miércoles, 28 de abril de 2010

COCINANDO LO QUE SEA

Para cocinar lo que sea hace falta poca cosa: un poquito de aquí y algo de allá. Otra tema es ponerse a cocinar realidades, entonces se complica lo culinario y te vuelves loco buscando el ingrediente perfecto y condimentando en su justa medida: que no quede muy hecho, tampoco simple y menos aún, pasado. Y es que se puede cocinar al horno, en sartén, en cazuela de barro o en microondas, aunque del mismo modo que se cocina se come. Y entre fogones de lo que sea o lo que es, una pasta en su punto o un pescadito a la sal no desmejoran al mejor chef si este pone cariño en lo que hace. Que la cocina española está de moda y la moda la dicta el comensal más exquisito. Cocinar es un arte al que pocos saben llegar. Difícil aprendizaje.


MANUEL SALE A JUGAR

Sale a jugar al balón, sale a jugar a la calle, sale a jugar con su hermano Domingo, pero es lunes y martes; Manuel, cada día, sale a jugar al camino de arena. Como no tiene juguetes, los inventa. Como no tiene dinero, no gasta. Como no tiene más amiga que la luna y que Marta y Alfonso, les llama desde su tejado y allí están, en sus camas, arropados, mientras sus madres les cuentan un cuento: a Marta, sobre la vida; a Alfonso, uno de piratas buenos y cocodrilos hambrientos; a la luna, sobre las estrellas, sobre los ojos de Manuel.

Manuel y Domingo no van al colegio los días de lluvia, el barro nos les deja y pasan las horas soñando y contando las gotas que caen sobre el suelo de la sala:

Tic, una
toc, dos
tic, tres
tac, cuatro. 

Y es sala porque solo hay una que vale de todo y para nada. Manuel es un niño, como todos, con otros problemas, como tantos.