martes, 26 de noviembre de 2013

RECUERDOS IMAGINADOS

Recuerdo todo aquello que me gusta y recuerda que a veces invento mis recuerdos. 

Imagina que volamos hasta el pasado, ligeros, con lo poco que nos queda de mirar hacia delante. Sumérgete en ese ayer e inventa lo que falta para que sea perfecto sin olvidar que viajas con lo justo para poder volver en un chasquido de dedos. Ya estás allá, en los colores que no existen y entre las personas que son como nunca parecieron ser, y te sientes tan libre, tan hombre y tan mujer que inventas un nuevo sexo, un nuevo nombre y articulas las palabras sin género, tan suaves y tan en un susurro que te mecen. Duermes. Es como viajar en la memoria de los recuerdos imaginados. Cuando tú eras algo menos que eso, algo más de lo que ahora cabe en la vieja valija de cuero que nunca tuvo  más uso que el de querer viajar por realidades, por tus realidades, por nuestras mentiras. 

Imagina que recuerdas lo que en realidad fue y prefieres no tener memoria. Los recuerdos imaginados  son la esencia de nuestras mudanzas. Dejemos a los que se quedan que recuerden de nosotros lo que mejor imaginen que fuimos. Yo recordaré de ti todo lo que me apetezca y seguiré durmiendo mecida por tus palabras.


viernes, 19 de julio de 2013

OTRO LADO

Puede que sucedan tantas cosas a partir de ahora que las que ya pasaron queden atrás, en la memoria, como si nunca hubieran sucedido y dejen paso a vacíos intensos por rellenar con nuevas palabras e imágenes. Te imaginas? Cruzar un espejo y volver a ser pequeña para que sea el tiempo el que corra detrás de ti y no tú tras él, pensando que si no lo alcanzas se agota, se esfuma. 

Pues todo esto puede pasar; en un instante, como pasan las grandes cosas. Y cuando pasas de las llamadas y de las palabras jodidamente enteras y rebuscadas, sí, esas que quieren gritar y no pueden, por contenidas y por encerradas, cuando las ignoras, comienza a surgir esa libertad tan extrañamente olvidada y vuelves a ser niña y a atravesar espejos.

Adelante. Sólo hay que escuchar, en silencio, al silencio.


                    

jueves, 4 de abril de 2013

Carta abierta al Señor Presidente de la República de Uruguay




Señor Presidente,



Le escribo desde España, desde Madrid, mi Madrid, para decirle, simple e importantemente: GRACIAS.



Gracias por ser como es, por hablar lo que habla y por ejercer su tarea con mensajes tan necesarios como los que transmite en muchos de sus discursos. Como ya sabrá, las cosas por acá están podridas. Podridas de consumismo, de egoísmo, de corrupción, de mentiras, de plata sucia y robada a los más pobres, a los que más la han trabajado. Estamos necesitados de gente como usted, necesitados de políticos con valores distintos a los que dictan los mercados de unos pocos y para unos pocos, necesitados de cordura, de imaginación, de sencillez, de miradas a la altura de los ojos de un niño y necesitados de sonrisas. Porque es triste, muy triste, lo que uno se lleva a la cama, cada día, tras apagar las noticias o cerrar un periódico o escuchar las conversaciones de un vagón de metro. Es triste pensar cómo están intentando arrebatarnos la ilusión para dominar nuestro día a día. Es triste que nos demos cuenta de cómo funciona solo cuando nos ha pasado y las reglas del juego ya no nos sirven, ya no nos parecen justas.



Hace unos pocos años conocí Uruguay y me impresionó. Me impresionaron sus gentes, su calidad humana, su pureza de espíritu. Cierto es que mi viaje fue por placer y a penas pasé allá un mes, pero sonreí y saboreé la sencillez más exquisita, la amabilidad de cada persona que me preguntaba extrañada que qué hacía en Montevideo y me sonreía cuando les contestaba: "pasear,  conocer, vivir y aprender a vivir". 



Soy maestra, me gusta mi trabajo, vivo esa tristeza no elegida en muchos de mis alumnos y alumnas. También vivo con ellos la magia y la sencillez propia de un niño y tan importante en un adulto y la ilusión y la creatividad que intentarán arrebatarles con pruebas absurdas propias de este absurdo sistema. 



Cuando escuché por primera vez sus palabras ante representantes de los 139 países presentes en la Cumbre sobre Desarrollo Sustentable celebrada en Brasil, pensé "sí se puede" y me emocionó, me llegó. Por eso, una vez más, Señor Mújica, Gracias y, al menos, siga así, que ya no tiene edad para cambiar.



Desde mi humilde letra de maestra le saluda,



Elena Prieto 




miércoles, 3 de abril de 2013

NUNCA DEJES DE VIAJAR

Bonito eslogan para una promoción turística, más si el país que invita es ese Perú maravilloso, lo poco que conozco... Volveré. 

El video me llega no sé muy bien cómo y el título ya me suena pastoso si bien me atrae por el verbo que tanto me atrae. Cómo me pone viajar!!! Comienzo a verlo y en los primeros segundos me chirría la facilidad con la que el antes viajero coloca el pendrive sobre la mesa y un video se proyecta sobre la nada..., si llegase a mis manos un disquete, dónde lo reproduciría? Continuo y no me sorprende el look del viajero joven y vital, solitario, con su pendiente... No sé si aguantaré los dos minutos restantes... Pero sí, algo me hace cambiar, tal vez el ritmo, las imágenes, los recuerdos o, aún mejor, los falsos recuerdos que todos tenemos de cada viaje, me hacen volver toda mi atención sobre el asunto y erizarme la piel tan buen rollo.

