miércoles, 22 de febrero de 2012

DE PRIMAVERAS

Menudos tiempos los que corren. A veces echo la vista atrás: con lo bien que vivíamos hace dos añitos, ignorantes de todo esto, sin necesidad de tener que aprender qué demonios es prevaricar o en qué consiste todo esto de la banca mundial, que si la prima de riesgo..., vaya, que ya tenía yo bastante con descifrar el recibo de la luz y la letra pequeña de mi hipoteca basura... Bueno, el caso es que un buen día, tras la resaca del mundial empezamos a sentirnos tocados con eso de que nos bajaran el sueldo y con eso de que nos echaran del curro o con eso otro de que a mi nadie me toca lo mío, y fue en ese momento, y no en otro, cuando empezamos a interesarnos por lo que nos han estado restregando media vida en los telediarios: para que haya ricos, lógicamente, debe haber pobres. Y es que nos habíamos acostumbrado demasiado bien a estar del lado de los ricos..., claro, que mientras los menos ricos pasábamos a ser más ricos, los que ya lo eran, ni te cuento a que pasaban y como esto es insostenible y los pobres cruzaban el charco, mal cruzado, y también entraban en la rueda y pasaban a ser menos pobres..., pues se rompe la lógica y: para que siga habiendo ricos, necesitamos crear otros pobres. Pues que nos ha tocado, oiga, que eso de pretender tenerlo todo no vale. Así es este sistema. Con estas justas y necesarias reformas (como Dios manda, claro), vamos a crear más pobres y los pobres, que ya lo fueron, que crucen el charco en un charter (menos mal).

Pues yo prefiero ser de los pobres si esto funciona  así. Y en estos tiempos que corren nos hemos vuelto abogados, empresarios y economistas y banqueros, espero que no nos olvidemos de ser personas

2 comentarios:

Keyrol-Grinchy dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Keyrol-Grinchy dijo...

“Gracias a medio siglo de prosperidad y estabilidad, en Occidente hemos olvidado el trauma social y político que representa la inseguridad económica de las masas, y en consecuencia no recordamos las razones que llevaron en primer término a la creación de los Estados del bienestar de los que hoy disfrutamos” (Judt: Reappraisals: reflections on the forgotten 20th century).