martes, 31 de agosto de 2010

LUGARES COMUNES

Existen lugares comunes para todos, donde encontrarnos aunque no estemos y ver lo que no está visto por nadie. Lugares comunes, aquí y allá, en los que el tiempo que hemos pasado juntos se vuelve mañana. Y ahí estamos, sin deficiencias, imponiéndolo todo en la Nada y encontrándonos en esos lugares comunes que Luppi tan bien describe. Y aunque el desastre se cuele por la ventana de mi casa, habremos llegado a esos lugares porque hemos querido llegar, porque hemos hecho lo que nos ha dado la gana y yo, por mi parte, seguiré con lo mismo, cada día, porque es una meta que me propuse, porque es lo que nos gusta, porque si no no merecería la pena enumerar, como Woody, esas pequeñas cosas que hacen que valga la pena y más que pena es alegría y ganas de vivir. Y en mi día a día hago eso: esforzarme por ser más yo, con mi día a día; y en mi noche a noche sueño con ser más tú, con la ventana abierta para que todo salga volando. Y en una primera inmersión, porque me lancé, vi que tanta razón tenías como la que yo tengo. Que las palabras nos embotellan y nos lanzan al mar. Prefiero los silencios.
Y es en esos lugares comunes, que no están ni aquí ni allá, donde espero. Y siempre podría ser peor: podría llover...

domingo, 29 de agosto de 2010

LA VUELTA AL COLE

Como me jode (perdón, o no, qué coño) que anuncien en la M30 que comineza el cole y menos mal que la tele ni la enciendo porque hoy me ha dado por ahí y lo primero que me encuentro es a un montón de niños vestidos de rojo anunciando que esto se termina y que muchos de vosotros tendréis que dejaros los cuartos en libros de texto y en lápices y en esa regla de x centímetros (qué más dará, digo yo) y en papel transparente y en esa mochila de ruedas tan molona. Puag. El caso es que no me quejo, pero me jode, qué voy a hacerle.

Con lo bien que estaba yo en aquella playa repleta de un magnetismo bestial, influencia o no de ese volcán tan activamente inactivo. Recordando a mi Saramago, al que fui más tarde a buscar hasta Portugal.  Sí, se estaba muy bien con Serafín arriba y Serafín abajo, tan azulito y tan mono.

Y como haia calor, tuve que ir a Vizcaia a buscar algo que dejé hace unos seis años en lo alto de un monte desde el que se veían y se ven las ilusiones de una tierra y los deseos de todo un mar, pasando por aquellos verdes y regalando a Hesse en la cima del primero de tantos que coronaríamos este verano. Y la niebla casi me lo impide pero todo, como en la vida, si se quiere se corona. Y allí que llegamos mis dos aventureras favoritas y la que se empeñó en que había que llegar y que de bajar ya se hablaría.

Supongo que al volver a la Nada despues de aquello todo estaba más claro que antes y decidí que el viaje que comenzaría días más tarde sería (sin saber muy bien porque) muy importante. Y lo fue. Aún no puedo escribir sobre él porque hacerlo sería dejarme el alma en este pedazo de irrealidad y no es plan. Me ha atrapado y aun no se me ha salido de ahí dentro. Cuesta, cuesta, Senegal, me cuesta olvidarte.



Y tal vez fue esto lo que me empujó de Madrid hacia el Oeste, envuelto en llamas. Y allí encontré otro lugar en el que quedarme para siempre sin olvidar la Nada, que me sigue allá donde voy. Y fueron tan sólo cuatro palos clavados en arena blanca y un faro, con sus doce segundos de oscuridad (mira que son tozudos los faros y que me sigan gustando tanto), y el sol poniéndose sobre ese mar tan cabreado con todo y tan acogedor y la luna llena encima de mi cabeza vacía de todos los malos rollos, porque ardieron en la hoguera y porque son un auténtico lastre en la vida de cualquiera.