Y es que es como la vida misma: mil formas de viajar, tan distintas, tan de cada uno y de su momento. Siempre hay que hacer un viaje solo, uno con muchos, uno de pareja, uno improvisado, uno en familia, uno en coche, uno en barco, muchos porque sí, por el placer de hacer camino, de vivir muy en el ahora, en el me apetece y en el paso, implicándote en el viaje como te implicas en tu día a día, siendo tú el que decide, con el corazón alerta y la cabeza serena y llena de ideas, recordando, como dice el chico del pendiente, que la vida es una sucesión de momentos y depende de ti cómo los vivas. 

Y es que, en el modo de viajar, se conoce el modo de afrontar una vida, porque la vida es un viaje más (y no es para menos)

Luka, luka




                                               

jueves, 18 de octubre de 2012

PALABRAS POR RECUERDOS

Hoy, sin venir a cuento, una palabra me asalta y me remueve, se me escurre y me saca de mi anonadado y absurdo pensamiento de las 21:30, momento en el que el telediario empieza a aburrir y dejamos a la imaginación que haga de las suyas. Las palabras a veces son así, vienen de repente y traen recuerdos, personas, olores. Te la cambio. ¿Qué? La palabra, te la cambio. Por un recuerdo, vale, menos no te doy. Te la cambio por un recuerdo y si no recuerdo mal voy a cambiar de palabra. No me cuentes cuentos que ni las palabras se cambian ni los recuerdos se venden...

Pues eso, sin mediar palabra el recuerdo se me aparece y me trae la imagen de aquella habitación, hoy perdida, amplia, con su gran chimenea y su suelo oscuro y su techo alto. Y retumba en las paredes la palabra y en mi cabeza suena casi como un susurro. Su voz. Su palabra. Así, sin frase, sin preámbulos, sin nada más, la palabra es barruntar. Y me huele a sierra y a tomillo y a sopa de tomate.

 barruntar.

(Quizá del lat. promptāre, descubrir).


1. tr. Prever, conjeturar o presentir por alguna señal o indicio.

lunes, 16 de abril de 2012

MAÑANA

He tenido que buscar el significado de esa palabra en el diccionario para seguir leyendo aquella entrevista tan inquietante que había retenido en mi Ipad el domingo para releerla con tranquilidad, para saborearla. Apenas unas páginas y unas buenas preguntas, de esas que radiografían, son necesarias para conocer a un tipo que hasta entonces era invisible y que resulta tiene que aportarte más de lo que imaginas para continuar el día soñando, viviendo casi con lo necesario, apreciando la importancia de una sonrisa y de dar los buenos días aunque sea en mitad de una multitud de funcionarios atareados por llegar a tiempo al último bizcocho de la bandeja del desayuno. Y así, con ello aprehendido, me he recorrido Madrid de una esquina a otra buscando con quién compartirlo. Son ese tipo de cosas que uno hace habitualmente los lunes... He llegado a casa, ya tarde, y he vuelto a leerlo, para terminar el día igual que lo he empezado, y he vuelto a buscar esa palabra para no olvidarla, para que se me aparezca, entre las sombras, cuando la noche llegue. Y he vuelto a marcar esa página en mi Ipad para recordar que debo volver a leerlo, mañana.

jueves, 12 de abril de 2012

DON RAMÓN

Esta mañana estaba más cansada de lo habitual y, al escuchar en la radio esa canción de los Ramones, me he venido arriba. Había pan para tostar, la aceitera estaba llena y pude meter el exprimidor en el lavavajillas listo para comenzar con el programa de lavado. El agua de la ducha salió caliente enseguida y tenía clarísimo lo que me iba a poner. La mañana iba de perlas por lo que evité sintonizar todo aquello relacionado con el euro. 

Al salir a la calle me crucé con un tipo extraño que me recordó a ese profesor de física y química que no prenunciaba la r y siempre mantenía el mismo tono de voz, le observé junto al semáforo en rojo, permanecía de espaldas a mí, ajeno a mi radiografía, dudando si cruzar o no, en uno de esos eternos pasos de peatones, en los que nadie quiere quedarse a medio camino por miedo a ser arrollado por algún loco mientras espera, de nuevo, a que se oiga el silbido del pajarito. Sus zapatos, más bien zapatillas de esas de suela de goma que respira, bailaban entre la acera y la primera franja blanca del paso, en un ridículo ahorasí ahorano. Recordaba sus lecciones horribles de formulación y la interminable tabla periódica con los gases nobles y me venía una y otra vez su magistral monotonía y aquella bata blanca con un manchurrón de café a la altura de cuello y lo imaginaba pidiendo café con chuggos pog favog. Su pie izquierdo se decidió a seguir al derecho con ambidiestra maestría y yo también avancé, como imantada por sus pasos, hasta el borde de la acera, y observé su enorme trasero balanceándose hacia la isleta central que dividía ambos sentidos en pleno Doctor Esquerdo, con su denso tráfico, en hora punta, esquivando primero una moto y, más tarde, un taxi. 

