lunes, 2 de noviembre de 2009

BOVARIADAS

Cuando era una niña, mi abuela solía sentarme en sus rodillas y recitarme versos de niña.


Ahora, con el tiempo,
Ahora, con la vejez,
Ahora, en la enfermedad, mi abuela tiene rodillas ancianas y sus versos son lamentos.

Pero yo, ya menos niña y menos cuerda, tengo lamentos en mis versos y palabras mal sentadas.

Sucede que no quiero conocer a nadie,
Sucede que sé dónde encontrarte,
Sucede que ya no sucede más que lo que sucede en estos versos, en tus versos.

Cuando era una niña, mi abuela solía contarme que las estrellas se tocan y pueden ser robadas por niñas que sueñan ser niñas en versos que saben a verso.

Hoy, me gritan heraldos negros, mi Vallejo, desde tus rodillas. Me hablan de tu culpa empozada en tus ojos.

Prefiero ser niña y prefiero a mi abuela.

Usted disimule- me dijo.

Vale.

No hay comentarios: