miércoles, 22 de diciembre de 2010

OTRO REGALO

Cuando se acerca la fecha, normalmente unas horas antes, me invade una nostalgia típica. Nos pasa a casi todos, lógico. Y luego pienso que más que un año más, pasado, es otro el que viene. Y también pienso en esa canción y en ese lugar. Y se conoce (cada día me gusta más esta expresión) que por eso nos da por ese ritual extraño y atragantante que cada año me vuelve loca lograr cumplir y que, en los últimos, lo llevo a puerto tarde o pronto y resulta que, más que mala suerte, cada día me trae mejor saltarme a la torera el que sean doce y el que sean tras los cuartos y seguidillas. Pues sí. Y luego están los choques de vidrios repletos de bebida franchute o catalana (sin desmejorar, que con un buen pez esta que escribe se chupa los dedos) y los besos y los abrazos y el primer anuncio que este, sin duda, será el de alguna cerveza recordando el mundial y sus alegrías ya casi olvidadas, que como nos pongan uno de bancos (como era costumbre en otros tiempos) igual entramos con el pie izquierdo. Pues sí, y las fiestas, las barras libres y los libres en las barras y petardos, dónde cojo yo un taxi a estas horas... Que no, que no, que así no me extraña que nos invada esa nostalgia que más que por lo que dejamos nos entra por lo que se nos viene encima. Este año, como otros tantos, brindaré y me tomaré un turrón en las áfricas, en vaqueros, y recordaré esa canción y aquellos lugares y me centraré en el que estoy o estaré y en lo que se me avecina, que será mejor, si cabe, que lo que ya he tenido.

Feliz año a todos

jueves, 16 de diciembre de 2010

FRAY PERICO A SUS TREINTA

Han pasado treinta años. En esos treinta he leído, he vivido, he reñido y he reído y, por llevar la contraria, he escrito. Y fíjate que pensé que no eran tantos desde aquella tarde en que me sumergí en la prosa tan de versos en la que aquel fraile despistado cuidaba de su huerto y tenía su burro y yo me relamía con las rimas de Juan Muñoz y con el chocolate de Fray Cucufate..., treinta años. Y ójala fuéramos niños, otra vez, para poder vivir con él sus travesuras y sus bondades y que los niños que llevamos dentro las redescubran y los de ahora, esos niños de la Wii, que lo abran y lo conozcan, que eso es sano como el campo y las berzas. Y es que no nos extrañaba que Fray Olegario, el bibliotecario, tuviera más de cien años; yo lo imaginaba allí, sentado y vestido con su saco marrón, rodeado de libros tan grandes como las campanas de Fray Balandrán. Y qué nombres y qué vidas las de aquellos monjes a los que no les faltaba más que ser libro y lo fueron y lo siguen siendo treinta años después.
Que hoy los cumple el libro que nos hizo ser tan niños tanto tiempo. Yo, para no perder esa sana costumbre, pienso volver a leerlo.


jueves, 9 de diciembre de 2010

SALVEMOS PUNTA BANDA, POR EJEMPLO


Porque resulta que todos hablamos de cambios climáticos y de climas cambiados de estaciones locas y a veces, solo las más, nos olvidamos de los cambios que, esos sí, seguro, se producen de la mano de la absurda ambición de unos cuantos.

Y podríamos empezar a enumerar lugares y paisajes y resulta que no hace falta salir de casa para que te cuenten cómo era hace veinte años y cómo es ahora. Resulta que no voy presumiendo de eco-, pero hay lugares que sufren del mayor genocidio (y sí, utilizo bien esta palabra aunque no me refiera exclusivamente a grupos sociales); uno de ellos es el que ocupa el título en esta entrada. Lo conozco recientemente y aunque el exterminio, como siempre, comience en la tala de unos muchos, repercute, como no, en la economía de unos cuantos. ¿Por qué? Pues no lo sé. ¿Alguien es capaz de responder? El caso es que seguimos viajando para hacernos la foto, para pasar seis días en la otra punta del planeta y para colgar nuestras fotos en cualquier página y, aunque no voy a citar nada de Kapuściński porque ese placentero Encuentro lo dejo para Otro día, sí pido responsabilidad y al menos algo de conocimiento cuando nos movemos por casas ajenas, que no quiere decir que no tenga que recordármelo a mi misma cuando inicio un viaje o cuando salgo de casa.

Vamos, que empezando por Benidorm y terminando por la deforestación del Amazonas estamos bien cabrones, como dirían los de este paraíso mexicano.

Ahí os dejo, al menos, un enlace a Punta Banda:

lunes, 8 de noviembre de 2010

NUEVA ORTOGRAFÍA DE LA LENGUA ESPAÑOLA

El año pasado me gané la fama de cuentista al decirles a mis alumnos que mi amigo, el del zoo en África, me había pedido ayuda al no entender por qué aquel otro tipo, en Suramérica, le había enviado 203 monos en lugar de los 2 o 3 que le solicitó. Cuentista porque se lo creyeron a pies juntillas, eso sí, hoy se ríen al recordarlo y no olvidan colocar la tilde. Pues no, hoy he tenido que decirles que ya no, que con esto de las nuevas tecnologías está claro que ya nadie va a confundir 0 con o. Clarísimo. Y se han dado cuenta de que  ya llevaban años escribiendo guion y no guión, esta era fácil; de que el adeverbio solo iba sin sin tilde (así lo dicen ellos) cuando no generaba ambiguedad de significado en la oración, y ahora será siempre; de que ser un truhan es más (esta la mantengo, oiga) ortográficamente correcto que ser un truhán; de que la y griega deja de ser la clásica y y pasa a ser ye y que si la decimos muchas veces seguidas suena guay; de que la ch y la ll, definitivamente, ya no estarán en ningún diccionario y al parecer tampoco en el alfabeto, y la w es doble uve..., con lo bien que sonaba: uve doble, equis, y griega y zeta, lo cambiamos por: doble uve, equis, ye y ceta.

Vamos, que no me sorprenderá que aparezca alguno todo indignado y casi pidiendo "súbeme la nota, que el mes pasado me bajaste un punto por comerme la tilde en guie..." , pues qué razón tendrás, chaval, y lo difícil que es que haya cuórum en esto de la ortografía.

El próximo año serán exalumnos y espero que sigan teniendo inquietudes ortográficas aunque sean capaces de escribir o leer un capítulo del Quijote en un sólo, perdón solo, mensaje de móvil.

ps. destaco en cursiva algunas palabras ya que están pendientes de ser ortográficamente ratificadas por los máximos responsables académicos, en ese gran México. Por mi, bien.

Vale

miércoles, 27 de octubre de 2010

PORQUE ERAS LA MEJOR

Porque eras la mejor, la mejor entre las más buenas y las más tiernas. Porque me secabas con la toalla, suave, al salir del baño y hacías ese ruidito con la boca mientras frotabas mi piel. Porque me comprabas un colín cada vez que íbamos al mercado. Porque siempre llevabas moras y caramelos de café en el bolso. Porque me enseñaste a hacer ganchillo y porque ya se me ha olvidado el tejemaneje que nos traíamos con las agujas. Porque jugábamos a la brisca y me sentabas en tus rodillas al son del aserrín, aserrán. Porque tomábamos las uvas juntas cada nuevo año y nos hinchábamos a pastelitos de nata en los cumpleaños. Porque no te gustaba el tomate y sí la lechuga cortada tan finita y bañada en vinagre. Porque te dio por llevarme a misa todos los santos días. Porque me enseñaste el valor de una poesía y alucinaba escuchándote aquellos versos, Margarita. Porque hacías los mejores postres de abuela y me tenías batiendo las claras horas para que le saliera nieve a las natillas. Porque me llevaste al cine por primera vez. Porque molíamos café portugués con un molinillo rojo haciendo girar una manivela. Porque nunca te recuerdo enfadada. Porque me contaste aquel secreto. Porque siempre dabas aunque no tuvieras. Porque nos hacías jerseys de lana y bufandas. Porque me dejabas rebuscar en todos los cajones. Porque te levantabas por las noches para que fuera al servicio. Porque querías que fuéramos a México. Porque veíamos juntas aquella serie y la señorita Fletcher resolvía misteriosos asesinatos. Porque paseábamos por Sol y me comprabas una bamba de nata en aquella pastelería que olía tan bien. Porque íbamos a bañarnos a la piscina todas las mañanas de verano. Porque me regañabas cuando me ponía algo tan corto... Porque te preocupabas por mí y por mi nariz afilada cuando adelgazaba. Porque me apretabas la mano y siempre la tenía fría. Porque te chiflaba montar en coche y que te llevaran de acá para allá. Porque me regañabas si fumaba. Porque íbamos paseando por la calleja y cogíamos uvas. Porque nos dabas mazorcas de maíz y luego me dolía la tripa. Porque cuidabas tan bien de  tus plantas y te gustaban las margaritas. Porque aquel verano nos la pasamos comiendo judías verdes y filetes a la plancha. Porque te pasabas horas pelando fruta para nosotros despues de comer. Porque nos partías las nueces con una piedra y hacías las mejores conservas de manzana. Porque cuando eras pequeña te pusiste buena tomando leche helada. Porque nos querías a todos igual y eras tan justa. Porque decías: "me enfado y no respiro". Porque nos sentábamos en la puerta de casa cada noche a ver pasar a la gente. Porque esperabas ansiosa a que llegaran de viaje. Porque estás en casi todos mis recuerdos y en los que no, te me apareces. Porque te vuelve a tocar cuidarnos, ahora.

