domingo, 21 de febrero de 2010

¿LA RAZÓN?


"Somos lo que nosotros mismos hemos decidido ser. La voluntad es jardinero de nuestro cuerpo, de nuestro jardín. Podemos plantar ortigas o lechugas; sembrar hinojo o escardar tomillo; eschar ua sola clase de semilla o arruinarlo con muchas; podemos dejarlo estéril o hacerlo fructífero con nuestro tesón...

Depende solamente de nosotros mismos. ¡Es nuesto priviliegio! ¡El de nuestra voluntad! Si en las balanzas de nuestras vidas la razón no sirviera de contrapeso a las pasiones, la bajez del natural instinto nos haría cometer los mayoes despropósitos... Para eso está la cabeza, para controlar los impulsos, para frenar la urgencia de la carne, la lujuria salvaje, eso que tú llamas amor y que de él no es sino esqueje o accidente." Shakespeare. Othello

"Porque llegado el día en que un deseo concuerde enteramente con la razón, entonces, porsupuesto, razonremos y no desearemos, porque es a todas luces imposible desear lo que no es sensato, lo que va encontra de la razón y redunda en nuestro propio perjuicio... Y cuando toda razón y todo deseo puedan, en efecto, ser calculados (porque algún dia se descubrirán las leyes de nuestro así llamado libre albedrío), se podrá elaborar una especie de tabla matemática, de modo que nuestros deseos se ajusten en todo punto a ella..." Dostoyevski. Apuntes del subsuelo

37.

réspice. (Del lat. respĭce, imper. de respicĕre, mirar).

1. m. coloq. Respuesta seca y desabrida.
2. m. coloq. Reprensión corta, pero fuerte.

"He disfrutado mucho con esta obra de teatro..., especialmente en el descanso." Groucho Marx

36.

cáliga. (Del lat. calĭga).

1. f. Especie de sandalia guarnecida de clavos que usaban los soldados de Roma antigua.
2. f. Cada una de las polainas que usaron los monjes en la Edad Media y posteriormente los obispos. U. m. en pl.


HELICÓN. ¿Y qué querías?

CALÍGULA (siempre con naturalidad). La luna.

HELICÓN. ¿Qué?

CALÍGULA. Sí, quería la luna.

HELICÓN. ¡Ah! (Silencio. Helicón se acerca.) ¿Para qué?

CALÍGULA. Bueno... Es una de las cosas que no tengo.
 
 
CALÍGULA (levantándose, pero con la misma sencillez). Tú no sabes nada.Las cosas no se consiguen porque nunca se las sostiene hasta el fin. Pero quizá baste permanecer lógico hasta el fin. También sé lo que piensas. ¡Cuántas historias por la muerte de una mujer! Pero no es eso. Creo recordar, es cierto, que hace unos días murió una mujer a quie yo amaba. ¿Pero qué es el amor? Poca cosa. Esa muerte no significa nada, te lo juro; sólo es la señal de una verdad que me hace necesaria la luna. Es una verdad muy simple y muy clara, un poco tonta, pero difícil de descrubrir  y pesada de llevar. 

HELICÓN. ¿Y cuál es la verdad?"


Albert Camus, Calígula

SE ALQUILA POR SI ACASO

"...las atracciones entre las personas, cuando son irresistibles, tienen su raíz en una existencia anterior." Gustave Flaubert. Madame Bovary

Y concluyó el principio del formulario y se cerraron las ventanas de la que había sido su casa durante más de veinte años. Nunca hubo persianas y les costó elegir las cortinas del salón. Pero entre plato y plato, el sexo se volvía cada día más hermético. Se olvidaron de dingolondangos y llenaron las paredes de ofensas. Una gota de licor había dejado una mancha, junto a la chimenea, que era imposible elimnar ni con el más eficaz de los limpiadores de manchas de licor. Esas no se olvidan tan fácilmente, se decía. Y el aburrimiento necesario pudo con ellos, con aquel lugar estrecho, con las paredes pintadas varias veces por el arrepentimiento y con las recetas de cocina repetidas. Y buscaron borrar la culpa de su monotonía en otras aficiones y volverse locos mutuamente. Y cayó el rayo en el mismo sitio, otra vez, y ocurrió lo que venía ocurriendo desde hacía ya muchos meses, ya tantos años y que era motivo de las frías camas y los tercos tragos de whisky, ocurrió que se puso en venta hasta el más ruin de los sentimientos y se alquilaron las pasiones al mejor postor. Todo por si acaso.

35.

cenotafio. (Del lat. cenotaphĭum, y este del gr. κενοτάφιον, sepulcro vacío).

1. m. Monumento funerario en el cual no está el cadáver del personaje a quien se dedica.

No hubo muerto hasta que no llegó el día en que la distancia se cruzó con la memoria de todas las barbaridades que habían acacido en las vidas de las muchachas que con él habían yacido. A pesar de que no sonó Wagner en su funeral, algunos decidieron levantar un cenotafio en su memoria para recordar que la soledad es fruto de una merecida carrera hacia la vanidad.