Y sí, la vuelta, y anda que no habrán crecido mis chicos..., seguro que, como yo, se la han pasado buscando el rayo verde en cada playa..., qué mala influencia somos los profes. Y seguro que se han enamorado y seguro que se han ahogado de verano y de lunas y de soles y de todo lo bueno que tiene no ir al cole durante dos meses. ¿Qué no?

miércoles, 14 de julio de 2010

MEJORES


Pues me he pasado varios días, unos quince, sin entender muy bien porqué durante ciertas horas de la tarde noche, en determinados días de la semana, se quedaba esto tan vacío: las calles, los supermercados, el banco más codiciado del parque, las líneas de teléfono..., claro que, desde que vivo en la Nada, no estoy tan acostumbrada al lío de los coches y a tener a unos cuantos imberbes haciendo botellón bajo mi ventana. Me he pasado unos quince días intentado averiguar si la roja era la de la Vega o un nuevo canal de televisión, si eso del pulpo tenía algo que ver con la gripe A y al fin, aislada (literalmete) y rodeada de guiris (buscad la acepción de esta palabra en la RAE), he podido averiguar que todo este lío era culpa de una panda de chavales de mi quinta que han llegado a conseguir lo que jamás han logrado ni la pedagogía ni la política ni los superhéroes: que nos sintamos mejores y orgullosos de ser españoles. Yo ya me sentía orgullosa y española, claro, pero  después de que alguien me calificara, días antes, de sabe dios qué improperio (sin comentarios a esta caricia), me sentí algo mejor. Y bromas a parte, que no las merece, prometí ir a Sudáfrica si llegábamos hasta el final de todo esto..., pero es que me pilló en tierra de volcanes, reafirmándome en mi orgullo de ser española y por supuesto: de ser mejor.

A ver si no se nos olvida.

ps: me dio el bajón con Uruguay, teníais que haber estado con nosotros

miércoles, 23 de junio de 2010

EL SUEÑO DE MARTA

La noche de San Juan, entre hogueras, Marta tuvo un sueño: soñó que tenía un amigo entre chavolas de caramelo y con ojos de niño lleno de ilusiones, soñó que navegaba en un barco de veranos interminables y entre olas de algodón; Marta soñó con amigos que escondían secretos bajo un cerezo y recogían discos y miraban el mundo através de un caleidoscopio.

La noche de San Juan, entre deseos de primaveras terminadas, Marta jugó a volar repartiendo palabras que se colaban entre los dedos de otros, voló jugando con el tiempo y esperó a dejar de ser quien era para visitar a la abuea de un niño que corría entre el barro de otros.

Y es que sólo, en la noche de San Juan, entre lenguas extrañas, se puede ser amiga de Manuel y de Alfonso y llenar cuadernos de ilusiones y de mágicas palabras. Sólo siendo Marta y despertando, cada día, haciendo el pino para ir al colegio mientras garabatea con los dedos de los pies las ganas que tiene de ser siempre peqeña.

Y al despertar, tras la noche de San Juan, los amigos imaginados se pierden entre el verano y se recuerdan de forma extraña, como los sueños.


domingo, 20 de junio de 2010

SARAMAGO

Naciste rojo y campo y eso se nota y ser Nobel te dio lo mismo que ser Importante. Porque lo importante de verdad era ser palabra y motivo, ser hombre y ahora, ser real y luchador, ser defensor de tus ideas, ser portugués en otra tierra, ser Saramago por error.

Y la tristeza de tu muerte es la tristeza de un mundo que pierde a un gran escritor, a una gran persona.Y es que nos dejas desvalidos en momentos en los que escasean corazones como el tuyo, importantes pensadores de realidades, de sueños, de esperanzas.

Y si bien tu literatura me llegaba, me empapaba tu poesía, y me empapa; tu gran delicadeza y tu sentir. Tus palabras bailarinas de tus versos, tu sentido de poesía encarcelada, tu vehemencia por decir lo que te ataba.

Y sin duda ya van dos pérdidas grandes en un año, otra que pasó el año anterior, y si Gabo me permite estas palabras: usted aguante, por favor. Que se nos va muriendo el arte en estos días y la sensibilidad bien merece un ministerio, un trono y un lugar privilegiado en días en los que los hombres se olvidan de vivir.

jueves, 10 de junio de 2010

CAMBIOS

Mira por dónde, tú, que voy y me encuentro una cinta de casette de esas que grababa y que siempre terminaban en la furgo del padre de Emma o en el coche de sabe quién. Pues esta no. Y resulta que las canciones que escuchaba hace diez años son, casi sin novedad, las que sigo escuchando hoy. Tengo que renovarme, mañana mismo me compro el último de David Guetta.

