jueves, 4 de abril de 2013

Carta abierta al Señor Presidente de la República de Uruguay




Señor Presidente,



Le escribo desde España, desde Madrid, mi Madrid, para decirle, simple e importantemente: GRACIAS.



Gracias por ser como es, por hablar lo que habla y por ejercer su tarea con mensajes tan necesarios como los que transmite en muchos de sus discursos. Como ya sabrá, las cosas por acá están podridas. Podridas de consumismo, de egoísmo, de corrupción, de mentiras, de plata sucia y robada a los más pobres, a los que más la han trabajado. Estamos necesitados de gente como usted, necesitados de políticos con valores distintos a los que dictan los mercados de unos pocos y para unos pocos, necesitados de cordura, de imaginación, de sencillez, de miradas a la altura de los ojos de un niño y necesitados de sonrisas. Porque es triste, muy triste, lo que uno se lleva a la cama, cada día, tras apagar las noticias o cerrar un periódico o escuchar las conversaciones de un vagón de metro. Es triste pensar cómo están intentando arrebatarnos la ilusión para dominar nuestro día a día. Es triste que nos demos cuenta de cómo funciona solo cuando nos ha pasado y las reglas del juego ya no nos sirven, ya no nos parecen justas.



Hace unos pocos años conocí Uruguay y me impresionó. Me impresionaron sus gentes, su calidad humana, su pureza de espíritu. Cierto es que mi viaje fue por placer y a penas pasé allá un mes, pero sonreí y saboreé la sencillez más exquisita, la amabilidad de cada persona que me preguntaba extrañada que qué hacía en Montevideo y me sonreía cuando les contestaba: "pasear,  conocer, vivir y aprender a vivir". 



Soy maestra, me gusta mi trabajo, vivo esa tristeza no elegida en muchos de mis alumnos y alumnas. También vivo con ellos la magia y la sencillez propia de un niño y tan importante en un adulto y la ilusión y la creatividad que intentarán arrebatarles con pruebas absurdas propias de este absurdo sistema. 



Cuando escuché por primera vez sus palabras ante representantes de los 139 países presentes en la Cumbre sobre Desarrollo Sustentable celebrada en Brasil, pensé "sí se puede" y me emocionó, me llegó. Por eso, una vez más, Señor Mújica, Gracias y, al menos, siga así, que ya no tiene edad para cambiar.



Desde mi humilde letra de maestra le saluda,



Elena Prieto 




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