Por esto y por un millón más, Nila, eras la mejor abuela.

lunes, 18 de octubre de 2010

TOMA, POR LEER

Fulanito se aburría. Se aburría mirando la tele, sentado en un sillón, tumbado en la cama. Fulanito era un niño aburrido y tristón, y su madre le decía: lee; su padre le decía: lee; su tío le decía: lee. Y entre lereles, Fulanito abrió un libro e hizo lo que todos le pedían que hiciera. Fulanito era aburrido pero obediente.

Y entonces ocurrió: Fulanito leía en la cama, leía en el baño, leía camino al colegio, leía en casa sentado en el sillón, leía mientras veía la tele (apagada), leía mientras tanto y entre todo lo que hacía, leía.

Fulanito, de tanto leer, se convirtió en libro y su madre le limpiaba el polvo en la estantería, su hermana pintaba las hojas de colores y su padre lo utilizaba para abanicarse los días de calor. Fulanito era un libro aburrido, pero libro.

En mayo, cuando la Feria del Libro en el Retiro, su tío le llevó a uno de los puestos para que todos lo leyeran y se asombraran de los avances de Fulanito en las letras. Fulanito se convirtió en el libro más vendido y de aburrido pasó a best seller.

Y es que estas cosas solo pasan cuando se es libro. O cuando se es Fulanito.

viernes, 8 de octubre de 2010

EL EBOOK Y LOS NUEVOS LECTORES

El libro digital ya está aquí, así es. ¿Supone esto el fin de los libros impresos? ¿Consecuencias? Mi teoría:

Un niño comienza a interesarse por la comida y a aprender a ser un buen consumidor de esta, investigando con los diferentes colores y formas de las frutas, de las verduras, de la carne..., y cómo no, por el olor y el sabor de cada una. Un niño comienza a sentirse atraído por la lectura, desde los primeros meses de vida, gracias al tacto de los libros, al olor de sus páginas, a los diferentes y llamativos colores y formas de sus ilustraciones. Luego descubre las letras y con ellas un nuevo medio de comunicación. Y los libros pasan a ser baúles llenos de historias que les hacen reir, les hacen viajar y los personajes de esas historias comienzan a ser nuevos amigos y referentes. Así se crea el hábito de la lectura que viene de la mano, indiscutiblemente, del amor por los libros.

¿Y cómo se enamora uno de un libro?:

Que papá te acompañe a la libreria o a la biblioteca o a una feria de libros en primavera y te deje tomar una de tus primeras elecciones en la vida: seleccionar qué libro te llevas a casa; se convierte en una actividad inolvidable. O que mamá abra ese cuento que ya te sabes de memoria, a los pies de tu cama, y lo lea para ti hasta que te quedas dormido, se convierte una vez más, en algo más que apego hacia los libros. Y que tu tío, ese tan molón, te regale uno de los libros que él leía de pequeño y te escriba algo en una de las páginas..., eso te hace enamorarte de las palabras.

Luego te haces mayor y en tu juventud comienzas a apilar libros que ocupan un espacio en tu librería y en tus experiencias. Y los intercambias con tus hermanos, con algún amigo y sientes ese primer vacío y esa impotencia de dejar un libro y de que no vuelva. Y relés y marcas las página doblando una esquina y escribes en lápiz notas a pie de párrafo. Y te enfrentas al reto de leer ese libro tan gordo y tan difícil. Y lo consigues y ya todos te parcen pequeños.

Y todos esos recuerdos, entre muchos otros, son los que un lector siempre cita, con añoranza, cuando se le plantea la posibilidad de que el libro digital dé pie a la pérdida del libro impreso y editado, con sus tapas y su ilustración de portada y su olor a celulosa. Y esos detalles son los que hace que esos lectores sean Lectores, con mayúsculas. En eBook o en papel.

Dicen, los que saben de estas cosas, que el eBook está pensado, precisamente, para estas nuevas generaciones de futuros lectores. No sé. Está claro que ellos nacen sabiendo programar un video y no tendrán problema en utilizarlo: no se les cansará la vista, no les parecerá raro leer en una pantalla o pasar las hojas deslizando un dedo. Claro que no. Ellos, en ese aspecto, lo tiene chupado. Pero leer cuesta, cuesta mucho cuando no estás motivado para ello, cuesta mucho cuando aun no te has enamorado de los libros y de las historias.

Eso sí, estás Navidades tal vez le pida un eBook a los Reyes Magos y me baje las obras completas de algún autor ruso. Pero mis libros seguirán cogiendo polvo en la estantería de casa.

lunes, 4 de octubre de 2010

EN LA EDUCACIÓN SOBRA ESPERANZA

Sobran los buenos modales de los que mandan a paseo a la educación con planes pensados para unos pocos, para los de siempre, para los que tienen y a los que les sobra, los que creen que lo público es gratis y por públio debe ser cutre e insuficiente. Sobran los que priorizan en materias y olvidan que educar va más allá de esta aula tiene lo que no hace falta y falta coherencia e igualdad. Sobran los que no saben ser niños y por adultos se creen que pueden ser excluyentes y sordos, que pueden dar o quitar el derecho a aquellos que lo tienen de tener la oportunidad de suspender y de aprobar. Sobran planes ilusorios, sobran planes, sobran siglas y cambios de modalidad. Sobran conciertos sin músicos, conciertos para ricos, conciertos pagados por los que no quieren pagar, sobran sopranos que no saben cantar y los que tararean, sobran los que más. En la educación sobra el ser absurdo del que cree gestionar para unos cuantos y no deja hablar a los que no pueden por no haber sido educados. El retroceso sobra. Sobran letras, pupitres. Sobran quejas en despachos y cesiones ilegales, sobran cuatro que ahí están.

Falta tan poco y sobra Esperanza.

lunes, 27 de septiembre de 2010

ENERO EN LA PLAYA (a una canción)

Te llevo  un lugar..., y salió por la puerta. Esas situaciones ocurren, a menudo. Y se quedó tranquilamente al otro lado de la playa. La playa que había imaginado tantas veces, fina, susurrante, lejos de la tierra. Y el cuento comenzaba por la única parte que desconocían. Y le felicitó por su cumpleaños. Y entre abriles y sueños se dio cuenta de que, al prinicipio, enero le costaba como cuesta olvidar un secreto y la playa, tan vacía, le llevaba al lugar en el que empezaron. Una y otra vez, con las olas. Y hacía frío y la humedad era tan asfixiante que se le empapaban los pulmones de salitre y de tierra firme, como en los barcos que veían desde la isla. Aislados, en silencio. Y los gritos de aquel sueño le despertaron de la realidad y tuvo que asumir que la canción había terminado como terminan las noches, el sol, la sal...


jueves, 9 de septiembre de 2010

2. ANA SE CUELA EN UN SUEÑO

Ya había amanecido hacía un buen rato y Ana aprovechó para colarse por la ventana de una casa amarilla que dormía en medio de un bosque de castaños. La ventana estaba abierta y antes de entrar dejó su mochila roja colgada de uno de los árboles. Tuvo que esquivar varias ramas, algún pájaro y sin darse cuenta se vio aterrizando en un sueño. Todo estaba tranquilo y el mar. Ana se dio un baño en el agua más fría que su piel jamás había tocado. Comenzó a bucear y los peces de colores se le colaban por la nariz, entre los brazos y acariciaban su barbilla. No se oía nada, el silencio se imponía y algunos rayos de luz dibujaban caracolas en la cubierta de un viejo barco sumergido. Ana entró por uno de los ojos de buey del barco y descubrió, en mitad de una inmensa sala cubierta de alfombras de colores, a sus abuelos, tan elegantes, bailando agarrados al son de una música que parecía salir de una extraña caracola. Como los sueños son así, un montón de cangrejos y langostas desfilaban por una de las escaleras que parecían subir a la cubierta del barco, todos vestidos con trajes oscuros y grandes bandejas repletas de algas y bocadillos de atún. Sus abuelos desaparecieron y Ana comenzó a comer sin darse cuenta de que los bocadillos y las algas se habían convertido en montañas de espagueti. El festín fue interrumpido por cuatro sardinas con acordeón que empezaron a entonar canciones marineras, todas tan tristes que Ana casi llora o tal vez sí lloró, al estar rodeado de agua no pudo sentir más que la tristeza y entendió esa frase que su madre le decía cuando algo no iba bien y parecía estar hecha un mar de lágrimas. Decidió ponerse contenta, que menudo rollo de sueño, y cogió impulso, despidiéndose antes de las sardinas melancólicas, hacia el exterior de aquel barco y de aquel mar.

Unos minutos más tarde, Ana estaba sobrevolando la casa amarilla del castañar, dejando su mochila roja en una de las ramas del árbol, esquivando varios pájaros y saliendo de un sueño. O tal vez no.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

1. POR LA MAÑANA

Ana se lenvantó y decidió que quería ser mochilera. Se quitó el pijama de lunares y sin decir nada salió de la habitación y subió de puntillas por las escaleras hasta el desván. Allí se puso su traje de aventuras: un gorro verde, pantalón de rayas y esa camiseta que su tía le trajo de África y en la que aparecía dibujado un elefante devorado por una boa. Abrió la buharda y salió volando sin decir adiós.