Y es que con cinco por ciento o sin él, los cambios son necesarios y ahora que el capitalismo está de capa caída, que el comunismo está visto que no se hizo para los humanos, que nadie tiene autoridad, ni huevos, para proclamar el anarquismo, y que del neoliberalismo ya estoy hablando, seamos demócratas y dejémonos de dictaduras que son las que nos hacen falta para terminar con todo este caos en el que nostros mismos hemos acabado.

Y así, llegarán los cambios, porque están por llegar y serán buenos; nos daremos cuenta de que las cuentas que hemos hecho nos las han cambiado a su antojo y nos han enseñado a restar, nunca a sumar y de la multiplicación ni hablemos, que la división ni existe. Serán cambios que traerán nuevas ideas, nuevas formas de vida (más coherentes y tranquilas), más igualdades (tal vez el primer mundo explote y el tercero pase a segunda), más ganas de vivir eso pequeñito (uffff, esto suena a Eurovisión), más aire fresco y más echar de menos, que eso es bueno. Pero sí, los cambios son siempre buenos y ya hemos tenido un cuantos, espero que lleguen el resto y con él la suma de conciencias y de coherencias y que nadie lo pase mal. Y nada tiene esto que ver con política, que nadie se confunda. Eso sí, como en los casettes, seguiré grabando y no gravando, lo que me apetece y lo que me gusta escuchar. Para que tú lo cantes conmigo. Con cinco por ciento o sin él.

ps. es que hoy me sentía yo revolucionaria


martes, 25 de mayo de 2010

LOS SOLDADITOS DE PLOMO

Marta miraba por la ventana hacia el patio lleno de primaveras y  pensaba en la historia que Manuel le había contado días atrás. El abuelo de Manuel trabajaba el plomo en Rumanía y con diferentes moldes creaba cientos de soldaditos que vendía en un pequeño puesto del centro de Bucarest. Marta nunca hábía visto uno de esos soldados, pero imaginaba ejércitos de pequeños muñecos desfilando por los pasillos del colegio, por las mesas y por el alfeizar de la ventana en el que ahora reposaban sus sueños; todos buscando una batalla, una estratégica posición en el mapa mundi que colgaba de la pizarra. Marta hubiera querido conocer a ese abuelo y estar en esa ciudad y ayudar a pintar con pequeños pinceles una sonrisa de paz a los soldados. Las guerras -pensaba- están hechas de odio y de envidias; pero aquellos soldados, los de Manuel, serían capaces de luchar en batallas imposibles para lograr la paz de los que con sus manos les crearon. Los soldados de plomo dejaron de existir hace años, los sueños de Marta vuelan por la ventana y hasta el patio. Marta siempre quiso tener un abuelo y un barco de papel.


miércoles, 19 de mayo de 2010

MARTA, MANUEL, AFONSO


Alfonso quería ser marinero y vivir aventuras y escribirlas en su cuadero de bitácora para que Marta y Manuel conocieran otros mundo, sintieran otras tierra, soñaran con otros vientos. Marta quería ser mayor para recorrer el cielo en una burbuja de jabón y verlo todo desde arriba, desde lo más alto, desde allí dentro, tan adentro. Manuel quería tener un patinete y rodar hasta la luna, sin la gravedad del mundo en el que, día a día, se le aplastaban los sueños y se le engrandecía el hambre.
Alfonso, Marta y Manuel tenían sueños grandes pero eran pequeños. Manuel, Marta y Alfonso eran menudos y grandes soñadores de mundos posibles. Como lo son los que esconden las palabras dentro de cajas de latón y las lanzan a la tierra o al mar para que naveguen en el tiempo.


miércoles, 12 de mayo de 2010

TUBAB

Hoy, entre otras cosas, he tenido la gran oportunidad del ver Binta y la gran idea, de Javier Fesser, en compañía de veintitrés niños y niñas tubab, de doce años, todos ellos del madrileño barrio de Santa Eugenia y todos, alumnos míos. Y ha sido emocionante verles reaccionar ante las increíbles historias que en él se cuentan e increíble verles emocionarse con las verdades que Fesser nos transmite a través de la historia de estos niños senegaleses, tan distintos y tan iguales a ellos. Me quedo con mucho de lo que aquí se dice y se ve: con la gran idea del padre de Binta (por no desvelarla, no la comento), con la verdad detodos los niños y sus derechos, con ese "color carne" con el que Binta da vida a sus dibujos, con la justicia y con los sonidos de África. Y termino con el comentario de todos ellos, mis alumnos tubab, cuando han leído en los subtítulos de esta película: "...los tubab, gracias a la increíble cantidad de peces que son capaces de coger, obtienen tantos beneficios que ya no necesitan preocuparse los unos de los otros...", a lo que muchos han dicho: a mí me pasa eso. ¿A quién no?
Aprendamos de los pájaros.

