sábado, 16 de enero de 2010

MONTEVIDEO



E.P

Se llega hasta allí desde lejos, desde otros vientos y se encuentra lo que se busca. Montevideo, me sabes a Habana, me sabes a Río de Janeiro. Y después de mucho caminar por tus calles me sabes a mi y te conozco como si ya te hubiera vivido. Y te recorro minuto a minuto y te huelo. Y Buenos Aires, allá enfrente, te envidia por ser tan noble, por ser tan tú. Y la gravedad en Montevieo no existe y enseguida comienzo a volar, hasta tu ventana. Y sucede que esta ciudad me gusta y me enamora con la misma intensidad con la que la describo ahora, al otro lado. Y resulta, sin duda, que debes adivinar que volveré.

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