Cuando había volado menos de un minuto y la casa se veía pequeña, se dio cuenta de que había olvidado su mochila y giró el cuello, primero, y después todo su cuerpo regresó como una bala hasta el tejado de su casa.  No tenía muy claros los aterrizajes, por lo que hizo un ruido tremendo al chocar contra las chimenea. Se puso su mochila roja y remontó el vuelo a toda prisa antes de que saliera el sol y notaran su ausencia.

Su abuela, mayor pero no sorda, no tardó en relacionar el sonido de las tejas con alguna trastada de las que Ana solía hacer antes de que amaneciera. Así es que, cerró los ojos, se tapó con la manta de ganchillo y decidió seguir durmiendo sin imaginar que su nieta había emprendido un largo viaje.

Todo empezó por la mañana, cuando Ana, después de aquel sueño, decidió ser mochilera y salir volando por el tejado de casa.

lunes, 6 de septiembre de 2010

COPYRIGHT ©

Se tiene o no se tiene, ser auténtico pero sin pagar, sin convencer, sinsentido, porque sí. Y mira que conozco a gente así: unos porque copian maravillosamente bien a otros, otros porque quieren llegar a ser como los unos, aquellos porque se fijaron que siendo así molaba y los menos molones porque se fijan de aquellos. Y los que quedan, los auténticos, se descubren en rincones inhóspitos y pasan desapercibidos (si no fuera así ya dejarían de ser los que quedan). Y tienen extrañas teorías copiadas de extraños sueños que deberían más bien aplicar a ellos mismos y no a otros. Visten raro porque son raros y también para que nadie les descubra en su figurada copia de lo que intentan llegar a ser sin que les vean. Hablan muy bajito para no ser oídos y algunos, los menos, se esconden de la luz de la chispa que pulula por la sexta los viernes noche. Así son los © , raros, tan raros...

jueves, 2 de septiembre de 2010

Y SI NOS VAMOS?

A veces, cuando se sentaba frente al mar, lo escuchaba y le hacía gracia atender a sus palabras como si fueran el viento o como si nada le importara porque se sentía ola y entre holas y adioses los soles le quemaban a piel. A veces, le contaba las horas y los días y quemaba la portada de ese periódico en el que solo se escribía lo que ellos querían leer y no lo otro. Y a veces, las menos, se enteraba de que al otro lado del pueblo, junto a aquella horrible casa roja que cubría la fachada de la iglesia desde el lugar más mágico, los hombres mataban algún animal para sentirse más hombres y menos bestias. Otras, las más, volvía a oir sus palabras en la montaña, en el barroco, en el rincón de la que fue su casa y desde allí, en ese instante, se sentía ella. Y sentía, sinsentidos, que otro lugar estaba escrito y cerraba la ventana para llegar a él. A veces, cuando oscurecía, el remordimiento se encontraba con todo lo demás y eso era bueno porque así no estaba solo. Y mejor que solo, a veces, aunque no contestara, merendaba un trozo de pan con chocolate y eso le gustaba tanto que entonces él hacía lo mismo.

Y es que, a veces, las veces que le veía eran siempre las últimas veces que se sentaba junto al mar a contar las horas y escuchar los gritos al otro lado del pueblo mientras los periódicos gritaban que en aquella montaña, en aquel barroco y en la que fue su casa, el remordimiento se  volvía pan con chocolate junto a la horrible casa roja. Sanseacabó

E.P

martes, 31 de agosto de 2010

LUGARES COMUNES

Existen lugares comunes para todos, donde encontrarnos aunque no estemos y ver lo que no está visto por nadie. Lugares comunes, aquí y allá, en los que el tiempo que hemos pasado juntos se vuelve mañana. Y ahí estamos, sin deficiencias, imponiéndolo todo en la Nada y encontrándonos en esos lugares comunes que Luppi tan bien describe. Y aunque el desastre se cuele por la ventana de mi casa, habremos llegado a esos lugares porque hemos querido llegar, porque hemos hecho lo que nos ha dado la gana y yo, por mi parte, seguiré con lo mismo, cada día, porque es una meta que me propuse, porque es lo que nos gusta, porque si no no merecería la pena enumerar, como Woody, esas pequeñas cosas que hacen que valga la pena y más que pena es alegría y ganas de vivir. Y en mi día a día hago eso: esforzarme por ser más yo, con mi día a día; y en mi noche a noche sueño con ser más tú, con la ventana abierta para que todo salga volando. Y en una primera inmersión, porque me lancé, vi que tanta razón tenías como la que yo tengo. Que las palabras nos embotellan y nos lanzan al mar. Prefiero los silencios.
Y es en esos lugares comunes, que no están ni aquí ni allá, donde espero. Y siempre podría ser peor: podría llover...

domingo, 29 de agosto de 2010

LA VUELTA AL COLE

Como me jode (perdón, o no, qué coño) que anuncien en la M30 que comineza el cole y menos mal que la tele ni la enciendo porque hoy me ha dado por ahí y lo primero que me encuentro es a un montón de niños vestidos de rojo anunciando que esto se termina y que muchos de vosotros tendréis que dejaros los cuartos en libros de texto y en lápices y en esa regla de x centímetros (qué más dará, digo yo) y en papel transparente y en esa mochila de ruedas tan molona. Puag. El caso es que no me quejo, pero me jode, qué voy a hacerle.

Con lo bien que estaba yo en aquella playa repleta de un magnetismo bestial, influencia o no de ese volcán tan activamente inactivo. Recordando a mi Saramago, al que fui más tarde a buscar hasta Portugal.  Sí, se estaba muy bien con Serafín arriba y Serafín abajo, tan azulito y tan mono.

Y como haia calor, tuve que ir a Vizcaia a buscar algo que dejé hace unos seis años en lo alto de un monte desde el que se veían y se ven las ilusiones de una tierra y los deseos de todo un mar, pasando por aquellos verdes y regalando a Hesse en la cima del primero de tantos que coronaríamos este verano. Y la niebla casi me lo impide pero todo, como en la vida, si se quiere se corona. Y allí que llegamos mis dos aventureras favoritas y la que se empeñó en que había que llegar y que de bajar ya se hablaría.

Supongo que al volver a la Nada despues de aquello todo estaba más claro que antes y decidí que el viaje que comenzaría días más tarde sería (sin saber muy bien porque) muy importante. Y lo fue. Aún no puedo escribir sobre él porque hacerlo sería dejarme el alma en este pedazo de irrealidad y no es plan. Me ha atrapado y aun no se me ha salido de ahí dentro. Cuesta, cuesta, Senegal, me cuesta olvidarte.



Y tal vez fue esto lo que me empujó de Madrid hacia el Oeste, envuelto en llamas. Y allí encontré otro lugar en el que quedarme para siempre sin olvidar la Nada, que me sigue allá donde voy. Y fueron tan sólo cuatro palos clavados en arena blanca y un faro, con sus doce segundos de oscuridad (mira que son tozudos los faros y que me sigan gustando tanto), y el sol poniéndose sobre ese mar tan cabreado con todo y tan acogedor y la luna llena encima de mi cabeza vacía de todos los malos rollos, porque ardieron en la hoguera y porque son un auténtico lastre en la vida de cualquiera.


Y sí, la vuelta, y anda que no habrán crecido mis chicos..., seguro que, como yo, se la han pasado buscando el rayo verde en cada playa..., qué mala influencia somos los profes. Y seguro que se han enamorado y seguro que se han ahogado de verano y de lunas y de soles y de todo lo bueno que tiene no ir al cole durante dos meses. ¿Qué no?

miércoles, 14 de julio de 2010

MEJORES


Pues me he pasado varios días, unos quince, sin entender muy bien porqué durante ciertas horas de la tarde noche, en determinados días de la semana, se quedaba esto tan vacío: las calles, los supermercados, el banco más codiciado del parque, las líneas de teléfono..., claro que, desde que vivo en la Nada, no estoy tan acostumbrada al lío de los coches y a tener a unos cuantos imberbes haciendo botellón bajo mi ventana. Me he pasado unos quince días intentado averiguar si la roja era la de la Vega o un nuevo canal de televisión, si eso del pulpo tenía algo que ver con la gripe A y al fin, aislada (literalmete) y rodeada de guiris (buscad la acepción de esta palabra en la RAE), he podido averiguar que todo este lío era culpa de una panda de chavales de mi quinta que han llegado a conseguir lo que jamás han logrado ni la pedagogía ni la política ni los superhéroes: que nos sintamos mejores y orgullosos de ser españoles. Yo ya me sentía orgullosa y española, claro, pero  después de que alguien me calificara, días antes, de sabe dios qué improperio (sin comentarios a esta caricia), me sentí algo mejor. Y bromas a parte, que no las merece, prometí ir a Sudáfrica si llegábamos hasta el final de todo esto..., pero es que me pilló en tierra de volcanes, reafirmándome en mi orgullo de ser española y por supuesto: de ser mejor.

A ver si no se nos olvida.

ps: me dio el bajón con Uruguay, teníais que haber estado con nosotros

miércoles, 23 de junio de 2010

EL SUEÑO DE MARTA

La noche de San Juan, entre hogueras, Marta tuvo un sueño: soñó que tenía un amigo entre chavolas de caramelo y con ojos de niño lleno de ilusiones, soñó que navegaba en un barco de veranos interminables y entre olas de algodón; Marta soñó con amigos que escondían secretos bajo un cerezo y recogían discos y miraban el mundo através de un caleidoscopio.

La noche de San Juan, entre deseos de primaveras terminadas, Marta jugó a volar repartiendo palabras que se colaban entre los dedos de otros, voló jugando con el tiempo y esperó a dejar de ser quien era para visitar a la abuea de un niño que corría entre el barro de otros.

Y es que sólo, en la noche de San Juan, entre lenguas extrañas, se puede ser amiga de Manuel y de Alfonso y llenar cuadernos de ilusiones y de mágicas palabras. Sólo siendo Marta y despertando, cada día, haciendo el pino para ir al colegio mientras garabatea con los dedos de los pies las ganas que tiene de ser siempre peqeña.

Y al despertar, tras la noche de San Juan, los amigos imaginados se pierden entre el verano y se recuerdan de forma extraña, como los sueños.


domingo, 20 de junio de 2010

SARAMAGO

Naciste rojo y campo y eso se nota y ser Nobel te dio lo mismo que ser Importante. Porque lo importante de verdad era ser palabra y motivo, ser hombre y ahora, ser real y luchador, ser defensor de tus ideas, ser portugués en otra tierra, ser Saramago por error.

Y la tristeza de tu muerte es la tristeza de un mundo que pierde a un gran escritor, a una gran persona.Y es que nos dejas desvalidos en momentos en los que escasean corazones como el tuyo, importantes pensadores de realidades, de sueños, de esperanzas.

Y si bien tu literatura me llegaba, me empapaba tu poesía, y me empapa; tu gran delicadeza y tu sentir. Tus palabras bailarinas de tus versos, tu sentido de poesía encarcelada, tu vehemencia por decir lo que te ataba.

Y sin duda ya van dos pérdidas grandes en un año, otra que pasó el año anterior, y si Gabo me permite estas palabras: usted aguante, por favor. Que se nos va muriendo el arte en estos días y la sensibilidad bien merece un ministerio, un trono y un lugar privilegiado en días en los que los hombres se olvidan de vivir.

jueves, 10 de junio de 2010

CAMBIOS

Mira por dónde, tú, que voy y me encuentro una cinta de casette de esas que grababa y que siempre terminaban en la furgo del padre de Emma o en el coche de sabe quién. Pues esta no. Y resulta que las canciones que escuchaba hace diez años son, casi sin novedad, las que sigo escuchando hoy. Tengo que renovarme, mañana mismo me compro el último de David Guetta.

Y es que con cinco por ciento o sin él, los cambios son necesarios y ahora que el capitalismo está de capa caída, que el comunismo está visto que no se hizo para los humanos, que nadie tiene autoridad, ni huevos, para proclamar el anarquismo, y que del neoliberalismo ya estoy hablando, seamos demócratas y dejémonos de dictaduras que son las que nos hacen falta para terminar con todo este caos en el que nostros mismos hemos acabado.

Y así, llegarán los cambios, porque están por llegar y serán buenos; nos daremos cuenta de que las cuentas que hemos hecho nos las han cambiado a su antojo y nos han enseñado a restar, nunca a sumar y de la multiplicación ni hablemos, que la división ni existe. Serán cambios que traerán nuevas ideas, nuevas formas de vida (más coherentes y tranquilas), más igualdades (tal vez el primer mundo explote y el tercero pase a segunda), más ganas de vivir eso pequeñito (uffff, esto suena a Eurovisión), más aire fresco y más echar de menos, que eso es bueno. Pero sí, los cambios son siempre buenos y ya hemos tenido un cuantos, espero que lleguen el resto y con él la suma de conciencias y de coherencias y que nadie lo pase mal. Y nada tiene esto que ver con política, que nadie se confunda. Eso sí, como en los casettes, seguiré grabando y no gravando, lo que me apetece y lo que me gusta escuchar. Para que tú lo cantes conmigo. Con cinco por ciento o sin él.

ps. es que hoy me sentía yo revolucionaria


martes, 25 de mayo de 2010

LOS SOLDADITOS DE PLOMO

Marta miraba por la ventana hacia el patio lleno de primaveras y  pensaba en la historia que Manuel le había contado días atrás. El abuelo de Manuel trabajaba el plomo en Rumanía y con diferentes moldes creaba cientos de soldaditos que vendía en un pequeño puesto del centro de Bucarest. Marta nunca hábía visto uno de esos soldados, pero imaginaba ejércitos de pequeños muñecos desfilando por los pasillos del colegio, por las mesas y por el alfeizar de la ventana en el que ahora reposaban sus sueños; todos buscando una batalla, una estratégica posición en el mapa mundi que colgaba de la pizarra. Marta hubiera querido conocer a ese abuelo y estar en esa ciudad y ayudar a pintar con pequeños pinceles una sonrisa de paz a los soldados. Las guerras -pensaba- están hechas de odio y de envidias; pero aquellos soldados, los de Manuel, serían capaces de luchar en batallas imposibles para lograr la paz de los que con sus manos les crearon. Los soldados de plomo dejaron de existir hace años, los sueños de Marta vuelan por la ventana y hasta el patio. Marta siempre quiso tener un abuelo y un barco de papel.


miércoles, 19 de mayo de 2010

MARTA, MANUEL, AFONSO


Alfonso quería ser marinero y vivir aventuras y escribirlas en su cuadero de bitácora para que Marta y Manuel conocieran otros mundo, sintieran otras tierra, soñaran con otros vientos. Marta quería ser mayor para recorrer el cielo en una burbuja de jabón y verlo todo desde arriba, desde lo más alto, desde allí dentro, tan adentro. Manuel quería tener un patinete y rodar hasta la luna, sin la gravedad del mundo en el que, día a día, se le aplastaban los sueños y se le engrandecía el hambre.
Alfonso, Marta y Manuel tenían sueños grandes pero eran pequeños. Manuel, Marta y Alfonso eran menudos y grandes soñadores de mundos posibles. Como lo son los que esconden las palabras dentro de cajas de latón y las lanzan a la tierra o al mar para que naveguen en el tiempo.


miércoles, 12 de mayo de 2010

TUBAB

Hoy, entre otras cosas, he tenido la gran oportunidad del ver Binta y la gran idea, de Javier Fesser, en compañía de veintitrés niños y niñas tubab, de doce años, todos ellos del madrileño barrio de Santa Eugenia y todos, alumnos míos. Y ha sido emocionante verles reaccionar ante las increíbles historias que en él se cuentan e increíble verles emocionarse con las verdades que Fesser nos transmite a través de la historia de estos niños senegaleses, tan distintos y tan iguales a ellos. Me quedo con mucho de lo que aquí se dice y se ve: con la gran idea del padre de Binta (por no desvelarla, no la comento), con la verdad detodos los niños y sus derechos, con ese "color carne" con el que Binta da vida a sus dibujos, con la justicia y con los sonidos de África. Y termino con el comentario de todos ellos, mis alumnos tubab, cuando han leído en los subtítulos de esta película: "...los tubab, gracias a la increíble cantidad de peces que son capaces de coger, obtienen tantos beneficios que ya no necesitan preocuparse los unos de los otros...", a lo que muchos han dicho: a mí me pasa eso. ¿A quién no?
Aprendamos de los pájaros.

Aquí os dejo esta joyita:

 

jueves, 6 de mayo de 2010

EL PRIMER PROBLEMA

Como todos los problemas, un buen día, apareció el primero para Marta, el primero para Alfonso y uno de tantos para Manuel. Los problemas son como se quieran ver y Alfonso lo miró desde su caleidoscopio, lleno de colores y haciéndose y deshaciéndose a su antojo; Marta lo vió del revés, nada más levantarse, y decidió empaparlo del agua caliente de la ducha y del jabón de aceite casero que la abuela de Manuel fabricaba a finales del invierno. Manuel, lo dejó pasar, como las lluvias de otoño, como el hambre, como la amenaza del final de los juegos que inventaba con Domingo, como uno de tantos.

Habían quedado, en secreto, junto al cerezo que estaba al lado de las pistas de baloncesto, en el patio del colegio. Era un secreto porque sólo ellos lo sabían y no podían hablarlo más que en el idioma que Marta había inventado y que consistía en cambiar cada vocal por la siguiente en orden inverso: u, o, i, e, a.


"Qadumis an ul carazi, u lu 1 an ponte, untas da qua vangun lis muyiras."

Y cuano se encontraron, junto al cerezo, aquella mañana de colegio, escondieron el problema en una caja de latón y lo enterraron muy adentro de la tierra roja del patio.
 
Nadie volvió a tener ese primer problema que Marta y Alfonso compartieron con Manuel, junto al cerezo.
 

miércoles, 5 de mayo de 2010

MANUEL ES MÚSICA

Como la primavera es lluviosa, los días son más largos, crecen. Hoy Manuel sale a buscar chatarra con su primo. Al ser algo corto de estatura, Manuel, encuentra antes lo que es realmente mágico; y su primo le deja guardarlo para él y le sube en lo alto del camión, rodeado de barras de aluminio y tiras de cobre y entonces se siente grande. Hoy encontró algo redondo, fino, delicado. Manuel lo cubrió de vaho y lo limpió, cuidadosamente, con la manga de su camiseta de rayas verdes y naranjas. Cuando llegó a casa corrió a buscar a su abuela, que cocinaba tras el biombo que separa la cocina del colchón de Manuel y Domingo, y le enseñó el objeto brillante, negro y redondo, de vinilo. Su abuela comenzó a cantar y a dar vueltas por la sala con una cuchara de palo en su mano y le explicó que en él se guardaban las canciones que su abuelo le cantaba cuando vivían en la ciudad, cuando eran jóvenes y llenos de ilusiones. Manuel, tras escuchar las tararas de su abuela, subió al tejado y con la oreja pegada al disco se llenó de amor y de notas musicales en el silencio de la tarde.

martes, 4 de mayo de 2010

ALFONSO ENCUENTRA UNA PALABRA

La mañana siguiente a la primera luna llena del mes de abril, Alfonso prepara en la cocina un pastel para la fiesta sorpresa de Marta. Como Marta es muy dulce, le cocina un bizcocho de galletas y leche condensada. Al colocar la última galleta del pastel, entra volando por la ventana de la cocina una caracola que se posa sobre la encimera. Alfonso la mira y la caracola comienza a dar saltos por toda la cocina: de la encimera al fogón, del fogón a la nevera, de la nevera al microondas, del microondas a la baldosa azul del suelo. Alfonso se tumba y con un ssssschsssss, la caracola se posa en la punta de su nariz y en un suspiro le dice: calandraca, y vuelve volando al lugar del que venía. Y no es que Alfonso crea que es extraño que una caracola voladora le suspire calandraca: es que a Alfonso le hacen cosquillas las palabras marineras y los juegos aéreos de su amiga Marta.

lunes, 3 de mayo de 2010

MARTA SALE VOLANDO

Marta iba camio del colegio con una mochila verde llena de caracolas y conchas que había recogido en la playa. Pensaba colocarlas en círculos por todo el colegio para que Alfonso, su nuevo amigo, se sintiera algo más marinero. De repente comenzó a soplar el viento del Sur y Marta extendió los brazos y salió volando calle arriba, con mochila y todo. Pasó por la biblioteca, por la plaza el mercado, por la tienda de su tío y abrió la boca para beber aire fresco. Encontró a Manuel esperando el autobús en el camino y decidió cogerle del brazo y llevarlo volando hasta el colegio. Manuel lo agradeció regalándole la última estrella que, perezosa, se había quedado despistada en el cielo del nuevo día. Marta abrió su mochila y aquella mañana, en la ciudad, llovieron conchas y caracolas. En el telediario, su madre escuchó la noticia y no dudó en regañar a Marta por volver a estar, como tantos días estaba, en las nubes. Manuel decidió guardar el secreto y se metió en un buen lío por entrar al aula por la ventana.

jueves, 29 de abril de 2010

MACGUFFIN

Y me viene esta palabra haciendo honor al maestro en el trigésimo aniversario de su muerte, un 29 de abril de 1980. Y es que siempre hay un macguffin, el mío, lo tengo claro y aparece en cada trama, en cada caso resuelto o por resolver. Una veces se repite el mismo; otras, es tan original que se me oculta y luego, ¡claro, ahora lo entiendo todo!, se hace visible y obvio. A veces echamos la culpa al azar, otras es el azar el culpable, pero el macguffin siempre reaparece o aparece y da sentido a todo misterio de esta vida o de la otra. Solo hay uno claro, evidente, como en esos malos guiones por los que terminas diciendo en mitad de la sala y a los 70 minutos de película: no, no me digas que van a estar muertos!!!, y escuchas un schhhhhh, en la última fila. Ese, que siempre se repite, es el macguffin que todos nos negamos a ver y que, por más que lo evitemos, llegará, llegará. Claro, que no voy a desvelarlo aquí, me lo guardo, como en los buenos guiones todo tiene que tener su trama y su resolución; o no, ¿acaso lo tienen la vida o la muerte?

miércoles, 28 de abril de 2010

COCINANDO LO QUE SEA

Para cocinar lo que sea hace falta poca cosa: un poquito de aquí y algo de allá. Otra tema es ponerse a cocinar realidades, entonces se complica lo culinario y te vuelves loco buscando el ingrediente perfecto y condimentando en su justa medida: que no quede muy hecho, tampoco simple y menos aún, pasado. Y es que se puede cocinar al horno, en sartén, en cazuela de barro o en microondas, aunque del mismo modo que se cocina se come. Y entre fogones de lo que sea o lo que es, una pasta en su punto o un pescadito a la sal no desmejoran al mejor chef si este pone cariño en lo que hace. Que la cocina española está de moda y la moda la dicta el comensal más exquisito. Cocinar es un arte al que pocos saben llegar. Difícil aprendizaje.


MANUEL SALE A JUGAR

Sale a jugar al balón, sale a jugar a la calle, sale a jugar con su hermano Domingo, pero es lunes y martes; Manuel, cada día, sale a jugar al camino de arena. Como no tiene juguetes, los inventa. Como no tiene dinero, no gasta. Como no tiene más amiga que la luna y que Marta y Alfonso, les llama desde su tejado y allí están, en sus camas, arropados, mientras sus madres les cuentan un cuento: a Marta, sobre la vida; a Alfonso, uno de piratas buenos y cocodrilos hambrientos; a la luna, sobre las estrellas, sobre los ojos de Manuel.

Manuel y Domingo no van al colegio los días de lluvia, el barro nos les deja y pasan las horas soñando y contando las gotas que caen sobre el suelo de la sala:

Tic, una
toc, dos
tic, tres
tac, cuatro. 

Y es sala porque solo hay una que vale de todo y para nada. Manuel es un niño, como todos, con otros problemas, como tantos.

jueves, 22 de abril de 2010

ALFONSO

A Alfonso le gustaría ser marinero. Tiene un ancla pintada en el pecho y el pelo rizado. Alfonso es un niño espigado, algo travieso y sabe hacer todo tipo de ruidos con la boca. En sus manos siempre lleva un caleidoscopio y mira através de él imaginando que, en el horizonte, están pintadas de cientos de colores las nuevas tierras que divisará desde su barco pirata. Alfonso encontró en el camino de arena una piedra blanca con puntitos rosas, la apretó contra su pecho, muy fuerte, y pidió un deseo: tener dos grandes amigos con los que recorrer mundo. Alfonso conoció a Marta en el colegio y a Manuel en la plaza, en día de mercado, mientras compraba un cuaderno de colores en el que comenzó, en la segunda hoja, poniendo la fecha y una lista de todos los medios de transporte en los que había viajado: tren, coche, patinete, bicicleta, moto y taxi. Todos menos en barco. Por eso, en la primera hoja de su cuaderno, pintó un maravilloso barco del que sería capitán. Al día siguiente, Marta, su nueva amiga, le ayudó a colorearlo y Alfonso le dejó mirar através de su catalejo. Aquellos pedacitos de cristales de colores le parecieron a Marta lo más bonito que había visto nunca.


miércoles, 21 de abril de 2010

MARTA Y MANUEL PIERDEN UNA PIEDRA EN EL CAMINO

Manuel tenía una piedra y Marta era amiga de Manuel. Marta y Manuel tenían una piedra blanca con puntitos rosas. La abuela de Manuel decía que era cuarzo y que debían sujetarla muy fuerte dentro del puño y pedir un deseo. Marta le pidió a Manuel la piedra, la colocó con cuidado en la palma de su mano derecha, la cogió con sus dedos y la traspasó a la palma de su mano izquierda, luego apretó con fuerza la piedra entre sus dedos y pidió un deseo. Manuel hizo lo mismo y al terminar dejó caer la piedra en el camino de tierra que lleva a su casa. Marta hizo el pino y se marchó. Manuel se qedó solo y dejó la piedra para que otros niños pudieran cumplir sus sueños entre el barro.

MANUEL

Manuel sabe que es pequeño y no le importa, así puede encontrar fácilmente los alfileres que a su padre se le caen al tomar medidas a sus clientes. Y es que su padre es sastre de trajes invisibles para grandes celebraciones. Manuel sabe que su cuerpo es vulnerable a una ráfaga de viento y a una mañana sin sol, esto último más bien por su tendencia a tumbarse en el tejado de su casa los días de primavera y es que, con la lluvia, las tejas de aluminio se vuelven resbaladizas y difíciles de afrontar. Manuel pasa las horas allí, cual lagartija, esperando a que su amiga Marta pase, haciendo el pino, y le salude con sanscritos garabateos de buenos días, Manuel, amigo mío. Y es que Manuel no va a la escuela los días de barro y en invierno seca sus fríos con hogueras alrededor de las cuales su abuela, que tiene más de cien años, cuenta historias para dormir y soñar otros mundos, los mundos de los que son grandes pequeños y menudos viajeros de vidas por descubrir. A Manuel le gusta su abuela y los trajes de su padre y aunque estos no les den para comer bien cada día, siempre sobran unas monedas para algún librillo de los que venden en la plaza los domingos, usados pero mágicos y valientes. Y es que Manuel es listo, mucho, y tiene grandes sueños a pesar de su corta estatura.

martes, 20 de abril de 2010

MARTA

Marta se levanta de la cama apoyando primero los brazos sobre el suelo y camina haciendo el pino hacia la cocina. Esta manía de amanecer al revés la lleva repitiendo desde que vio en aquel televisor de la tienda de su tío un anuncio, en blanco y negro, de calcetines para perros. Habla en dos idiomas a la vez porque tiene miedo de que no le entiendan y casi siempre repite la misma palabra al comenzar sus discursos: caracol. Así va de espiral en espiral haciendo garabatos con la punta de los dedos por toda la ciudad camino de la escuela en la que intentan enseñarle a ser una niña normal, como lo son las otras niñas. Pero Marta tiene la sensación de que esto no sucederá y tendrá que repetir curso o descender a un nivel más bajo con los otros normales. Y es que anormalmente, Marta, es más rara que una canción de silencios y le salen de los oídos versos de Neruda. Su madre ha intentado curar sus alegrías con antibióticos y ahora le ha dado, tras fracasar en sus intentos, por la medicina natural pero no ha logrado más que unos mantras que Marta repite hasta la saciedad cuando entra en la bañera. Y es que Marta es una niña muy zen y muy limpia.