Aquí os dejo esta joyita:

 

jueves, 6 de mayo de 2010

EL PRIMER PROBLEMA

Como todos los problemas, un buen día, apareció el primero para Marta, el primero para Alfonso y uno de tantos para Manuel. Los problemas son como se quieran ver y Alfonso lo miró desde su caleidoscopio, lleno de colores y haciéndose y deshaciéndose a su antojo; Marta lo vió del revés, nada más levantarse, y decidió empaparlo del agua caliente de la ducha y del jabón de aceite casero que la abuela de Manuel fabricaba a finales del invierno. Manuel, lo dejó pasar, como las lluvias de otoño, como el hambre, como la amenaza del final de los juegos que inventaba con Domingo, como uno de tantos.

Habían quedado, en secreto, junto al cerezo que estaba al lado de las pistas de baloncesto, en el patio del colegio. Era un secreto porque sólo ellos lo sabían y no podían hablarlo más que en el idioma que Marta había inventado y que consistía en cambiar cada vocal por la siguiente en orden inverso: u, o, i, e, a.


"Qadumis an ul carazi, u lu 1 an ponte, untas da qua vangun lis muyiras."

Y cuano se encontraron, junto al cerezo, aquella mañana de colegio, escondieron el problema en una caja de latón y lo enterraron muy adentro de la tierra roja del patio.
 
Nadie volvió a tener ese primer problema que Marta y Alfonso compartieron con Manuel, junto al cerezo.
 

miércoles, 5 de mayo de 2010

MANUEL ES MÚSICA

Como la primavera es lluviosa, los días son más largos, crecen. Hoy Manuel sale a buscar chatarra con su primo. Al ser algo corto de estatura, Manuel, encuentra antes lo que es realmente mágico; y su primo le deja guardarlo para él y le sube en lo alto del camión, rodeado de barras de aluminio y tiras de cobre y entonces se siente grande. Hoy encontró algo redondo, fino, delicado. Manuel lo cubrió de vaho y lo limpió, cuidadosamente, con la manga de su camiseta de rayas verdes y naranjas. Cuando llegó a casa corrió a buscar a su abuela, que cocinaba tras el biombo que separa la cocina del colchón de Manuel y Domingo, y le enseñó el objeto brillante, negro y redondo, de vinilo. Su abuela comenzó a cantar y a dar vueltas por la sala con una cuchara de palo en su mano y le explicó que en él se guardaban las canciones que su abuelo le cantaba cuando vivían en la ciudad, cuando eran jóvenes y llenos de ilusiones. Manuel, tras escuchar las tararas de su abuela, subió al tejado y con la oreja pegada al disco se llenó de amor y de notas musicales en el silencio de la tarde.

martes, 4 de mayo de 2010

ALFONSO ENCUENTRA UNA PALABRA

La mañana siguiente a la primera luna llena del mes de abril, Alfonso prepara en la cocina un pastel para la fiesta sorpresa de Marta. Como Marta es muy dulce, le cocina un bizcocho de galletas y leche condensada. Al colocar la última galleta del pastel, entra volando por la ventana de la cocina una caracola que se posa sobre la encimera. Alfonso la mira y la caracola comienza a dar saltos por toda la cocina: de la encimera al fogón, del fogón a la nevera, de la nevera al microondas, del microondas a la baldosa azul del suelo. Alfonso se tumba y con un ssssschsssss, la caracola se posa en la punta de su nariz y en un suspiro le dice: calandraca, y vuelve volando al lugar del que venía. Y no es que Alfonso crea que es extraño que una caracola voladora le suspire calandraca: es que a Alfonso le hacen cosquillas las palabras marineras y los juegos aéreos de su amiga Marta.

