jueves, 29 de abril de 2010

MACGUFFIN

Y me viene esta palabra haciendo honor al maestro en el trigésimo aniversario de su muerte, un 29 de abril de 1980. Y es que siempre hay un macguffin, el mío, lo tengo claro y aparece en cada trama, en cada caso resuelto o por resolver. Una veces se repite el mismo; otras, es tan original que se me oculta y luego, ¡claro, ahora lo entiendo todo!, se hace visible y obvio. A veces echamos la culpa al azar, otras es el azar el culpable, pero el macguffin siempre reaparece o aparece y da sentido a todo misterio de esta vida o de la otra. Solo hay uno claro, evidente, como en esos malos guiones por los que terminas diciendo en mitad de la sala y a los 70 minutos de película: no, no me digas que van a estar muertos!!!, y escuchas un schhhhhh, en la última fila. Ese, que siempre se repite, es el macguffin que todos nos negamos a ver y que, por más que lo evitemos, llegará, llegará. Claro, que no voy a desvelarlo aquí, me lo guardo, como en los buenos guiones todo tiene que tener su trama y su resolución; o no, ¿acaso lo tienen la vida o la muerte?

miércoles, 28 de abril de 2010

COCINANDO LO QUE SEA

Para cocinar lo que sea hace falta poca cosa: un poquito de aquí y algo de allá. Otra tema es ponerse a cocinar realidades, entonces se complica lo culinario y te vuelves loco buscando el ingrediente perfecto y condimentando en su justa medida: que no quede muy hecho, tampoco simple y menos aún, pasado. Y es que se puede cocinar al horno, en sartén, en cazuela de barro o en microondas, aunque del mismo modo que se cocina se come. Y entre fogones de lo que sea o lo que es, una pasta en su punto o un pescadito a la sal no desmejoran al mejor chef si este pone cariño en lo que hace. Que la cocina española está de moda y la moda la dicta el comensal más exquisito. Cocinar es un arte al que pocos saben llegar. Difícil aprendizaje.


MANUEL SALE A JUGAR

Sale a jugar al balón, sale a jugar a la calle, sale a jugar con su hermano Domingo, pero es lunes y martes; Manuel, cada día, sale a jugar al camino de arena. Como no tiene juguetes, los inventa. Como no tiene dinero, no gasta. Como no tiene más amiga que la luna y que Marta y Alfonso, les llama desde su tejado y allí están, en sus camas, arropados, mientras sus madres les cuentan un cuento: a Marta, sobre la vida; a Alfonso, uno de piratas buenos y cocodrilos hambrientos; a la luna, sobre las estrellas, sobre los ojos de Manuel.

Manuel y Domingo no van al colegio los días de lluvia, el barro nos les deja y pasan las horas soñando y contando las gotas que caen sobre el suelo de la sala:

Tic, una
toc, dos
tic, tres
tac, cuatro. 

Y es sala porque solo hay una que vale de todo y para nada. Manuel es un niño, como todos, con otros problemas, como tantos.

jueves, 22 de abril de 2010

ALFONSO

A Alfonso le gustaría ser marinero. Tiene un ancla pintada en el pecho y el pelo rizado. Alfonso es un niño espigado, algo travieso y sabe hacer todo tipo de ruidos con la boca. En sus manos siempre lleva un caleidoscopio y mira através de él imaginando que, en el horizonte, están pintadas de cientos de colores las nuevas tierras que divisará desde su barco pirata. Alfonso encontró en el camino de arena una piedra blanca con puntitos rosas, la apretó contra su pecho, muy fuerte, y pidió un deseo: tener dos grandes amigos con los que recorrer mundo. Alfonso conoció a Marta en el colegio y a Manuel en la plaza, en día de mercado, mientras compraba un cuaderno de colores en el que comenzó, en la segunda hoja, poniendo la fecha y una lista de todos los medios de transporte en los que había viajado: tren, coche, patinete, bicicleta, moto y taxi. Todos menos en barco. Por eso, en la primera hoja de su cuaderno, pintó un maravilloso barco del que sería capitán. Al día siguiente, Marta, su nueva amiga, le ayudó a colorearlo y Alfonso le dejó mirar através de su catalejo. Aquellos pedacitos de cristales de colores le parecieron a Marta lo más bonito que había visto nunca.


miércoles, 21 de abril de 2010

MARTA Y MANUEL PIERDEN UNA PIEDRA EN EL CAMINO

Manuel tenía una piedra y Marta era amiga de Manuel. Marta y Manuel tenían una piedra blanca con puntitos rosas. La abuela de Manuel decía que era cuarzo y que debían sujetarla muy fuerte dentro del puño y pedir un deseo. Marta le pidió a Manuel la piedra, la colocó con cuidado en la palma de su mano derecha, la cogió con sus dedos y la traspasó a la palma de su mano izquierda, luego apretó con fuerza la piedra entre sus dedos y pidió un deseo. Manuel hizo lo mismo y al terminar dejó caer la piedra en el camino de tierra que lleva a su casa. Marta hizo el pino y se marchó. Manuel se qedó solo y dejó la piedra para que otros niños pudieran cumplir sus sueños entre el barro.

MANUEL

Manuel sabe que es pequeño y no le importa, así puede encontrar fácilmente los alfileres que a su padre se le caen al tomar medidas a sus clientes. Y es que su padre es sastre de trajes invisibles para grandes celebraciones. Manuel sabe que su cuerpo es vulnerable a una ráfaga de viento y a una mañana sin sol, esto último más bien por su tendencia a tumbarse en el tejado de su casa los días de primavera y es que, con la lluvia, las tejas de aluminio se vuelven resbaladizas y difíciles de afrontar. Manuel pasa las horas allí, cual lagartija, esperando a que su amiga Marta pase, haciendo el pino, y le salude con sanscritos garabateos de buenos días, Manuel, amigo mío. Y es que Manuel no va a la escuela los días de barro y en invierno seca sus fríos con hogueras alrededor de las cuales su abuela, que tiene más de cien años, cuenta historias para dormir y soñar otros mundos, los mundos de los que son grandes pequeños y menudos viajeros de vidas por descubrir. A Manuel le gusta su abuela y los trajes de su padre y aunque estos no les den para comer bien cada día, siempre sobran unas monedas para algún librillo de los que venden en la plaza los domingos, usados pero mágicos y valientes. Y es que Manuel es listo, mucho, y tiene grandes sueños a pesar de su corta estatura.

martes, 20 de abril de 2010

MARTA

Marta se levanta de la cama apoyando primero los brazos sobre el suelo y camina haciendo el pino hacia la cocina. Esta manía de amanecer al revés la lleva repitiendo desde que vio en aquel televisor de la tienda de su tío un anuncio, en blanco y negro, de calcetines para perros. Habla en dos idiomas a la vez porque tiene miedo de que no le entiendan y casi siempre repite la misma palabra al comenzar sus discursos: caracol. Así va de espiral en espiral haciendo garabatos con la punta de los dedos por toda la ciudad camino de la escuela en la que intentan enseñarle a ser una niña normal, como lo son las otras niñas. Pero Marta tiene la sensación de que esto no sucederá y tendrá que repetir curso o descender a un nivel más bajo con los otros normales. Y es que anormalmente, Marta, es más rara que una canción de silencios y le salen de los oídos versos de Neruda. Su madre ha intentado curar sus alegrías con antibióticos y ahora le ha dado, tras fracasar en sus intentos, por la medicina natural pero no ha logrado más que unos mantras que Marta repite hasta la saciedad cuando entra en la bañera. Y es que Marta es una niña muy zen y muy limpia.

CARTAS DESDE LA NADA

Querido asunto mío:

Te robo el adjetivo desde la nada, que me gustó.

Resulta que hoy ha salido el sol por la ventana del dormitorio, cuando acostumbra a hacerlo por el salón, y eso me ha hecho pensar que algo raro estaba apunto de suceder. Tras los rituales vespertinos (es que el sol me trastocó los momentos del día) arranco el coche y, en lugar de ruido, sale del motor una extraña palabra que inmediatamente identifico como aquella con la que finalizaba el libro que nunca he llegado a terminar de leer; y es que tengo esa manía: deternerme en las últimas palabras de cada libro y analizar las consecuencias de las mismas. Ya llego al trabajo (la palabra sigue sonando por las calles) y descubro que me han cambiado el calendario de fecha y la foto que anunciaba marzo ya no está. Es más, la soledad del edificio me hace notar que o bien he llegado demasiado pronto o tal vez, hoy, es un día más o demasiado tarde y no, resulta que los fines de semana no abren las escuelas públicas (las concertadas están siempre cerradas y en las privadas piden contraseña los domingos). Así es que vuelvo a casa y el sol está, tan tranquilo, donde lo dejé.
Y me preparo un té y va y se hace de noche. Ya decía yo.

En la nada pasan estas cosas y, normalmente, no pasa nada más que lo que tiene que pasar. Hoy fue distinto. ¿O no?

p.s. no hay forma humana de cambiarlo

jueves, 15 de abril de 2010

LA IMPORTANCIA DE LA NADA

Volaban a más de cuatro mil metros de altura y vivían con los pies sobre un alto cerro. Eran susceptibles a la nada. Y todo parece más pequeño desde aquella visión de los que fueron vencidos en la batalla de las simplezas. Al aterrizar, cada uno supo la dirección adecuada y no pasaron dos minutos sin que el momento se rompiera en frágiles pedacitos de cristal. Cada viajero tomó uno, el que le correspondía según su altura, y brotó la sangre de sus manos transparentes. Tan irreal y tan mágIco como la verdad que guardaban en sus baúles de pino viejo. Y como era época de lluvias comenzó a mojarlo todo la tempestad y el asfalto de la pista de aterrizaje, humectante, les recordó que habían dejado la ropa tendida en el patio. Las sábanas de lino habían rodado por la hierba enrolladas en gemidos de jóvenes parturientas y los pañuelos bordados volaban entre las ramas de los árboles que rodeaban la casa del viajero contumaz en soñar que no existía. Pero la realidad y la importancia de la nada se dieron la mano bajo las estrellas y no hubo más pasaporte que el expedido el día de la llegada al lugar en el que habían nacido. Y comenzó la fiesta de las ideas y se cerraron las puertas de todo lo demás, inservibles. Se agarraron con vehemencia de la mano y se dejaron llevar por la lluvia hasta el lugar del que venían. Y la rueda comenzó a girar en el molino.


domingo, 11 de abril de 2010

FINALES


Átame, 1990, película de Pedro Almodóvar y gran final, uno de los mejores. Y es que esos son los finales que te dejan buen sabor, los locos, los que abren puertas y en los que nos encontramos los optimistas. Y resistir a un final es saber dar comienzo a muchos principios, y faltos de ser fuertes, que no lo somos y nuestro orgullo nos pode en duda, están siempre esos momentos de cine, de buena compañía, de todo lo demás. Y podía haber elegido el momento en el que Elsa toma ese avión, o cuando Darín se topa con la realidad de la libertad y de la venganza, o ese en el que Meryl Streep decide coninuar y huir de la felicidad, o tal vez cuando Al Pacino se desmorona tras Cavalleria Rusticana, o ese tan tierno en el que E.T se despide de su gran amigo Elliott, o tantos otros grandes finales; pero no, me quedo con este que, si bien menos impresionante, es muy real y muy final y es de los que a mi me gusta, de carretera y manta.

DALE

Ahora que ha llegado el sol, que no hay mañana sino ahora, que ahora que lo dices estoy cansada de tanta tontería y que no son horas de nada, pero de todo lo demás. Ahora y no antes puedo decir que sí, que vamos, que dale, que nos imaginamos que no estamos y aparecemos ayer y ahora. Que aunque parezca mentira no voy a tirar por allí sino más bien doblo la esquina y me pierdo en perdidos encontronazos y ahora, no antes ni mañana, sólo ahora, con tres palés y cuatro sueños, navego en la dirección que me apetece, como antes, como siempre, como quieras, pero ahora. Sin urgencias, sin calmas falsas; esas para los que no saben volar. Sin plagios, sin nada, sinsentido, sinceramente, ahora. Sí o no.

jueves, 8 de abril de 2010

LA MEMORIA DEL CORAZÓN

Y ya lo dijo Gabo y yo así lo siento. El corazón tiene memoria y es, aunque incomprensible, esa que hace que los recuerdos nos transformen y nos hagan evolucionar. Porque la razón, y ahora me acuerdo de Cervantes y otros, es la sinrazón que enflaquece la cordura de aquel que cree sentir lo que recuerda como único. Y esa nos vuelve locos de recuerdos transformados; pero el corazón, tan olvidado de neuronas y sinapsis, nos mantine vivos de existencias en cada latido y en cada arritmia. Y contumacias mías y de otros que lo imaginemos en un puño o que lo hagamos saltar hasta extasiarlo, embelesando los momentos que nos hacen estar más en pie y más al frente. Hagamos más caso al corazón y menos a la memoria estructurada de las razones estúpidas y encasilladas a cortos o a medios plazos; que no se trata de olvidar o recordar si no de sentir y vivir lo que creemos y es así, sin pragmatismos, como el corazón nos habla. Y es que el idioma es sabio y en francés apprende par coeur, no es más que memorizar, y al fin y al cabo: aprender con el corazón. Y gracias a este artificio, logramos sobrellevar el pasado.

MI D.F

Horas de vuelo para llegar a la inmensidad de tu viento entre volcanes y la nada se rompe. Hemos llegado, la temperatura es de 18 º C y son las seis de la mañana, a una altitud de 2240 metros. Recorrerte es un misterio, la sensación de ahogo contrasta con el acogimiento de tus calles verticales y tus edificios inclinados por sabe dios qué extraña fuerza hasta vomitar en el Zócalo y sentir bajo mis pies a Texcoco,y todo se tiñe de sangrientas historias en las que participamos los que ahora te queremos. Por eso me dejo llevar por tus aceras con la certeza de que has perdonado sin dejar de recordar el olor a copál que limpia y purifica. Y paseo por Reforma desde tus tres culturas hasta Chapultepec, cena en Coyoacán; me gusta tu diversidad, tus grandezas y tus sonidos, tu olor. Y nada como verte desde los ojos del que ya te visitó y vuelve y disfruta, tan bien acmpañado, de tu cultura, de tu noche (sin olvidar que los recuerdos de Brasil están cercanos), de esa obra de teatro, ese concierto en la azotea y esas chelas recorriendo los tejados y las terrazas de tus entrañas. Y comprar un libro en Condesa y recordar los versos de aquel que me sedujo, Efraín Bartolomé. Y sintiendo a Arreola, nos confabulamos entre letras de otros y hojas de papel gastadas.
Y es que atrapas, de verdad, y quiero volver a ti.

E.P

martes, 6 de abril de 2010

PARA (ANA) (ALICIA) TÍ

Que aunque yo no esté, espera a que vuelva y ahora que estoy de vuelta puedes empezar ahí fuera. Que te queda poquito para romper con la gravedad que nos invade a los que por aquí vagamos. Sí, esa que nos empuja hacia dentro y nos hace querer irnos a otros lugares. Y cuando veas la primera luz, artificial, piensa que son otras mejores las que hay ahí fuera: las de los que te quieren y tanto te desean conocer, las del campo, las de las estrellas y la luz de lo que imaginamos y sabemos encontrar, la de la luna y el mar. Que será difícil pero sencillamente bonito y que te contarán los cuentos que contaban otros para que tengas en cuenta que esto que ahora empiezas es el inicio de todo lo que está por llegar, de todo lo bueno.
Y te dejo unas huellas para que sepas que lo que se hace esperar se quiere más que nada,como tú, pequeña, que estás ya más aquí que allí, en este seis de abril. Suerte de tu tía.

E.P

MIRA, MIRA, MIRA

Y no es por eso..., sonaba en el chevy mientras recorríamos esa larga carretera con resaca de sonidos de mar, amaneceres de lunas y soles llenos de energía contagiada. Y la intensidad, esa con la que un baño en esas aguas, un margarita sobre esa arena, un susurro en ese interminable sonido de olas y de vientos...; esa intensidad la llevo en mi Madrid, agotada en mi día a día, en mi noche a noche, en mis soledades elegidas y en mis ganas de compartir contigo los miedos hacia el hombre de blanco y las plabras de Bolaño en las calles de esa inmensa ciudad que atrapa y que libera, como detectives salvajes. Y muy guapos y muy inteligentes, las palabras inventandas asalvajan, que no asilvestran, a las que escribimos ahora en estos reales-imaginados recuerdos que entre pesos y entre besos se pierden y se descubren. En mis manos está y, ahora que me acuerdo, conozco a uno que..., ah,  ya lo dijo ella:

Yo quisiera poder hacer
lo que me dé la gana
detrás de la cortina de "la locura"

Por ti y por Frida:


E.P