martes, 16 de marzo de 2010

V

Un lugar entre montañas pintadas de verde y roca. En un humilde valle recorrido por aguaceros de historia y dialectos de antaño. Sus ojos, incansables, miran al viajero que llega y asombrado abre una botella de vino junto a un arroyo. Es difícil sentirse acogido; los que llegan invitados sienten celos infantiles por V, creyendo que este lugar mágico ocupa el alma de los que allí nacieron sin dejarles ser partícipes de su grandeza. Sólo, si el caminante es capaz de teñirse de humildad, se empapa su pecho de la verdadera alma de este valle. Y es extraño y dulce al mismo tiempo, es capaz de atrapar desde lejos y hacer que sus árboles se llenen de palabras hermosas. Y es arte, los que en el viven en V poseen el don de la magia y de la invisibilidad, se transforman en hombres y mujeres errantes de caminos rojizos y empedrados. Y lo que surge en V es imposible de ser borrado por el tiempo, porque el tiempo se detiene entre las calles largas y empinadas que hacen colgar a sus casas de millones de ilusiones que permanecen intactas en la memoria.
Siento la necesidad de conocer V, o rara vez estuve allí, lo sé. No, si hubieras pisado sus empedradas calles lo recordarías, no se olvida nunca el lugar en el quese añora nacer y morir.

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