Creo que me alegré de su victoriosa llegada al otro lado, a pesar del bocinazo del autobús. Nunca sabré si era o no quien yo imaginé pero sí sé que escuchar a los Ramones a las 7 de la mañana hace este tipo de cosas.

miércoles, 7 de marzo de 2012

CARTAGENA DE INDIAS

Y es llegar a Cartagena y se te llena el alma de palabras bonitas y de personajes de esos tuyos, Gabo. ¡Cómo me gustas!, y cómo me gustó pasearte allí, de un lugar a otro, entre colores y naranjos, como en aquella plaza, aquella en la que nos dieron las doce sin apenas darnos cuenta. Y tus sabores y tu olor a mar. A Caribe, al cerúleo Caribe. Olor a sancocho y arepa de huevo, para almorzar. Eso es decadencia y renacer, todo juntito, como el buen arte, que sabe a vetusto y huele a fresco; como tú, ciudad hermosa. Y me siento en aquel lugar, viejo convento en el que un daikiri emborracha la historia de las muchas que allí se vivieron. Y te leo, después, en casa, y los personajes se me aparecen en tus libros como las personas desaparecen de la vida, a veces, cuando se van: dejando el fuerte recuerdo de las palabras y los hechos. Y creo que volvería hasta allí sólo para volver a pasar las hojas mientras el sol me quema y alguien me espera en Getsemaní, sólo para volver a ver, desde tu muralla, ponerse el Sol como la vida, ponerse y volverse la Luna loca.
Volvería, volveremos.

miércoles, 22 de febrero de 2012

DE PRIMAVERAS

Menudos tiempos los que corren. A veces echo la vista atrás: con lo bien que vivíamos hace dos añitos, ignorantes de todo esto, sin necesidad de tener que aprender qué demonios es prevaricar o en qué consiste todo esto de la banca mundial, que si la prima de riesgo..., vaya, que ya tenía yo bastante con descifrar el recibo de la luz y la letra pequeña de mi hipoteca basura... Bueno, el caso es que un buen día, tras la resaca del mundial empezamos a sentirnos tocados con eso de que nos bajaran el sueldo y con eso de que nos echaran del curro o con eso otro de que a mi nadie me toca lo mío, y fue en ese momento, y no en otro, cuando empezamos a interesarnos por lo que nos han estado restregando media vida en los telediarios: para que haya ricos, lógicamente, debe haber pobres. Y es que nos habíamos acostumbrado demasiado bien a estar del lado de los ricos..., claro, que mientras los menos ricos pasábamos a ser más ricos, los que ya lo eran, ni te cuento a que pasaban y como esto es insostenible y los pobres cruzaban el charco, mal cruzado, y también entraban en la rueda y pasaban a ser menos pobres..., pues se rompe la lógica y: para que siga habiendo ricos, necesitamos crear otros pobres. Pues que nos ha tocado, oiga, que eso de pretender tenerlo todo no vale. Así es este sistema. Con estas justas y necesarias reformas (como Dios manda, claro), vamos a crear más pobres y los pobres, que ya lo fueron, que crucen el charco en un charter (menos mal).

Pues yo prefiero ser de los pobres si esto funciona  así. Y en estos tiempos que corren nos hemos vuelto abogados, empresarios y economistas y banqueros, espero que no nos olvidemos de ser personas

jueves, 21 de julio de 2011

2. ESTAR EN SILENCIO

Estar en silencio, todo en silencio. Y parece así que no se está o que se está más adentro. Si es opcional, el silencio, es bueno y sano y cura. Pero es difícil y cuanto más silencio más se agudiza el oído y parece que necesitamos escuchar. Difícil para los que solo se oyen a sí mismos, digo se oyen porque si lograran escucharse valorarían el silencio, a veces. Y estar en silencio es casi como no estar más que con uno mismo y alcanzas estar con otro cuando ese silencio se comparte, cara a cara. Y es bonito compartirlo. Lo rompe un suspiro, lo quiebra un carraspeo, pero si es acordado (en silencio), vale.

Y con tanto ruido, día a día, merece la pena aprovechar el verano para callarnos, solos o acompañados. Y descubrir que hay otros que hablan bajito y no se les oye y esos, los menos, tienen tanto que decir.



jueves, 14 de julio de 2011

1. SILENCIO

Qué es el silencio.
Es la falta de ruido, la usencia de palabra.
Tipos de silencio.
Diferentes silencios dan lugar a distintos tipos de comunicación. No existe incomunicación si hay silencio. El silencio puede tranquilizar, importunar, defraudar, irritar; sobretodo, el silencio, es una forma de expresión.
Por qué existe el silencio.
Digo yo que, será, porque alguien comenzó a nombrarlo con la intención de designar esa ausencia de ruido o de musicalidad o de palabra.
Me gusta estar en silencio.
A veces, cuando el silencio es una respuesta a mis palabras. A veces, para herir. A veces, cuando sueño, necesito que el silencio sea el protagonista. Cuando descanso.
Puede doler el silencio.
Sí, destruye.
Existen silencios de personas y personas en silencio.
Existen tantas como palabras y tan distintas como personas.

Pues vamos a ver, entonces, qué puede sentir el silencio...

martes, 26 de abril de 2011

POR VOS

Un día más, el capricho de la dama muerte se nos ha llevado una gran sonrisa y una gran mente; en definitiva, una gran persona y actriz: María Isbert. Que ya escasean, oiga, vale.

Y comiendo, de soslayo, en uno de esos lugares bizarros que tanto te gustan, de menú del día y mantel a cuadros, la he oído citar a Benavente y me ha sobrecogido pensar en la Felicidad y en los Ideales. Sí, en esos que perseguimos y proyectamos, a veces, olvidándonos de la realidad. Y con Pink Floyd de fondo y sus mil preguntas, me acuerdo de ti y repito el estribillo y se me hacen realidad los idelaes de que hoy estés aquí. Y de algún modo estás en cada palabra que escribo, en cada sueño, en cada ideal, en cada realidad. Y es que se va uno por la puerta grande, como los toreros buenos, con estilo, al escuchar cómo es posible llegar a los 94, a los 66, a los que sean, con el espíritu joven y la mente limpia de malos viajes no por no vividos sino por transformados y bien transmitidos.

