miércoles, 4 de noviembre de 2009

ANTIGUA


E.P

Llego desde Atitlán. ¿Tú no estabas en México? Sí, pero cambié de planes. Alguien me trajo hasta aquí. ¿Alquien? Sí, tuvieron la culpa unos versos que leí en San Cristobal, ¡ah!, y tus cuentitos, escritor de brevedades. Luego vuelvo, lindo y querido, hay tiempo. Este país aun llora su miseria. Guate-Guate. Pues me subo. Yo me bajo aquí, conducen como locos y paso de más adelantamientos suicidas. ¿Cuánto queda para Antigua? Pues eso, una eternidad y yo con el estómago vacío. Unos tamales y tirando, que se nos hace de noche. Increíble, hemos llegado. Me quedaría aquí varios meses, hay tanto que hacer en ti, ciudad. Todo está como lo dejaron. Mira, suena música por aquella esquina, y por aquella y por esta otra. En esta plaza me siento como en casa. Este hotel me viene bien. Precioso, mira qué patio, qué flores. Paseito nocturno. Ve con cuidado. Cena. ¿Y tú qué haces aquí, no tenías que estar en México? Ya, es que me desvié unos kilómetros y crucé la frontera. Cómo has cambiado. Yo también. Mira este edificio y el otro y aquel. Dibuja una estrella, ahí, junto a ese arco. Me rodean volcanes. Popocatepec, qué bien lo aprediste. No, este es otro, Pacaya, rojo y furia entre nieblas y piedra negra. Estamos en Antigua, no lo olvides. Monterroso, seré como tú, cruzaré frontera y me quedaré aquí. Tengo algo de Maya, ¿qué no? Yo por el norte, tú por el sur. Luego no exiliamos al D.F. Ese niño tiene hambre y ese otro y aquel. Quiero quedarme aquí. Cuéntame un cuento, va, de esos breves. El tiempo se ha parado. Este año no habrá invierno, ni otoño. En Guatemala. Ahí te envío unos cuantos:

AUGUSTO MONTERROSO

No hay comentarios: