jueves, 11 de marzo de 2010

VIAJAR

Una de mis debilidades: viajar. Vivir otros mundos, otras vidas (de lo que hablábamos el sábado), descubrir, empaparte de otros, sentir que el gran mundo es tan pequeño, que está al alcance de la mano, que se siente accesiblemente sencillo y misterioso, que cambia, se mueve, te gira y que me vuelve loca viajar. Y ya estoy pensando a qué lugar del mapa marcharé, decidido. Y bucear en sus mares, pisar sus tierras de colores, leer lo que otros han escrito de aquel lugar o de este, sentir lo que han sentido, escuchar las palabras de los que allí habitan, sin estorbar, sin hacer ruido, despacito y sigilosamente, expectante de lo que habrá al cruzar la calle o al doblar la esquina (aunque a veces sea sorprendentemente aterrador), ser una más y dos menos, sentir sus canciones, sus bailes, su gastronomía, su forma de mirar, de reir o de llorar. Y es que, cuando se viaja, es bueno estar acompañado de algo de música. Y esto les dije a mis alumnos mientras rellenaba ese control de geografía al tiempo que sonaba Bach. Y me entendieron, y me miraron conocedores de la loca viajada qe tenían delante y se lanzaron a soñar con otros mares, en otros volcanes de otros continentes y cordilleras.
Viajar, vivir, soñar..., enamorarse de cada rincón descubierto y de los miles que quedan por descubrir. Y repetir lugares, pasado el tiempo, y mirar con ojos nuevos las grandezas y los cambios, ajenos o no al viajero.

El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho. Miguel de Cervantes

Y te buscaré:

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