miércoles, 22 de diciembre de 2010

OTRO REGALO

Cuando se acerca la fecha, normalmente unas horas antes, me invade una nostalgia típica. Nos pasa a casi todos, lógico. Y luego pienso que más que un año más, pasado, es otro el que viene. Y también pienso en esa canción y en ese lugar. Y se conoce (cada día me gusta más esta expresión) que por eso nos da por ese ritual extraño y atragantante que cada año me vuelve loca lograr cumplir y que, en los últimos, lo llevo a puerto tarde o pronto y resulta que, más que mala suerte, cada día me trae mejor saltarme a la torera el que sean doce y el que sean tras los cuartos y seguidillas. Pues sí. Y luego están los choques de vidrios repletos de bebida franchute o catalana (sin desmejorar, que con un buen pez esta que escribe se chupa los dedos) y los besos y los abrazos y el primer anuncio que este, sin duda, será el de alguna cerveza recordando el mundial y sus alegrías ya casi olvidadas, que como nos pongan uno de bancos (como era costumbre en otros tiempos) igual entramos con el pie izquierdo. Pues sí, y las fiestas, las barras libres y los libres en las barras y petardos, dónde cojo yo un taxi a estas horas... Que no, que no, que así no me extraña que nos invada esa nostalgia que más que por lo que dejamos nos entra por lo que se nos viene encima. Este año, como otros tantos, brindaré y me tomaré un turrón en las áfricas, en vaqueros, y recordaré esa canción y aquellos lugares y me centraré en el que estoy o estaré y en lo que se me avecina, que será mejor, si cabe, que lo que ya he tenido.

Feliz año a todos

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