domingo, 7 de febrero de 2010

22.

algara. (Del ár. hisp. alḡilála, y este del ár. clás. ḡalālah o ḡilālah, túnica).

2. f. Película que tienen la cebolla, el ajo, el puerro, etc., por la parte exterior.

Bastó desprender la falsa capa que le cubría para darse cuenta de que no merecía la pena llorar por una cebolla. Y así, sin algaras, comenzó a cocinar risas y esperanzas.

21.

afelio.(Del gr. ἀπό, lejos de, y ἥλιος, Sol).

1. m. Astr. Punto de la órbita de un planeta que dista más del Sol.

Estaba tan lejos del Sol que el resto de palnetas, al sentir el frío que desprendía, se alinearon para rescatarle.

AMA, AMA...

Y es que esta canción, y este grupazo de poetas, marcó mi infancia (así nos va). Y recuerdo como amábamos y ensanchábamos el alma, en cada recreo. Y teníamos tan presentes ser indios. Y nos rebelamos  y nos revelábamos sueños e inquietudes. Y han pasado años y unos, importantes abogados; otros, reveladores de misterios y, los más, los que siguen aquí, sueñan y viven en otros caminos, ensanchando almas, que al fin y al cabo, para eso estamos. Y les observo y resulta que me da por pensar que aun estamos en ese patio de colegio (yo sí) y seguimos repartiendo ese amor y seguimos viviendo de este u otro modo, del que nos vale y nos llena. Con otra calma y el mismo talante. Que salir y beber, el rollo de siempre, no nos llenó del todo y preferimos compartir el arte y las risas, que son más sanas y más difíciles. Y los conciertos, mejor más íntimos, como el de ayer en tu casa, con ese increíble poeta que me hizo temblar hasta el alma. Que hay canciones que no mueren y amigos que siguen caminos iguales a los míos y a los tuyos, que al fin y al cabo, para eso estamos. Somos unos privilegiados, ¿no?




D

Llegué por casualidad y empujada por una amistad hasta D. En ella había fuegos prestados y calma en los ojos. Había silencio e historias robadas que coincidían con la ropa que llevaba reservando en mi maleta durante todo el viaje.

D es una ciudad pragmática y misteriosa, sincera y calmada, de las que se construye despacio y, ladrillo a ladrillo, rama a rama, se vuelca en cada estructura. Es una ciudad para descansar bajo sus aguas y planear sobre su atmósfera. Quiero quedarme en D una temporada; tuve que interrumpir mi viaje para recoger algo que habia dejado olvidado en otras tierras, pero tengo la certeza de que volveré a ella y construiré un balneario al lado de una motaña. D es una ciudad independiente de todo reino, que no se puede dominar y crece libre bajo la influencia de los astros. Es solitaria, pero acoge a naúfragos y viajeros. No precisa de guías para ser descubierta, pero sí de calma y solo con cerrar los ojos e indicar hacia dónde quieres volar, D te transporta hacia sus mágicos rincones..

Me gusta D, de entre tantas ciudades, tal vez sea la que más misteriosamente me atrae hacia mí misma.