domingo, 18 de octubre de 2009

MUSA, QUE NO MUS

A veces es, tan simple, como una sonrisa o una ráfaga de aire que se cuela entre mis manos. Otras, las menos, es producto de una palabra sonora. Casi siempre viene de una o dos personas o de situaciones cotidianas que por serlo, se me hacen absurdas y repetitivas. Últimamente, equivocada, pensé que llegaba de manos del destino. Siempre, ahora lo sé, es fruto de un minuto, de un segundo, de dos o tres piezas que no encajan y, por supuesto, de mi y de los que de mi han sido y me han hecho.

Se aproximan nuevos rumbos, capitán, nuevos vientos y nuevos destinos. Icen las velas y diríjanse rumbo Norte que el Sur lo hemos perdido en la batalla de las ideas absurdas. Calafatead las naves y preparad víveres para los restos, marineros, que la fiesta y el ron va a llenar los corazones de los que en este viaje se han embarcado a tiempo; los otros, los que dejamos en tierra, que esperen nuestra venida como si de una utopía se tratase y nuestras madres nos lloren los días en que no se ponga la luna. Se aproximan nuevas rutas, posibles; las imposibles las ahogamos en la tempestad del silencio. Capitán, bienvenido a bordo, camarada.

El que así lo quiera, puede embarcar en este numen y, con los ojos bien abiertos, escuchar el rugir del océano a través de las palabras.

Yo me piro de cañas.

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