domingo, 18 de octubre de 2009

HACE UN AÑO

En un año puede suceder mucho, pasar bastante y ocurrir casi de todo. En un año, tantos días, tantos soles y tantas lunas, cambian las ideas y se nos trasforma el corazón. Pueden despertar sueños y emerger emociones. Puden cambiar rumbos y virar vidas. En un año, que pasa, que vive, que muere y que nace, podemos hacernos mayores o pequeños, hacernos ilusiones y entregar hasta los meses y los días a otras vidas y otros mares. En un año podemos viajar por todo un mundo de palabras, por toda una inmensidad de culturas, por todo lo que todos nos propongan y propongamos. En un año podríamos hacer o no, deshacer y rehacer y envolver los hechos en papeles de colores y regalárselos al tiempo. En un año podemos romper con todo o casi todo y unirnos a nada. En un año podemos aburrirnos, enamorarnos, conocer y aprender a aprehender. Basta un año para enloquecer y volar hasta la luna. Podemos leer cientos de libros, releer, escribir, hablar y contar y cantar. Todo y más, en un año. En un año podemos elegir y decidir. Podemos colocar y colocarnos y descolocar lo colocado y alocar a cualquiera. En un año podemos contar que son dos años y descontar los que nos sobran y guardarlos en un cajón. Podemos mudar y jugar y vestirnos de otros y de nosotros mismos disfrazarnos y abrazarnos durante un año. Podemos ser magos y poetas y astronautas y piratas o toreros o ser y ya está y olvidarnos de disfraces y faenas. En un año puede suceder o no lo que en un año ha pasado.

Todo lo que en un año se construye basta un segundo para guardarlo y comenzar, tan solo, a recordarlo.

Vaya pérdida de tiempo.

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