lunes, 3 de mayo de 2010

MARTA SALE VOLANDO

Marta iba camio del colegio con una mochila verde llena de caracolas y conchas que había recogido en la playa. Pensaba colocarlas en círculos por todo el colegio para que Alfonso, su nuevo amigo, se sintiera algo más marinero. De repente comenzó a soplar el viento del Sur y Marta extendió los brazos y salió volando calle arriba, con mochila y todo. Pasó por la biblioteca, por la plaza el mercado, por la tienda de su tío y abrió la boca para beber aire fresco. Encontró a Manuel esperando el autobús en el camino y decidió cogerle del brazo y llevarlo volando hasta el colegio. Manuel lo agradeció regalándole la última estrella que, perezosa, se había quedado despistada en el cielo del nuevo día. Marta abrió su mochila y aquella mañana, en la ciudad, llovieron conchas y caracolas. En el telediario, su madre escuchó la noticia y no dudó en regañar a Marta por volver a estar, como tantos días estaba, en las nubes. Manuel decidió guardar el secreto y se metió en un buen lío por entrar al aula por la ventana.

jueves, 29 de abril de 2010

MACGUFFIN

Y me viene esta palabra haciendo honor al maestro en el trigésimo aniversario de su muerte, un 29 de abril de 1980. Y es que siempre hay un macguffin, el mío, lo tengo claro y aparece en cada trama, en cada caso resuelto o por resolver. Una veces se repite el mismo; otras, es tan original que se me oculta y luego, ¡claro, ahora lo entiendo todo!, se hace visible y obvio. A veces echamos la culpa al azar, otras es el azar el culpable, pero el macguffin siempre reaparece o aparece y da sentido a todo misterio de esta vida o de la otra. Solo hay uno claro, evidente, como en esos malos guiones por los que terminas diciendo en mitad de la sala y a los 70 minutos de película: no, no me digas que van a estar muertos!!!, y escuchas un schhhhhh, en la última fila. Ese, que siempre se repite, es el macguffin que todos nos negamos a ver y que, por más que lo evitemos, llegará, llegará. Claro, que no voy a desvelarlo aquí, me lo guardo, como en los buenos guiones todo tiene que tener su trama y su resolución; o no, ¿acaso lo tienen la vida o la muerte?

miércoles, 28 de abril de 2010

COCINANDO LO QUE SEA

Para cocinar lo que sea hace falta poca cosa: un poquito de aquí y algo de allá. Otra tema es ponerse a cocinar realidades, entonces se complica lo culinario y te vuelves loco buscando el ingrediente perfecto y condimentando en su justa medida: que no quede muy hecho, tampoco simple y menos aún, pasado. Y es que se puede cocinar al horno, en sartén, en cazuela de barro o en microondas, aunque del mismo modo que se cocina se come. Y entre fogones de lo que sea o lo que es, una pasta en su punto o un pescadito a la sal no desmejoran al mejor chef si este pone cariño en lo que hace. Que la cocina española está de moda y la moda la dicta el comensal más exquisito. Cocinar es un arte al que pocos saben llegar. Difícil aprendizaje.


MANUEL SALE A JUGAR

Sale a jugar al balón, sale a jugar a la calle, sale a jugar con su hermano Domingo, pero es lunes y martes; Manuel, cada día, sale a jugar al camino de arena. Como no tiene juguetes, los inventa. Como no tiene dinero, no gasta. Como no tiene más amiga que la luna y que Marta y Alfonso, les llama desde su tejado y allí están, en sus camas, arropados, mientras sus madres les cuentan un cuento: a Marta, sobre la vida; a Alfonso, uno de piratas buenos y cocodrilos hambrientos; a la luna, sobre las estrellas, sobre los ojos de Manuel.

Manuel y Domingo no van al colegio los días de lluvia, el barro nos les deja y pasan las horas soñando y contando las gotas que caen sobre el suelo de la sala:

Tic, una
toc, dos
tic, tres
tac, cuatro. 

