sábado, 16 de enero de 2010

CAUSALIDADES

Se me fue la inspiración por debajo de la puerta. Tantas son las casualidades que vuelvo a no creer en ellas. Las causalidades son menos tramposas y más reales, digo yo. Y es que si hay causa hay efecto y en efecto, la casualidad no tiene origen y es menos real que esto que escribo. Si la causa de que sea así es el azar, me paso la magia por donde ya sabes. No es casual que ya no me pongan lo más mínimo tus albricias y sí causal. Y podría empezar a enumerar pero, qué quieres que te diga, hasta eso me parece una pérdida de tiempo. Y es que los números ya me parecen sinsentidos. Qué más da dos, tres o cuatro. Que hasta eso ha perdido el interés y busco algo más pragmático. Eso sí, que no se pierda la frescura y la improvisación, la locura. Pero no la tuya, que me aburren los sermones sobre epigramistas romanos (a quién no, un rato vale). Y prefiero unos vinitos y si te descuidas me engancho en esos ojos negros. Vaya, ¿no será esta la causa?

A pasarlo bien

MONTEVIDEO



E.P

Se llega hasta allí desde lejos, desde otros vientos y se encuentra lo que se busca. Montevideo, me sabes a Habana, me sabes a Río de Janeiro. Y después de mucho caminar por tus calles me sabes a mi y te conozco como si ya te hubiera vivido. Y te recorro minuto a minuto y te huelo. Y Buenos Aires, allá enfrente, te envidia por ser tan noble, por ser tan tú. Y la gravedad en Montevieo no existe y enseguida comienzo a volar, hasta tu ventana. Y sucede que esta ciudad me gusta y me enamora con la misma intensidad con la que la describo ahora, al otro lado. Y resulta, sin duda, que debes adivinar que volveré.