Va por tí y por los que viven la felicidad sabiendo, como dice Jacinto, que alcanzarla no consiste en realizar los ideales, sino en idealizar la realidad.

Realmente, va por vos.


jueves, 14 de abril de 2011

LA LLEVAS

Abrir la ventana y que te salude el domingo, nostálgico del viernes. Recorrer el barrio en el que jugabas al escondite y esconderte de los que años más tarde te persiguen, sin contar hasta cien. Tú la llevas. La llevas cuando huele a tormenta de verano y te recuerda a tu pueblo en agosto, cuando plantas un pensamiento y lo dejas crecer a la luna, cuando escuchas a ese niño contar sus primeros chistes absurdos, cuando naufragas en aquellas fotos de tu viaje a Italia con diecisiete, cuando desempolvas el primer disfraz de cumpleaños, cuando te saltas ese semáforo porque la ciudad duerme, cuando escuchas a Elvis con el techo descubierto, cuando te dejas mojar por el pasado y el presente cuenta más que nada, cuando llevas horas esperando a que suene y suena, cuando recibes esa postal de aquella ciudad decadente, cuando miras la solución del crucigrama haciendo el pino, cuando vuelves a abrir ese libro y lees las anotaciones que él hizo, cuando pruebas lo que nadie aprueba y te gusta, cuando tú la llevas y ganas porque sólo tienes que pillarte a ti, cuando te saltas esa norma por anormal, cuando pasas de ir en el último momento, cuando decides dónde ir sin decirle a nadie donde está, cuando subastas esa metira y todos se la quedan, cuando te quitas el reloj y apagas el móvil, cuando el tiempo se detiene y el sol se va en esa playa portuguesa, cuando nunca te cansas de abrazos y te abrazan, cuando te despiertas y puedes seguir durmiendo, cuando recuerdas que hace años que se fue y lo habías olvidado, cuando el cuento cambia el principio por el final y el malo se vuelve bueno, cuando entras en esa papelería y todo te huele a palabras por escribir.

Y la llevas si olvidas abrir las cartas del banco, si te olvidas de la nómina, si dejas pasar ese avión porque se repite cada hora, si dejas para ese último momento ese primer beso, si saboreas lo que pocos aprecian por pequeño, por impredecible, porque sí.

Y vamos a llevarnos bien y a llevarla.

Tulallevas.

miércoles, 30 de marzo de 2011

HOY

En días como hoy (ya tú sabes) se me escurren las palabras y se cuelan por debajo de la puerta las malas ideas y las buenas (esas de antes) se confunden ingeniosamente con cada pulso que me echas. Y yo, que unas veces gano y otras (las más) salgo pitando a que me reconstruyan, termino haciéndole caso a las dos flores que cuelgan de mi puerta (raro en las flores) y compro billete de ida (que absurdez)
En días como hoy (más largos) solo deseo que llegue la noche y que se deje de oir eso que nadie quiere oir para que el tiempo (al detenerlo) me deje saber qué carajo es esto.
No entendiendo lo que escribo (ni lo que siento) me someto al centrifugado de mi lavadora y dando vueltas me dejo llevar hasta el otro lado del salón. Anda, desde aquí, las flores hablan en un lenguaje que no entiendo.
Para que lo entiendas, soy muy obediente.

martes, 15 de marzo de 2011

SIN ADITIVOS

Pues ocurren estas cosas, inesperadas, dolorosas, y uno cambia y se moldea como las rocas de un acantilado de esos que tanto me gusta recorrer sintiendo el salitre, oliendo a mar. Y suceden para que nos ratifiquemos, para que aprendamos a desprendernos de tanto que no nos sirve, para acercarnos a la verdad de la impermanencia que tan mal nos han enseñado a conocer, tan mal nos han enseñado a asumir cuando es imperdonable. Y suceden y el silencio y el miedo te envuelven y es entonces cuando debes saber buscarte y dejarte moldear por ese artista desconocido que no eres más que tú mismo. Y das un paso más y aprendes mil menos y abres la mano a lo que te llega y la cierras al apego absurdo de todo lo que te rodea. Por eso me gustan las mudanzas: siempre te dejan desprenderte, dolorosamente, de todo lo que debe impermanecer en tu vida para que te acerques sin saberlo (porque es así como se consigue) a ser feliz. Existe. Y entonces es cuando metes en una caja todo lo necesario para salir, si es que te toca salir o simplemente te apetece. Y aprendes a reducir esa caja hasta que entra un alfiler, hasta que dos te hagan elegir cuál llevarte. Por eso me gusta que mi maleta pese menos de ocho kilos y te quedes con la boca abierta al levantarla del mostrador de facturación. Ja. Y es cuando ocurren estas cosas, inesperadas, dolorosas e imperdonablemente impermanentes, cuando aprendes a distinguir quién es cada cual y hasta donde están o no contaminados los que nos rodean. Así es la impermanencia de la vida y la permanencia del espíritu del que desea conocerse y no se olvida: sin aditivos

                                                                              E.P

martes, 15 de febrero de 2011

UN MES MÁS

Mami, hace un mes que no estás, un mes raro de calor, de primavera, de recuerdos, de homenajes, de cambios, de lluvias ahora. Y se te echa tanto de menos..., tanto que te siento cerquita a cada rato, cogiéndome de la mano y llevándome y tirando de mis mejillas para que sonría y lo hago y pienso que así estás más contenta y yo lo intento, también. Y también todo va. Y me viene a la cabeza que cuando venga será mejor y entre vaivenes me llegan palabras extrañas, que no conocía, para describirme lo que siento y no, no son malas, mami, son como las tuyas: comprensivas, inteligentes, sinceras, dulces, palabras de consuelo, de amor, de cariño, de niña, de gran persona, de abrazos, apretadas, de amistad, en bajito, susurrando con miradas y acercándome más a ti, como antes, como siempre, mami, como siempre. Y recuerdo lo que me dijiste aquella última vez y ahora sí, ahora sí oigo el mar, a través de ti. Y ahora te lo regalo, todo, para que te acune y te rebose:


                                                                             E.P

jueves, 3 de febrero de 2011

POR AHORA

Se me ocurre que estás, de otro modo pero estás para que pueda preguntarte si lo hago bien. Y se me ocurre pensar en el motivo y en los motivos encuentro silencios que al escuchar me gritan que el tiempo me los dirá. Y dirás que por allí, tan arriba de todo, se nos ve a los seis mejor y mejor que nada me consuelan tus abrazos invisibles, calentitos, tan vivos de todo allí en la nada. Y se me ocurrió que al escribirte, mamá, te gustaría leerme y saberme casi bien y menos mal, al pensar que estás aquí, de otro modo pero estás. Se me seguirán apareciendo, tus recuerdos, cada día y me alegrará pensar que aun podré preguntarte si lo hago bien y podrás decirme, con un soplo de tus vientos, que sí. Gracias, porque nos haces tanta falta que, esta vez, me faltaron las palabras y me sobra lo demás

jueves, 27 de enero de 2011

HASTA QUE PUEDA

"Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra.; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti." John Donne,

jueves, 13 de enero de 2011

EGYPT

Decadencia e historia y el tiempo va y se para sin preguntar al viajero ni de dónde viene, sin importarle el lugar sobre el que posará sus próximos deseos y le conduce hasta cinco mil años de enormes atrocidades, llámenlas historia, se me ocurre así. Y así y no de otra manera las formas triangulares se pasan volando por planetas extraños hasta llegar al hoy, tras tantos vientos saharianos y tantas voces y tanto sudor para crear, piedra tras piedra, lo que ahora parece traído del cielo. Y se recorren las aguas del río que dio la vida al Este y vio morir en el Oeste la cultura milenaria peor conservada por el hombre del siglo XX, sí, ese que piensa en el ahora, ese que incinera por puro pragmatismo, ese que resultó del carpe diem, ese que es y no será porque no quiere ser visto y cubre a sus mujeres sobre libros sagrados. Y ese río, cuyo nombre me evoca tantos recuerdos de mi infancia, te embriaga y te contamina de artes y artimañas. Y allí estabas tú, sobre miles de años de historia, fumándote el tiempo, queriéndome tanto. Menos mal que vimos Egipto.

E.P

HISTORIAS DE SEMILLAS

Resulta que todo indicaba que aquel era el día. El día para que volvieran a reunirse, junto a una vela, bajo la luna llena, tras un eclipse, dejando atrás aquella playa lusa, con la ilusión de que los astros se posaran sobre su signo y todo indicaba que aquella era la noche. Y así lo hicieron, derramaron cera e incienso sobre la mesa roja de Ikea y tres eran tres las semillas de judías que apretaron sobre sus manos mientras pensaban en todo lo bueno que el año les había regalado. Y fue mucho, fue. Y con algodones empapados en agua corriente las envolvieron y desearon que volviera a repetirse con aquella luna y aquella luz de luna llena y llenas de grandes deseos las dejaron germinar. Y fue en una noche, un mes más tarde, noche buena para la tierra, en la que se vio la luz asomar por primera vez en los ojos del pequeño que germinó, como aquellas judías negras, para enfrentarse a tantas noches buenas de luna llena y eclipses fatales y con los astros en su signos comenzaron a vivir, de nuevo, bajo la cera y el incienso sobre la mesa de Ikea. Bienvenidos

E.P

lunes, 10 de enero de 2011

SÉPTIMUS

Una mañana, o una tarde, a eso de las 20 h., Séptimus cruzó la calle camino de la tienda en la que había olvidado comprar lo que nunca venderían en tiendas como aquella. Cuando puso su pie derecho sobre el adoquín descambalachado por algún carruaje que horas antes recorría la misma calle en la que ahora se encontraba Séptimus, sintió que el cambio de aires no le había sentado nada, pero que nada bien. Pienso en aquella tienda, se dijo, y creo que llegaré tarde, seguramente ya la habrán cerrado cuando consiga sacar mi mocasín de esta mierda de calle olvidada. Y así fue: descalzo y sin ganas, cojeando y con menos ánimo que el que tenía a las 19 h., Séptimus llegó al bizarro escaparate de la tienda de relojes de la calle sin nombre y antes de que pudiera hacer caso al cartel de push ya había desaparecido la luz en la calle y el cartel de cerrado le llevaba a lo que hacia un momento, justo cuando dejaba olvidado su calzado al otro lado de la calle, había intuído: estos nuevos aires no me sientan nada, pero que nada bien. Y sacó su billetera y con su  pluma dejó escrito sobre uno de los billetes de tren que aun no había utilizado y que tampoco tenía muy claro porque había comprado: mañana será otro día, lo dice el tiempo y lo marcan cada uno de los relojes de la tienda que ahora me da la espalda y a la que, una vez más, no he logrado llegar a tiempo.
Y Séptimus volvió al otro lado de la calle, recuperó su mocasín, lo colocó sobre su cabeza y camino, aquella tarde o aquella mañana, en busca de aquella tienda en la que había olvidado comprar lo que nunca venderían en tiendas como aquella.
Y es que todos, alguna vez, nos hemos sentido un poco Séptimus.