CARTAS DESDE LA NADA

Querido asunto mío:

Te robo el adjetivo desde la nada, que me gustó.

Resulta que hoy ha salido el sol por la ventana del dormitorio, cuando acostumbra a hacerlo por el salón, y eso me ha hecho pensar que algo raro estaba apunto de suceder. Tras los rituales vespertinos (es que el sol me trastocó los momentos del día) arranco el coche y, en lugar de ruido, sale del motor una extraña palabra que inmediatamente identifico como aquella con la que finalizaba el libro que nunca he llegado a terminar de leer; y es que tengo esa manía: deternerme en las últimas palabras de cada libro y analizar las consecuencias de las mismas. Ya llego al trabajo (la palabra sigue sonando por las calles) y descubro que me han cambiado el calendario de fecha y la foto que anunciaba marzo ya no está. Es más, la soledad del edificio me hace notar que o bien he llegado demasiado pronto o tal vez, hoy, es un día más o demasiado tarde y no, resulta que los fines de semana no abren las escuelas públicas (las concertadas están siempre cerradas y en las privadas piden contraseña los domingos). Así es que vuelvo a casa y el sol está, tan tranquilo, donde lo dejé.
Y me preparo un té y va y se hace de noche. Ya decía yo.

En la nada pasan estas cosas y, normalmente, no pasa nada más que lo que tiene que pasar. Hoy fue distinto. ¿O no?

p.s. no hay forma humana de cambiarlo

jueves, 15 de abril de 2010

LA IMPORTANCIA DE LA NADA

Volaban a más de cuatro mil metros de altura y vivían con los pies sobre un alto cerro. Eran susceptibles a la nada. Y todo parece más pequeño desde aquella visión de los que fueron vencidos en la batalla de las simplezas. Al aterrizar, cada uno supo la dirección adecuada y no pasaron dos minutos sin que el momento se rompiera en frágiles pedacitos de cristal. Cada viajero tomó uno, el que le correspondía según su altura, y brotó la sangre de sus manos transparentes. Tan irreal y tan mágIco como la verdad que guardaban en sus baúles de pino viejo. Y como era época de lluvias comenzó a mojarlo todo la tempestad y el asfalto de la pista de aterrizaje, humectante, les recordó que habían dejado la ropa tendida en el patio. Las sábanas de lino habían rodado por la hierba enrolladas en gemidos de jóvenes parturientas y los pañuelos bordados volaban entre las ramas de los árboles que rodeaban la casa del viajero contumaz en soñar que no existía. Pero la realidad y la importancia de la nada se dieron la mano bajo las estrellas y no hubo más pasaporte que el expedido el día de la llegada al lugar en el que habían nacido. Y comenzó la fiesta de las ideas y se cerraron las puertas de todo lo demás, inservibles. Se agarraron con vehemencia de la mano y se dejaron llevar por la lluvia hasta el lugar del que venían. Y la rueda comenzó a girar en el molino.


domingo, 11 de abril de 2010

FINALES


Átame, 1990, película de Pedro Almodóvar y gran final, uno de los mejores. Y es que esos son los finales que te dejan buen sabor, los locos, los que abren puertas y en los que nos encontramos los optimistas. Y resistir a un final es saber dar comienzo a muchos principios, y faltos de ser fuertes, que no lo somos y nuestro orgullo nos pode en duda, están siempre esos momentos de cine, de buena compañía, de todo lo demás. Y podía haber elegido el momento en el que Elsa toma ese avión, o cuando Darín se topa con la realidad de la libertad y de la venganza, o ese en el que Meryl Streep decide coninuar y huir de la felicidad, o tal vez cuando Al Pacino se desmorona tras Cavalleria Rusticana, o ese tan tierno en el que E.T se despide de su gran amigo Elliott, o tantos otros grandes finales; pero no, me quedo con este que, si bien menos impresionante, es muy real y muy final y es de los que a mi me gusta, de carretera y manta.

DALE

Ahora que ha llegado el sol, que no hay mañana sino ahora, que ahora que lo dices estoy cansada de tanta tontería y que no son horas de nada, pero de todo lo demás. Ahora y no antes puedo decir que sí, que vamos, que dale, que nos imaginamos que no estamos y aparecemos ayer y ahora. Que aunque parezca mentira no voy a tirar por allí sino más bien doblo la esquina y me pierdo en perdidos encontronazos y ahora, no antes ni mañana, sólo ahora, con tres palés y cuatro sueños, navego en la dirección que me apetece, como antes, como siempre, como quieras, pero ahora. Sin urgencias, sin calmas falsas; esas para los que no saben volar. Sin plagios, sin nada, sinsentido, sinceramente, ahora. Sí o no.

jueves, 8 de abril de 2010

LA MEMORIA DEL CORAZÓN

Y ya lo dijo Gabo y yo así lo siento. El corazón tiene memoria y es, aunque incomprensible, esa que hace que los recuerdos nos transformen y nos hagan evolucionar. Porque la razón, y ahora me acuerdo de Cervantes y otros, es la sinrazón que enflaquece la cordura de aquel que cree sentir lo que recuerda como único. Y esa nos vuelve locos de recuerdos transformados; pero el corazón, tan olvidado de neuronas y sinapsis, nos mantine vivos de existencias en cada latido y en cada arritmia. Y contumacias mías y de otros que lo imaginemos en un puño o que lo hagamos saltar hasta extasiarlo, embelesando los momentos que nos hacen estar más en pie y más al frente. Hagamos más caso al corazón y menos a la memoria estructurada de las razones estúpidas y encasilladas a cortos o a medios plazos; que no se trata de olvidar o recordar si no de sentir y vivir lo que creemos y es así, sin pragmatismos, como el corazón nos habla. Y es que el idioma es sabio y en francés apprende par coeur, no es más que memorizar, y al fin y al cabo: aprender con el corazón. Y gracias a este artificio, logramos sobrellevar el pasado.

MI D.F

Horas de vuelo para llegar a la inmensidad de tu viento entre volcanes y la nada se rompe. Hemos llegado, la temperatura es de 18 º C y son las seis de la mañana, a una altitud de 2240 metros. Recorrerte es un misterio, la sensación de ahogo contrasta con el acogimiento de tus calles verticales y tus edificios inclinados por sabe dios qué extraña fuerza hasta vomitar en el Zócalo y sentir bajo mis pies a Texcoco,y todo se tiñe de sangrientas historias en las que participamos los que ahora te queremos. Por eso me dejo llevar por tus aceras con la certeza de que has perdonado sin dejar de recordar el olor a copál que limpia y purifica. Y paseo por Reforma desde tus tres culturas hasta Chapultepec, cena en Coyoacán; me gusta tu diversidad, tus grandezas y tus sonidos, tu olor. Y nada como verte desde los ojos del que ya te visitó y vuelve y disfruta, tan bien acmpañado, de tu cultura, de tu noche (sin olvidar que los recuerdos de Brasil están cercanos), de esa obra de teatro, ese concierto en la azotea y esas chelas recorriendo los tejados y las terrazas de tus entrañas. Y comprar un libro en Condesa y recordar los versos de aquel que me sedujo, Efraín Bartolomé. Y sintiendo a Arreola, nos confabulamos entre letras de otros y hojas de papel gastadas.
Y es que atrapas, de verdad, y quiero volver a ti.

E.P

martes, 6 de abril de 2010

PARA (ANA) (ALICIA) TÍ

Que aunque yo no esté, espera a que vuelva y ahora que estoy de vuelta puedes empezar ahí fuera. Que te queda poquito para romper con la gravedad que nos invade a los que por aquí vagamos. Sí, esa que nos empuja hacia dentro y nos hace querer irnos a otros lugares. Y cuando veas la primera luz, artificial, piensa que son otras mejores las que hay ahí fuera: las de los que te quieren y tanto te desean conocer, las del campo, las de las estrellas y la luz de lo que imaginamos y sabemos encontrar, la de la luna y el mar. Que será difícil pero sencillamente bonito y que te contarán los cuentos que contaban otros para que tengas en cuenta que esto que ahora empiezas es el inicio de todo lo que está por llegar, de todo lo bueno.
Y te dejo unas huellas para que sepas que lo que se hace esperar se quiere más que nada,como tú, pequeña, que estás ya más aquí que allí, en este seis de abril. Suerte de tu tía.

