miércoles, 30 de marzo de 2011

HOY

En días como hoy (ya tú sabes) se me escurren las palabras y se cuelan por debajo de la puerta las malas ideas y las buenas (esas de antes) se confunden ingeniosamente con cada pulso que me echas. Y yo, que unas veces gano y otras (las más) salgo pitando a que me reconstruyan, termino haciéndole caso a las dos flores que cuelgan de mi puerta (raro en las flores) y compro billete de ida (que absurdez)
En días como hoy (más largos) solo deseo que llegue la noche y que se deje de oir eso que nadie quiere oir para que el tiempo (al detenerlo) me deje saber qué carajo es esto.
No entendiendo lo que escribo (ni lo que siento) me someto al centrifugado de mi lavadora y dando vueltas me dejo llevar hasta el otro lado del salón. Anda, desde aquí, las flores hablan en un lenguaje que no entiendo.
Para que lo entiendas, soy muy obediente.

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