miércoles, 22 de diciembre de 2010

OTRO REGALO

Cuando se acerca la fecha, normalmente unas horas antes, me invade una nostalgia típica. Nos pasa a casi todos, lógico. Y luego pienso que más que un año más, pasado, es otro el que viene. Y también pienso en esa canción y en ese lugar. Y se conoce (cada día me gusta más esta expresión) que por eso nos da por ese ritual extraño y atragantante que cada año me vuelve loca lograr cumplir y que, en los últimos, lo llevo a puerto tarde o pronto y resulta que, más que mala suerte, cada día me trae mejor saltarme a la torera el que sean doce y el que sean tras los cuartos y seguidillas. Pues sí. Y luego están los choques de vidrios repletos de bebida franchute o catalana (sin desmejorar, que con un buen pez esta que escribe se chupa los dedos) y los besos y los abrazos y el primer anuncio que este, sin duda, será el de alguna cerveza recordando el mundial y sus alegrías ya casi olvidadas, que como nos pongan uno de bancos (como era costumbre en otros tiempos) igual entramos con el pie izquierdo. Pues sí, y las fiestas, las barras libres y los libres en las barras y petardos, dónde cojo yo un taxi a estas horas... Que no, que no, que así no me extraña que nos invada esa nostalgia que más que por lo que dejamos nos entra por lo que se nos viene encima. Este año, como otros tantos, brindaré y me tomaré un turrón en las áfricas, en vaqueros, y recordaré esa canción y aquellos lugares y me centraré en el que estoy o estaré y en lo que se me avecina, que será mejor, si cabe, que lo que ya he tenido.

Feliz año a todos

jueves, 16 de diciembre de 2010

FRAY PERICO A SUS TREINTA

Han pasado treinta años. En esos treinta he leído, he vivido, he reñido y he reído y, por llevar la contraria, he escrito. Y fíjate que pensé que no eran tantos desde aquella tarde en que me sumergí en la prosa tan de versos en la que aquel fraile despistado cuidaba de su huerto y tenía su burro y yo me relamía con las rimas de Juan Muñoz y con el chocolate de Fray Cucufate..., treinta años. Y ójala fuéramos niños, otra vez, para poder vivir con él sus travesuras y sus bondades y que los niños que llevamos dentro las redescubran y los de ahora, esos niños de la Wii, que lo abran y lo conozcan, que eso es sano como el campo y las berzas. Y es que no nos extrañaba que Fray Olegario, el bibliotecario, tuviera más de cien años; yo lo imaginaba allí, sentado y vestido con su saco marrón, rodeado de libros tan grandes como las campanas de Fray Balandrán. Y qué nombres y qué vidas las de aquellos monjes a los que no les faltaba más que ser libro y lo fueron y lo siguen siendo treinta años después.
Que hoy los cumple el libro que nos hizo ser tan niños tanto tiempo. Yo, para no perder esa sana costumbre, pienso volver a leerlo.


jueves, 9 de diciembre de 2010

SALVEMOS PUNTA BANDA, POR EJEMPLO


Porque resulta que todos hablamos de cambios climáticos y de climas cambiados de estaciones locas y a veces, solo las más, nos olvidamos de los cambios que, esos sí, seguro, se producen de la mano de la absurda ambición de unos cuantos.

Y podríamos empezar a enumerar lugares y paisajes y resulta que no hace falta salir de casa para que te cuenten cómo era hace veinte años y cómo es ahora. Resulta que no voy presumiendo de eco-, pero hay lugares que sufren del mayor genocidio (y sí, utilizo bien esta palabra aunque no me refiera exclusivamente a grupos sociales); uno de ellos es el que ocupa el título en esta entrada. Lo conozco recientemente y aunque el exterminio, como siempre, comience en la tala de unos muchos, repercute, como no, en la economía de unos cuantos. ¿Por qué? Pues no lo sé. ¿Alguien es capaz de responder? El caso es que seguimos viajando para hacernos la foto, para pasar seis días en la otra punta del planeta y para colgar nuestras fotos en cualquier página y, aunque no voy a citar nada de Kapuściński porque ese placentero Encuentro lo dejo para Otro día, sí pido responsabilidad y al menos algo de conocimiento cuando nos movemos por casas ajenas, que no quiere decir que no tenga que recordármelo a mi misma cuando inicio un viaje o cuando salgo de casa.

Vamos, que empezando por Benidorm y terminando por la deforestación del Amazonas estamos bien cabrones, como dirían los de este paraíso mexicano.

Ahí os dejo, al menos, un enlace a Punta Banda:

lunes, 8 de noviembre de 2010

NUEVA ORTOGRAFÍA DE LA LENGUA ESPAÑOLA

El año pasado me gané la fama de cuentista al decirles a mis alumnos que mi amigo, el del zoo en África, me había pedido ayuda al no entender por qué aquel otro tipo, en Suramérica, le había enviado 203 monos en lugar de los 2 o 3 que le solicitó. Cuentista porque se lo creyeron a pies juntillas, eso sí, hoy se ríen al recordarlo y no olvidan colocar la tilde. Pues no, hoy he tenido que decirles que ya no, que con esto de las nuevas tecnologías está claro que ya nadie va a confundir 0 con o. Clarísimo. Y se han dado cuenta de que  ya llevaban años escribiendo guion y no guión, esta era fácil; de que el adeverbio solo iba sin sin tilde (así lo dicen ellos) cuando no generaba ambiguedad de significado en la oración, y ahora será siempre; de que ser un truhan es más (esta la mantengo, oiga) ortográficamente correcto que ser un truhán; de que la y griega deja de ser la clásica y y pasa a ser ye y que si la decimos muchas veces seguidas suena guay; de que la ch y la ll, definitivamente, ya no estarán en ningún diccionario y al parecer tampoco en el alfabeto, y la w es doble uve..., con lo bien que sonaba: uve doble, equis, y griega y zeta, lo cambiamos por: doble uve, equis, ye y ceta.

Vamos, que no me sorprenderá que aparezca alguno todo indignado y casi pidiendo "súbeme la nota, que el mes pasado me bajaste un punto por comerme la tilde en guie..." , pues qué razón tendrás, chaval, y lo difícil que es que haya cuórum en esto de la ortografía.

El próximo año serán exalumnos y espero que sigan teniendo inquietudes ortográficas aunque sean capaces de escribir o leer un capítulo del Quijote en un sólo, perdón solo, mensaje de móvil.

ps. destaco en cursiva algunas palabras ya que están pendientes de ser ortográficamente ratificadas por los máximos responsables académicos, en ese gran México. Por mi, bien.

Vale

miércoles, 27 de octubre de 2010

PORQUE ERAS LA MEJOR

Porque eras la mejor, la mejor entre las más buenas y las más tiernas. Porque me secabas con la toalla, suave, al salir del baño y hacías ese ruidito con la boca mientras frotabas mi piel. Porque me comprabas un colín cada vez que íbamos al mercado. Porque siempre llevabas moras y caramelos de café en el bolso. Porque me enseñaste a hacer ganchillo y porque ya se me ha olvidado el tejemaneje que nos traíamos con las agujas. Porque jugábamos a la brisca y me sentabas en tus rodillas al son del aserrín, aserrán. Porque tomábamos las uvas juntas cada nuevo año y nos hinchábamos a pastelitos de nata en los cumpleaños. Porque no te gustaba el tomate y sí la lechuga cortada tan finita y bañada en vinagre. Porque te dio por llevarme a misa todos los santos días. Porque me enseñaste el valor de una poesía y alucinaba escuchándote aquellos versos, Margarita. Porque hacías los mejores postres de abuela y me tenías batiendo las claras horas para que le saliera nieve a las natillas. Porque me llevaste al cine por primera vez. Porque molíamos café portugués con un molinillo rojo haciendo girar una manivela. Porque nunca te recuerdo enfadada. Porque me contaste aquel secreto. Porque siempre dabas aunque no tuvieras. Porque nos hacías jerseys de lana y bufandas. Porque me dejabas rebuscar en todos los cajones. Porque te levantabas por las noches para que fuera al servicio. Porque querías que fuéramos a México. Porque veíamos juntas aquella serie y la señorita Fletcher resolvía misteriosos asesinatos. Porque paseábamos por Sol y me comprabas una bamba de nata en aquella pastelería que olía tan bien. Porque íbamos a bañarnos a la piscina todas las mañanas de verano. Porque me regañabas cuando me ponía algo tan corto... Porque te preocupabas por mí y por mi nariz afilada cuando adelgazaba. Porque me apretabas la mano y siempre la tenía fría. Porque te chiflaba montar en coche y que te llevaran de acá para allá. Porque me regañabas si fumaba. Porque íbamos paseando por la calleja y cogíamos uvas. Porque nos dabas mazorcas de maíz y luego me dolía la tripa. Porque cuidabas tan bien de  tus plantas y te gustaban las margaritas. Porque aquel verano nos la pasamos comiendo judías verdes y filetes a la plancha. Porque te pasabas horas pelando fruta para nosotros despues de comer. Porque nos partías las nueces con una piedra y hacías las mejores conservas de manzana. Porque cuando eras pequeña te pusiste buena tomando leche helada. Porque nos querías a todos igual y eras tan justa. Porque decías: "me enfado y no respiro". Porque nos sentábamos en la puerta de casa cada noche a ver pasar a la gente. Porque esperabas ansiosa a que llegaran de viaje. Porque estás en casi todos mis recuerdos y en los que no, te me apareces. Porque te vuelve a tocar cuidarnos, ahora.

Por esto y por un millón más, Nila, eras la mejor abuela.

lunes, 18 de octubre de 2010

TOMA, POR LEER

Fulanito se aburría. Se aburría mirando la tele, sentado en un sillón, tumbado en la cama. Fulanito era un niño aburrido y tristón, y su madre le decía: lee; su padre le decía: lee; su tío le decía: lee. Y entre lereles, Fulanito abrió un libro e hizo lo que todos le pedían que hiciera. Fulanito era aburrido pero obediente.

Y entonces ocurrió: Fulanito leía en la cama, leía en el baño, leía camino al colegio, leía en casa sentado en el sillón, leía mientras veía la tele (apagada), leía mientras tanto y entre todo lo que hacía, leía.

Fulanito, de tanto leer, se convirtió en libro y su madre le limpiaba el polvo en la estantería, su hermana pintaba las hojas de colores y su padre lo utilizaba para abanicarse los días de calor. Fulanito era un libro aburrido, pero libro.

En mayo, cuando la Feria del Libro en el Retiro, su tío le llevó a uno de los puestos para que todos lo leyeran y se asombraran de los avances de Fulanito en las letras. Fulanito se convirtió en el libro más vendido y de aburrido pasó a best seller.