E.P

MIRA, MIRA, MIRA

Y no es por eso..., sonaba en el chevy mientras recorríamos esa larga carretera con resaca de sonidos de mar, amaneceres de lunas y soles llenos de energía contagiada. Y la intensidad, esa con la que un baño en esas aguas, un margarita sobre esa arena, un susurro en ese interminable sonido de olas y de vientos...; esa intensidad la llevo en mi Madrid, agotada en mi día a día, en mi noche a noche, en mis soledades elegidas y en mis ganas de compartir contigo los miedos hacia el hombre de blanco y las plabras de Bolaño en las calles de esa inmensa ciudad que atrapa y que libera, como detectives salvajes. Y muy guapos y muy inteligentes, las palabras inventandas asalvajan, que no asilvestran, a las que escribimos ahora en estos reales-imaginados recuerdos que entre pesos y entre besos se pierden y se descubren. En mis manos está y, ahora que me acuerdo, conozco a uno que..., ah,  ya lo dijo ella:

Yo quisiera poder hacer
lo que me dé la gana
detrás de la cortina de "la locura"

Por ti y por Frida:


E.P


lunes, 22 de marzo de 2010

72.

perigeo.(Del adj. gr. περίγειος).

1. m. Astr. Punto más próximo a la Tierra de la órbita de un astro o un satélite artificial.

Viajaba lento en su apogeo. En ese instante, la vida dio un vuelco y la materia se tornó en una inmensa capa de antigravedad y todo se dispersó: las partituras cambiaron de lugar en el pentagrama y los rostros se volvieron del color de las entrañas. En ese momento, cuando la luz se pintaba de rojo, alguien tiró de la razón y se derramó en un punto de la Tierra el despertar de toda una generación de soñadores. En el perigeo quedaron los que no habían sabido alcanzar la Luna.

71.

crepitar.(Del fr. crépiter, y este del lat. crepitāre).

1. intr. Producir sonidos repetidos, rápidos y secos, como el de la sal en el fuego.

Y no sé que tiene el fuego pero me recuerda a la vida. Seguramente, comenzó en una tarde de tormenta, justo cuando todos hacían pompas de jabón en el campo e intetaban viajar con ellas hasta Portugal siguiendo la ya conocida ruta Lisboa-Madrid. Seguramente, al principio se arrimaron al fuego para secar sus ropas y en ese instante nació la filosofía de toda una vida apaciguada de saberes. Seguramente, al sentir el crepitar de la madera incandescente, se preguntaron quiénes eran. Seguramente yo estaba allí, moviendo la leña de un lado a otro; como la vida, para que no se apague.

miércoles, 17 de marzo de 2010

70.

embaír.(Del lat. invadĕre).

1. tr. defect. Ofuscar, embaucar, hacer creer lo que no es.
2. tr. defect. ant. Atropellar, maltratar.
3. tr. defect. ant. Avergonzar, confundir.
4. prnl. defect. Sal. Entretenerse en alguna ocupación o diversión.

Y dícese llamar mago por sus falacias, sin saber que la ilusión no consisite más que en tener la virtud de la verdad y el defecto de ser incapaz de mentir.

martes, 16 de marzo de 2010

V

Un lugar entre montañas pintadas de verde y roca. En un humilde valle recorrido por aguaceros de historia y dialectos de antaño. Sus ojos, incansables, miran al viajero que llega y asombrado abre una botella de vino junto a un arroyo. Es difícil sentirse acogido; los que llegan invitados sienten celos infantiles por V, creyendo que este lugar mágico ocupa el alma de los que allí nacieron sin dejarles ser partícipes de su grandeza. Sólo, si el caminante es capaz de teñirse de humildad, se empapa su pecho de la verdadera alma de este valle. Y es extraño y dulce al mismo tiempo, es capaz de atrapar desde lejos y hacer que sus árboles se llenen de palabras hermosas. Y es arte, los que en el viven en V poseen el don de la magia y de la invisibilidad, se transforman en hombres y mujeres errantes de caminos rojizos y empedrados. Y lo que surge en V es imposible de ser borrado por el tiempo, porque el tiempo se detiene entre las calles largas y empinadas que hacen colgar a sus casas de millones de ilusiones que permanecen intactas en la memoria.
Siento la necesidad de conocer V, o rara vez estuve allí, lo sé. No, si hubieras pisado sus empedradas calles lo recordarías, no se olvida nunca el lugar en el quese añora nacer y morir.

lunes, 15 de marzo de 2010

69.

almoneda. (Del ár. hisp. almunáda, y este del ár. clás. munādāh).

1. f. Venta pública de bienes muebles con licitación y puja.
2. f. Venta de géneros que se anuncian a bajo precio.
3. f. Local donde se realiza esta venta.

"Yo tenía un botón sin ojal, un gusano de seda,
medio par de zapatos de clown y un alma en almoneda,
una hispano olivetti con caries, un tren con retraso,
un carné del Atleti, una cara de culo de vaso,
un colegio de pago, un compás, una mesa camilla,
una nuez, o bocado de Adán, menos una costilla,
una bici diabética, un cúmulo, un cirro, una strato,
un camello del rey Baltasar, una gata sin gato,
mi Annie Hall, mi Gioconda, mi Wendy, las damas primero,
mi Cantinflas, mi Bola de Nieve, mis tres Mosqueteros,
mi Tintín, mi yo-yo, mi azulete, mi siete de copas,
el zaguán donde te desnudé sin quitarte la ropa.

Mi escondite, mi clave de sol, mi reloj de pulsera,
una lámpara de Alí Babá dentro de una chistera,
no sabía que la primavera duraba un segundo,
yo quería escribir la canción más hermosa del mundo.

Les presento a mi abuelo bastardo, a mi esposa soltera,
al padrino que me apadrinó en la legión extranjera,
a mi hermano gemelo, patrón de la merca ambulante,
a Simbad el marino que tuvo un sobrino cantante,
al putón de mi prima Carlota y su perro salchicha,
a mi chupa de cota de mallas contra la desdicha,
mariposas que cazan en sueños los niños con granos
cuando sueñan que abrazan a Venus de Milo sin manos.

Me libré de los tontos por ciento, del cuento del bisnes,
dando clases en una academia de cantos de cisne,
con Simón de Cirene hice un tour por el monte Calvario,
¿qué harías tú si Adelita se fuera con un comisario?

Frente al cabo de poca esperanza arrié mi bandera,
si me pierdo de vista esperadme en la lista de espera,
heredé una botella de ron de un clochard moribundo,
olvidé la lección a la vuelta de un coma profundo.

Nunca pude cantar de un tirón
la canción de las babas del mar, del relámpago en vena,
de las lágrimas para llorar cuando valga la pena,
de la página encinta en el vientre de un bloc trotamundos,
de la gota de tinta en el himno de los iracundos.

Yo quería escribir la canción más hermosa del mundo."

Letra: Joaquín Sabina
Música: Joaquín Sabina, Antonio García de Diego, Véliz y Pancho Varona
Disco: Dímelo en la Calle (2002)


68.

piola. (Del lat. *pediŏla, traba).

1. f. Cuerda delgada.
2. f. Mar. Cabo pequeño formado de dos o tres filásticas.
3. f. Mur. Especie de triquitraque.
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piola.

1. adj. coloq. Arg. y Ur. Simpático, de trato agradable. U. t. c. s.
2. adj. coloq. Arg. Astuto, listo

El sol se perdía en la calle León y él la esperaba en La Piola, impaciente, sentado en una de las mesas con un libro forrado con papel de aquel periódico chileno. No tardó mucho en aparecer; como siempre, venía en coche. Él oteó cada una de las prendas que llevaba  y por un momento la imaginó, ridícula, en mitad de la selva Lacandona y al rato, tras dejar delicadamente su abrigo sobre el respaldo, la intuyó sentada en aquel café parisino en el que hacía unos meses habían compartido cafés y arrumacos. Siempre había odiado París. Abrió el libro y comenzó a rasgar las hojas. Ella llamó al camarero con un gesto altivo y casi desquiciante. Él se levantó y dejó sobre la mesa un billete de diez. Ella apagó su cigarrillo sobre las tapas del libro. Él se marchó y ella ordenó las hojas cuidadosamente mientras terminaba su té.

67.

dingolondango.

1. m. coloq. Expresión cariñosa, mimo, halago, arrumaco. U. m. en pl.

Y concluyó el principio del formulario y se cerraron las ventanas de la que había sido su casa durante más de veinte años. Nunca hubo persianas y les costó elegir las cortinas del salón. Pero entre plato y plato, el sexo se volvía cada día más hermético. Se olvidaron de dingolondangos y llenaron las paredes de ofensas. Una gota de licor había dejado una mancha, junto a la chimenea, que era imposible elimnar ni con el más eficaz de los limpiadores de manchas de licor. Esas no se olvidan tan fácilmente, se decía. Y el aburrimiento necesario pudo con ellos, con aquel lugar estrecho, con las paredes pintadas varias veces por el arrepentimiento y con las recetas de cocina repetidas. Y buscaron borrar la culpa de su monotonía en otras aficiones y volverse locos mutuamente. Y cayó el rayo en el mismo sitio, otra vez, y ocurrió lo que venía ocurriendo desde hacía ya muchos meses, ya tantos años y que era motivo de las frías camas y los tercos tragos de whisky, ocurrió que se puso en venta hasta el más ruin de los sentimientos y se alquilaron las pasiones al mejor postor. Todo por si acaso.

