Fulanito se aburría. Se aburría mirando la tele, sentado en un sillón, tumbado en la cama. Fulanito era un niño aburrido y tristón, y su madre le decía: lee; su padre le decía: lee; su tío le decía: lee. Y entre lereles, Fulanito abrió un libro e hizo lo que todos le pedían que hiciera. Fulanito era aburrido pero obediente.
Y entonces ocurrió: Fulanito leía en la cama, leía en el baño, leía camino al colegio, leía en casa sentado en el sillón, leía mientras veía la tele (apagada), leía mientras tanto y entre todo lo que hacía, leía.
Fulanito, de tanto leer, se convirtió en libro y su madre le limpiaba el polvo en la estantería, su hermana pintaba las hojas de colores y su padre lo utilizaba para abanicarse los días de calor. Fulanito era un libro aburrido, pero libro.
En mayo, cuando la Feria del Libro en el Retiro, su tío le llevó a uno de los puestos para que todos lo leyeran y se asombraran de los avances de Fulanito en las letras. Fulanito se convirtió en el libro más vendido y de aburrido pasó a best seller.
Y es que estas cosas solo pasan cuando se es libro. O cuando se es Fulanito.
1 comentario:
Me ha gustado mucho éste. Fdo.: Benson Señora.
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