Y es que estas cosas solo pasan cuando se es libro. O cuando se es Fulanito.

viernes, 8 de octubre de 2010

EL EBOOK Y LOS NUEVOS LECTORES

El libro digital ya está aquí, así es. ¿Supone esto el fin de los libros impresos? ¿Consecuencias? Mi teoría:

Un niño comienza a interesarse por la comida y a aprender a ser un buen consumidor de esta, investigando con los diferentes colores y formas de las frutas, de las verduras, de la carne..., y cómo no, por el olor y el sabor de cada una. Un niño comienza a sentirse atraído por la lectura, desde los primeros meses de vida, gracias al tacto de los libros, al olor de sus páginas, a los diferentes y llamativos colores y formas de sus ilustraciones. Luego descubre las letras y con ellas un nuevo medio de comunicación. Y los libros pasan a ser baúles llenos de historias que les hacen reir, les hacen viajar y los personajes de esas historias comienzan a ser nuevos amigos y referentes. Así se crea el hábito de la lectura que viene de la mano, indiscutiblemente, del amor por los libros.

¿Y cómo se enamora uno de un libro?:

Que papá te acompañe a la libreria o a la biblioteca o a una feria de libros en primavera y te deje tomar una de tus primeras elecciones en la vida: seleccionar qué libro te llevas a casa; se convierte en una actividad inolvidable. O que mamá abra ese cuento que ya te sabes de memoria, a los pies de tu cama, y lo lea para ti hasta que te quedas dormido, se convierte una vez más, en algo más que apego hacia los libros. Y que tu tío, ese tan molón, te regale uno de los libros que él leía de pequeño y te escriba algo en una de las páginas..., eso te hace enamorarte de las palabras.

Luego te haces mayor y en tu juventud comienzas a apilar libros que ocupan un espacio en tu librería y en tus experiencias. Y los intercambias con tus hermanos, con algún amigo y sientes ese primer vacío y esa impotencia de dejar un libro y de que no vuelva. Y relés y marcas las página doblando una esquina y escribes en lápiz notas a pie de párrafo. Y te enfrentas al reto de leer ese libro tan gordo y tan difícil. Y lo consigues y ya todos te parcen pequeños.

Y todos esos recuerdos, entre muchos otros, son los que un lector siempre cita, con añoranza, cuando se le plantea la posibilidad de que el libro digital dé pie a la pérdida del libro impreso y editado, con sus tapas y su ilustración de portada y su olor a celulosa. Y esos detalles son los que hace que esos lectores sean Lectores, con mayúsculas. En eBook o en papel.

Dicen, los que saben de estas cosas, que el eBook está pensado, precisamente, para estas nuevas generaciones de futuros lectores. No sé. Está claro que ellos nacen sabiendo programar un video y no tendrán problema en utilizarlo: no se les cansará la vista, no les parecerá raro leer en una pantalla o pasar las hojas deslizando un dedo. Claro que no. Ellos, en ese aspecto, lo tiene chupado. Pero leer cuesta, cuesta mucho cuando no estás motivado para ello, cuesta mucho cuando aun no te has enamorado de los libros y de las historias.

Eso sí, estás Navidades tal vez le pida un eBook a los Reyes Magos y me baje las obras completas de algún autor ruso. Pero mis libros seguirán cogiendo polvo en la estantería de casa.

lunes, 4 de octubre de 2010

EN LA EDUCACIÓN SOBRA ESPERANZA

Sobran los buenos modales de los que mandan a paseo a la educación con planes pensados para unos pocos, para los de siempre, para los que tienen y a los que les sobra, los que creen que lo público es gratis y por públio debe ser cutre e insuficiente. Sobran los que priorizan en materias y olvidan que educar va más allá de esta aula tiene lo que no hace falta y falta coherencia e igualdad. Sobran los que no saben ser niños y por adultos se creen que pueden ser excluyentes y sordos, que pueden dar o quitar el derecho a aquellos que lo tienen de tener la oportunidad de suspender y de aprobar. Sobran planes ilusorios, sobran planes, sobran siglas y cambios de modalidad. Sobran conciertos sin músicos, conciertos para ricos, conciertos pagados por los que no quieren pagar, sobran sopranos que no saben cantar y los que tararean, sobran los que más. En la educación sobra el ser absurdo del que cree gestionar para unos cuantos y no deja hablar a los que no pueden por no haber sido educados. El retroceso sobra. Sobran letras, pupitres. Sobran quejas en despachos y cesiones ilegales, sobran cuatro que ahí están.

Falta tan poco y sobra Esperanza.

lunes, 27 de septiembre de 2010

ENERO EN LA PLAYA (a una canción)

Te llevo  un lugar..., y salió por la puerta. Esas situaciones ocurren, a menudo. Y se quedó tranquilamente al otro lado de la playa. La playa que había imaginado tantas veces, fina, susurrante, lejos de la tierra. Y el cuento comenzaba por la única parte que desconocían. Y le felicitó por su cumpleaños. Y entre abriles y sueños se dio cuenta de que, al prinicipio, enero le costaba como cuesta olvidar un secreto y la playa, tan vacía, le llevaba al lugar en el que empezaron. Una y otra vez, con las olas. Y hacía frío y la humedad era tan asfixiante que se le empapaban los pulmones de salitre y de tierra firme, como en los barcos que veían desde la isla. Aislados, en silencio. Y los gritos de aquel sueño le despertaron de la realidad y tuvo que asumir que la canción había terminado como terminan las noches, el sol, la sal...