginar, me hicieron sonreir y recordar..., dejémoslo ahí. Llegaron las amarillas y las rojas, tan dispares y alocadas. Ideas de bombero arruinado, como decía mi madre, esas eran de un color anaranjado. Las azules: relajantes, de lo más espirituales, desde el azul cerúleo al casi púrpura. Otras fueron difíciles de ordenar ya que los colores se me antojaban según pasaban las horas de formas y tamaños distintos y parecían cambiar de tonalidad a su antojo, como si se estuvieran haciendo dueñas de mi idea de ordenar y agrupar. Así es que las ideas más difusas las dejé para el final.

El resultado, tras horas de trabajo, fue decepcionante: mis ideas parecían aburridas y algunas habían perdido la luz.

Como si de un puzzle se tratara alejé las ideas rosas de las marrones y las coloqué cerca de las verdes, volví a intentarlo y nada, todo parecía plano y algunas comenzaron a desaparecer. Rápidamente me atreví a remover todo aquello y mezclé los colores, las fechas, las ideas simples con las complejas y me olvidé de la idea de ordenar ideas ya que no existe un ideal de orden y lo mejor es que surjan a su antojo y cada una se pose donde le plazca.

El caos me pareció relajante y mis ideas se mezclaron con los sueños y horas más tarde con la realidad.

Entoces recordé aquella frase, sí, esa que tantas veces he oído y pocas escuchado: debes sentar la cabeza... Y es que no me hago a la idea, oiga.

Otro día me pongo a ello, me dije.

9 9 9

Volvio a ocurrir. Una de numerología:

Feliz 09 del 09 del 09, en esta fecha tan mágica pienso en:

Nueve Reinas, estupenda película argentina. No recuerdo el nombre del director pero sí todos los trucos y timos que en ella se narran y quién me acompañaba en el cine aquella noche.

Nueve planetas- a día de hoy añadimos y quitamos alguno, como si esa inmensidad tan mágica pudiéramos hacerla a nuestro antojo: hala, tú eres planeta y tú no. Humanos...

Que en 9 meses se forma lo más maravilloso y la más increíble de las magias: la Vida (ahora, que las horas anteriores a esta maravilla son también de lo mejorcito de esta vida)

Las nueve musas griegas que nacieron de Zeus (porque, ¿eran nueve, no?) Espero que hoy me acompañe al menos una.

A los 9 años tuve mi primer novio..., más de uno lo recordaréis

El nueve es, (otra vez a consultar la RAE): adj. ocho más uno. Si es que son de listos..., ahora, ¿por qué ocho más uno y no diez menos uno o casi diez o casi ocho? ¿Quién se encarga de la N? (5 segundos más tarde):
Tras consultar en wikipedia (ufffff) os informo de que el sillón de la N lo ocupa, en la actualidad (decadente y limitada en cuanto a cultura) un tal Guillermo Rojo pero que años atrás fue lugar de Luca de Tena hasta, (ironías de la vida): 1999. Venga 9!!! Esto es una señal.

Más nueves:

Pues que si tienes el 99 % de algo no lo tienes todo o tienes casi todo (que no es lo mismo que NADA)

Si miras el 9, mientras haces el pino, te equivocas de número. Para qué demonios darle la vuelta, es más divertido hacer el pino. Decidle esto a un niño y se equivocará siempre pero se reirá y aprenderá a hacer el pino (mire usted que es complicado)

El ordinal del nueve es un chiste fácil.

Decir nueve y nuevo no es lo mismo pero hoy puede ser un buen día para estar un poquito sordo, ¿no?

Y para los hebreos el 9 es el número de la verdad (9x9 = 81; 8 + 1= 9)

Buenas tardes a todos y hasta el 10 del 10 del 2010

Y

Y me lío y te lío y nos líamos con tanto ir y venir hacia ningún sitio. Y luego vuelvo y ya no recuerdo a dónde iba y que si toma esto, compra lo otro, esto no es cool o no te va lo que me va.

Y te veo y me miras y te miro, te imagino, y te escribo y me contestas y me llamas y te vas y vienes y todos los dias igual. Pues qué lío de cañas y que no te apañas y no llego a fin de mes y con tanto derroche entre todos la liamos y vuelta a empezar: que si libros, que si teles, que no libro, que si presentadoras cutres y noticias malas y venga que lo tengo barato que esto de la crisis va para rato.

Olimpiadas y mamadas y que si esto y lo otro. Y dale al impuesto y que qué me he puesto y si te casas y las casas que no paran de bajar y yo aquí arriba tantranquila viéndolas todas llegar y venir y las setas de colores que Paco las tiene a montones.

Y se acaba y no tocaba y la sirena del colegio que no para de sonar: que si padres, que si madres, más alumnos, si la ruta, los controles, descontroles y qué más da. La cultura, el final.

Y que si no sé quién eres, que si venga conquistas y toma revistas y ya no queda nada de nada, monada, para vernos las caras. Y qué nervios, qué me pongo y hasta entonces a soñar.