lunes, 15 de marzo de 2010

69.

almoneda. (Del ár. hisp. almunáda, y este del ár. clás. munādāh).

1. f. Venta pública de bienes muebles con licitación y puja.
2. f. Venta de géneros que se anuncian a bajo precio.
3. f. Local donde se realiza esta venta.

"Yo tenía un botón sin ojal, un gusano de seda,
medio par de zapatos de clown y un alma en almoneda,
una hispano olivetti con caries, un tren con retraso,
un carné del Atleti, una cara de culo de vaso,
un colegio de pago, un compás, una mesa camilla,
una nuez, o bocado de Adán, menos una costilla,
una bici diabética, un cúmulo, un cirro, una strato,
un camello del rey Baltasar, una gata sin gato,
mi Annie Hall, mi Gioconda, mi Wendy, las damas primero,
mi Cantinflas, mi Bola de Nieve, mis tres Mosqueteros,
mi Tintín, mi yo-yo, mi azulete, mi siete de copas,
el zaguán donde te desnudé sin quitarte la ropa.

Mi escondite, mi clave de sol, mi reloj de pulsera,
una lámpara de Alí Babá dentro de una chistera,
no sabía que la primavera duraba un segundo,
yo quería escribir la canción más hermosa del mundo.

Les presento a mi abuelo bastardo, a mi esposa soltera,
al padrino que me apadrinó en la legión extranjera,
a mi hermano gemelo, patrón de la merca ambulante,
a Simbad el marino que tuvo un sobrino cantante,
al putón de mi prima Carlota y su perro salchicha,
a mi chupa de cota de mallas contra la desdicha,
mariposas que cazan en sueños los niños con granos
cuando sueñan que abrazan a Venus de Milo sin manos.

Me libré de los tontos por ciento, del cuento del bisnes,
dando clases en una academia de cantos de cisne,
con Simón de Cirene hice un tour por el monte Calvario,
¿qué harías tú si Adelita se fuera con un comisario?

Frente al cabo de poca esperanza arrié mi bandera,
si me pierdo de vista esperadme en la lista de espera,
heredé una botella de ron de un clochard moribundo,
olvidé la lección a la vuelta de un coma profundo.

Nunca pude cantar de un tirón
la canción de las babas del mar, del relámpago en vena,
de las lágrimas para llorar cuando valga la pena,
de la página encinta en el vientre de un bloc trotamundos,
de la gota de tinta en el himno de los iracundos.

Yo quería escribir la canción más hermosa del mundo."

Letra: Joaquín Sabina
Música: Joaquín Sabina, Antonio García de Diego, Véliz y Pancho Varona
Disco: Dímelo en la Calle (2002)


68.

piola. (Del lat. *pediŏla, traba).

1. f. Cuerda delgada.
2. f. Mar. Cabo pequeño formado de dos o tres filásticas.
3. f. Mur. Especie de triquitraque.
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piola.

1. adj. coloq. Arg. y Ur. Simpático, de trato agradable. U. t. c. s.
2. adj. coloq. Arg. Astuto, listo

El sol se perdía en la calle León y él la esperaba en La Piola, impaciente, sentado en una de las mesas con un libro forrado con papel de aquel periódico chileno. No tardó mucho en aparecer; como siempre, venía en coche. Él oteó cada una de las prendas que llevaba  y por un momento la imaginó, ridícula, en mitad de la selva Lacandona y al rato, tras dejar delicadamente su abrigo sobre el respaldo, la intuyó sentada en aquel café parisino en el que hacía unos meses habían compartido cafés y arrumacos. Siempre había odiado París. Abrió el libro y comenzó a rasgar las hojas. Ella llamó al camarero con un gesto altivo y casi desquiciante. Él se levantó y dejó sobre la mesa un billete de diez. Ella apagó su cigarrillo sobre las tapas del libro. Él se marchó y ella ordenó las hojas cuidadosamente mientras terminaba su té.

67.

dingolondango.

1. m. coloq. Expresión cariñosa, mimo, halago, arrumaco. U. m. en pl.

Y concluyó el principio del formulario y se cerraron las ventanas de la que había sido su casa durante más de veinte años. Nunca hubo persianas y les costó elegir las cortinas del salón. Pero entre plato y plato, el sexo se volvía cada día más hermético. Se olvidaron de dingolondangos y llenaron las paredes de ofensas. Una gota de licor había dejado una mancha, junto a la chimenea, que era imposible elimnar ni con el más eficaz de los limpiadores de manchas de licor. Esas no se olvidan tan fácilmente, se decía. Y el aburrimiento necesario pudo con ellos, con aquel lugar estrecho, con las paredes pintadas varias veces por el arrepentimiento y con las recetas de cocina repetidas. Y buscaron borrar la culpa de su monotonía en otras aficiones y volverse locos mutuamente. Y cayó el rayo en el mismo sitio, otra vez, y ocurrió lo que venía ocurriendo desde hacía ya muchos meses, ya tantos años y que era motivo de las frías camas y los tercos tragos de whisky, ocurrió que se puso en venta hasta el más ruin de los sentimientos y se alquilaron las pasiones al mejor postor. Todo por si acaso.

THE READER

Sin palabras, una vez más, sin palabras. Ahora rescato agunas que me brotan despues de haberte visto, otra vez. Y es que son tantas y tan hermosas las que en este trocito de vida aparecen, que me dejan muda. Y Homero, ¿dónde quedó Troya?, en tus ojos; Chéjov y aquel cuentito que inspiró al gran Mikhalkov en esa otra que me vuelve loca: "Corrió la voz de que por el malecón se había visto pasear a un nuevo personaje: la dama del perrito"; y esa otra: El amante de Lady Chatterley, que aparece en un suspiro de humedades en otra de tus escenas. Y tu final, trágico, lo imaginé distinto, así de nefelibata que es una.
Gran película y gran selección.
Y si tuviérais que elegir un libro, ¿cuál sería?

ESTRELLADA

No sé si es normal, no sé si es anormal (esta palabra siempre me recuerda a esa película), pero normalmente se me cruzan los pesamientos con unos y con otros, raramente, o no. Algunos dicen que eso es fruto de la dispersión de almas que, divididas por un extraño fenómeno, vagan por el cosmos y en un momento determinado de su existencia errante se funden en alguna estrella (lo cierto es que me lo acabo de inventar pero, suena bien, ¿verdad?). Pues anormalmente pienso lo mismo que tú y tú lo mismito que yo, y claro, como nos falta la estrella (esa nunca la hemos tenido), pues miramos hacia el mismo lugar que, normalmente es nuestra derecha y caminamos en el mismo lado (manías), y se curzan las galaxias en nuestros ojos y nos perdemos de vista por un momento. Pero en ese agujero negro, intemporal, absorvente, volvemos a coincidir en pensamientos dispersos que se vuelven a cruzar en sentimientos adversos. Vaya, yo que nunca creí en eso del destino y ahora me da por lo paranormal. Pero es muy fuerte, no sé si te das cuenta, y sí te das; te das la vuelta y sin mirar, mira lo que pasa. Vaya, yo que nunca supe de estrellas y ahora me oriento gracias a las tuyas, o no.