THE READER

Sin palabras, una vez más, sin palabras. Ahora rescato agunas que me brotan despues de haberte visto, otra vez. Y es que son tantas y tan hermosas las que en este trocito de vida aparecen, que me dejan muda. Y Homero, ¿dónde quedó Troya?, en tus ojos; Chéjov y aquel cuentito que inspiró al gran Mikhalkov en esa otra que me vuelve loca: "Corrió la voz de que por el malecón se había visto pasear a un nuevo personaje: la dama del perrito"; y esa otra: El amante de Lady Chatterley, que aparece en un suspiro de humedades en otra de tus escenas. Y tu final, trágico, lo imaginé distinto, así de nefelibata que es una.
Gran película y gran selección.
Y si tuviérais que elegir un libro, ¿cuál sería?

ESTRELLADA

No sé si es normal, no sé si es anormal (esta palabra siempre me recuerda a esa película), pero normalmente se me cruzan los pesamientos con unos y con otros, raramente, o no. Algunos dicen que eso es fruto de la dispersión de almas que, divididas por un extraño fenómeno, vagan por el cosmos y en un momento determinado de su existencia errante se funden en alguna estrella (lo cierto es que me lo acabo de inventar pero, suena bien, ¿verdad?). Pues anormalmente pienso lo mismo que tú y tú lo mismito que yo, y claro, como nos falta la estrella (esa nunca la hemos tenido), pues miramos hacia el mismo lugar que, normalmente es nuestra derecha y caminamos en el mismo lado (manías), y se curzan las galaxias en nuestros ojos y nos perdemos de vista por un momento. Pero en ese agujero negro, intemporal, absorvente, volvemos a coincidir en pensamientos dispersos que se vuelven a cruzar en sentimientos adversos. Vaya, yo que nunca creí en eso del destino y ahora me da por lo paranormal. Pero es muy fuerte, no sé si te das cuenta, y sí te das; te das la vuelta y sin mirar, mira lo que pasa. Vaya, yo que nunca supe de estrellas y ahora me oriento gracias a las tuyas, o no.

domingo, 14 de marzo de 2010

66.

nefelibata. (Formación culta del gr. νεφέλη, nube, y βάτης, nombre de agente, de βαίνω, andar).

1. adj. Dicho de una persona: Soñadora, que anda por las nubes. U. t. c. s.

Se conocieron en el cuarto capítulo, antes de que ella terminara de escribir y él dejara de tener tiempo para leer. Una vez más, las páginas habían volado del sofá a la cocina y luego hasta la cama. Todo parecía indicar que aquel invierno iba a ser el más frío de la década; desde que decidieron terminar con sus lecturas no había cesado de llover y el mundo parecía estar volviéndose loco y pequeño, húmedo. Los libros que habían perdido el norte encontraron un refugio en las costas del Atlántico y los más, habían salido camino del sur buscando algún rayo de sol que les devolviera la vida. Entre tanto, ya se había encalabrinado del próximo personaje de aquel viejo libro que le escribió por su cumpleaños y que veinte años más tarde había decidio leer.

viernes, 12 de marzo de 2010

65.

arpegio.(Del it. arpeggio).

1. m. Mús. Sucesión más o menos acelerada de los sonidos de un acorde.

"La otra desgracia fue el arpa. Un día, muy consciente de lo que quería decir, doña Blanca había dicho: “No creo en mujeres decentes que no sepan tocar el piano”. Fue una orden que hasta su hijo trató de discutir, pues los mejores años de su infancia habían transcurrido en las galeras de las clases de piano, aunque ya de adulto lo hubiera agradecido. No podía concebir a su esposa sometida a la misma condena, a los veinticinco años y con un carácter como el suyo. Pero lo único que obtuvo de su madre fue que cambiara el piano por el arpa, con el argumento pueril de que era el instrumento de los ángeles. Así fue como trajeron de Viena el arpa magnífica, que parecía de oro y que sonaba como si lo fuera, y que fue una de las reliquias más preciadas del Museo de la Ciudad, hasta que lo consumieron las llamas con todo lo que tenía dentro. Fermina Daza se sometió a esa condena de lujo tratando de impedir el naufragio con un sacrificio final. Empezó con un maestro de maestros que trajeron a propósito de la ciudad de Mompox, y que murió de repente a los quince días, y siguió por varios años con el músico mayor del seminario, cuyo aliento de sepulturero distorsionaba los arpegios."
Gabriel García Márquez. El amor en los tiempos del cólera.

64.

parangonar.(De paragonar).

1. tr. Hacer comparación de una cosa con otra.
2. tr. Impr. Justificar en una línea las letras, adornos, etc., de cuerpos desiguales.

paragonar.(Del it. paragonare, y este del gr. παρακονᾶν, aguzar).

1. tr. Comparar, parangonar.

"Recuerdo el gozo que me produjo este primer triunfo de mi honorabilidad. Nuca, hasta el momento, me llamaron de usted, y el hecho de que aquella mujer me parangonase en dignidad con mi tutor me ocasionó un íntimo regocijo."
Miguel Delibes. La sombra del ciprés es alargada.

63.

exinanido, da.(Del lat. exinanītus, part. pas. de exinanīre, consumir).

1. adj. p. us. Notablemente falto de vigor.

«La ciudad, ebria de luna, era un bello producto de contrastes. Brotaba de la tierra dibujada en claroscuros ofensivos. Era un espectáculo fosforescente y pálido, con algo de endeble, de exinanido y de nostálgico».

Miguel Delibes. La sombra del ciprés es alargada.

palabra cedida por Miguel S.L. El texto, de mis casuales lecuras.

HASTA SIEMPRE

Hay que ser valiente para saber esribir lo que dejaste escrito y para tener presente lo que tienen presentes tus palabras, tus párrafos, tus descripciones y, sobre todo, tus personajes. Y es que ya dijiste que murió antes el escritor que el hombre, y no creo que sea verdad. El arte nunca muere y las palabras quedan escritas en cada volumen, en cada rincón de tantas casas, colegio, instituciones, bibilotecas, librerías de siempre y, otras, quedan latentes para ser descubiertas por los que te leen, te admiran y hasta intentan seguir tus huellas; pero todas, aunque en el silencio, permanecen en el alma y en la mente.
Hasta siempre, Delibes

jueves, 11 de marzo de 2010

VIAJAR

Una de mis debilidades: viajar. Vivir otros mundos, otras vidas (de lo que hablábamos el sábado), descubrir, empaparte de otros, sentir que el gran mundo es tan pequeño, que está al alcance de la mano, que se siente accesiblemente sencillo y misterioso, que cambia, se mueve, te gira y que me vuelve loca viajar. Y ya estoy pensando a qué lugar del mapa marcharé, decidido. Y bucear en sus mares, pisar sus tierras de colores, leer lo que otros han escrito de aquel lugar o de este, sentir lo que han sentido, escuchar las palabras de los que allí habitan, sin estorbar, sin hacer ruido, despacito y sigilosamente, expectante de lo que habrá al cruzar la calle o al doblar la esquina (aunque a veces sea sorprendentemente aterrador), ser una más y dos menos, sentir sus canciones, sus bailes, su gastronomía, su forma de mirar, de reir o de llorar. Y es que, cuando se viaja, es bueno estar acompañado de algo de música. Y esto les dije a mis alumnos mientras rellenaba ese control de geografía al tiempo que sonaba Bach. Y me entendieron, y me miraron conocedores de la loca viajada qe tenían delante y se lanzaron a soñar con otros mares, en otros volcanes de otros continentes y cordilleras.
Viajar, vivir, soñar..., enamorarse de cada rincón descubierto y de los miles que quedan por descubrir. Y repetir lugares, pasado el tiempo, y mirar con ojos nuevos las grandezas y los cambios, ajenos o no al viajero.

El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho. Miguel de Cervantes

Y te buscaré:

miércoles, 10 de marzo de 2010

BARROQUEANDO ANDO

Cambios,
sin cambiantes picardías que permanecen encendidas en lo alto del brocal.

Y si bien no hubiera pozo, ni lugar al que hondear,
no serían esos ojos los que me llevaran al mar,
ni serían las tantas medias de las tintas que me das,
saltando por estas palabras que me voy a naufragar.

Que repican, que ya suenan las campanas de u lugal en el valle en el que nacen ortiga y alcornocal.                                                                                               E.P






                                          
                                                                      

EL SECRETO DE SUS OJOS

Y terminé de verla y me quedé perpleja, sin poder articular palabra durante unos minutos que fueron eternos. Por mi cabeza pasaron millones de ideas. Y debido al síndrome que me caracteriza, la olvidaré en unos meses pero nunca olvidaré el secreto que cada fotograma esconde en esta joya del cine argentino de producción uruguaya, y no podía ser de otro modo. Y sin ánimo de desvelar ninguno de estos secretos os invito a que disfrutéis, si aun no lo habéis hecho, de esta película y luego hablamos. Que da para muchas palabras y trata, en un guion perfectamente estructurado, de tanto que se me escapan las ideas en las paginas de este rinconcito. Una subtrama que bien podría asemejarse a esa joyita del Gabo y una historia tan humana y cruda como lo es la propia vida y la no menos insignificante muerte.

Ahí va un plano secuencia de no menos que cinco minutos: