martes, 3 de noviembre de 2009

SICILIA



E.P

En barco. Por la Eolias, desde el Tirreno. Palermo, bellísimo. Sobrevolarlo y sumergirse en su mercado, en sus calles, en sus miradores. Jugar a encontrarse en la cappella Palatina. En esos sitios no se corre. Lo sé, pero qué bien lo pasamos. Corleone, que me acuerdo de ti. En coche, qué locura, de arriba a abajo. Alrededor de un lago. Delfines saltando en Messina. Me enamoré de la primera, me sedujo la segunda y me volvió loca la tercera de tus partes, Coppola. A ver si se entera y no mete más la pata, capitán. Dieta mediterranea, de la buena. Belleza de tres culturas: viento de grecia, huracán de África, un soplo latino, ojos verdes, ardores del Etna. Rugidos y amenazas, aquí nos jugamos el tipo. ¿O no? Brucia la luna, volar en Vespa por Taormina - brucia la terra mia-al amanecer y marcharnos sin ver lo que estaba escrito. Bañarnos en un mar azul de piedras blancas, acantilados albinos. Preparar ñoquis mientras suena Mascagni, al anochecer. Perdernos y Palermo. Cenar en la playa. Me lo guardo para cuando volvamos e ju bruciu d’amuri

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