Y es sala porque solo hay una que vale de todo y para nada. Manuel es un niño, como todos, con otros problemas, como tantos.

jueves, 22 de abril de 2010

ALFONSO

A Alfonso le gustaría ser marinero. Tiene un ancla pintada en el pecho y el pelo rizado. Alfonso es un niño espigado, algo travieso y sabe hacer todo tipo de ruidos con la boca. En sus manos siempre lleva un caleidoscopio y mira através de él imaginando que, en el horizonte, están pintadas de cientos de colores las nuevas tierras que divisará desde su barco pirata. Alfonso encontró en el camino de arena una piedra blanca con puntitos rosas, la apretó contra su pecho, muy fuerte, y pidió un deseo: tener dos grandes amigos con los que recorrer mundo. Alfonso conoció a Marta en el colegio y a Manuel en la plaza, en día de mercado, mientras compraba un cuaderno de colores en el que comenzó, en la segunda hoja, poniendo la fecha y una lista de todos los medios de transporte en los que había viajado: tren, coche, patinete, bicicleta, moto y taxi. Todos menos en barco. Por eso, en la primera hoja de su cuaderno, pintó un maravilloso barco del que sería capitán. Al día siguiente, Marta, su nueva amiga, le ayudó a colorearlo y Alfonso le dejó mirar através de su catalejo. Aquellos pedacitos de cristales de colores le parecieron a Marta lo más bonito que había visto nunca.


miércoles, 21 de abril de 2010

MARTA Y MANUEL PIERDEN UNA PIEDRA EN EL CAMINO

Manuel tenía una piedra y Marta era amiga de Manuel. Marta y Manuel tenían una piedra blanca con puntitos rosas. La abuela de Manuel decía que era cuarzo y que debían sujetarla muy fuerte dentro del puño y pedir un deseo. Marta le pidió a Manuel la piedra, la colocó con cuidado en la palma de su mano derecha, la cogió con sus dedos y la traspasó a la palma de su mano izquierda, luego apretó con fuerza la piedra entre sus dedos y pidió un deseo. Manuel hizo lo mismo y al terminar dejó caer la piedra en el camino de tierra que lleva a su casa. Marta hizo el pino y se marchó. Manuel se qedó solo y dejó la piedra para que otros niños pudieran cumplir sus sueños entre el barro.

MANUEL

Manuel sabe que es pequeño y no le importa, así puede encontrar fácilmente los alfileres que a su padre se le caen al tomar medidas a sus clientes. Y es que su padre es sastre de trajes invisibles para grandes celebraciones. Manuel sabe que su cuerpo es vulnerable a una ráfaga de viento y a una mañana sin sol, esto último más bien por su tendencia a tumbarse en el tejado de su casa los días de primavera y es que, con la lluvia, las tejas de aluminio se vuelven resbaladizas y difíciles de afrontar. Manuel pasa las horas allí, cual lagartija, esperando a que su amiga Marta pase, haciendo el pino, y le salude con sanscritos garabateos de buenos días, Manuel, amigo mío. Y es que Manuel no va a la escuela los días de barro y en invierno seca sus fríos con hogueras alrededor de las cuales su abuela, que tiene más de cien años, cuenta historias para dormir y soñar otros mundos, los mundos de los que son grandes pequeños y menudos viajeros de vidas por descubrir. A Manuel le gusta su abuela y los trajes de su padre y aunque estos no les den para comer bien cada día, siempre sobran unas monedas para algún librillo de los que venden en la plaza los domingos, usados pero mágicos y valientes. Y es que Manuel es listo, mucho, y tiene grandes sueños a pesar de su corta estatura.

martes, 20 de abril de 2010

MARTA

Marta se levanta de la cama apoyando primero los brazos sobre el suelo y camina haciendo el pino hacia la cocina. Esta manía de amanecer al revés la lleva repitiendo desde que vio en aquel televisor de la tienda de su tío un anuncio, en blanco y negro, de calcetines para perros. Habla en dos idiomas a la vez porque tiene miedo de que no le entiendan y casi siempre repite la misma palabra al comenzar sus discursos: caracol. Así va de espiral en espiral haciendo garabatos con la punta de los dedos por toda la ciudad camino de la escuela en la que intentan enseñarle a ser una niña normal, como lo son las otras niñas. Pero Marta tiene la sensación de que esto no sucederá y tendrá que repetir curso o descender a un nivel más bajo con los otros normales. Y es que anormalmente, Marta, es más rara que una canción de silencios y le salen de los oídos versos de Neruda. Su madre ha intentado curar sus alegrías con antibióticos y ahora le ha dado, tras fracasar en sus intentos, por la medicina natural pero no ha logrado más que unos mantras que Marta repite hasta la saciedad cuando entra en la bañera. Y es que Marta es una niña muy zen y muy limpia.

CARTAS DESDE LA NADA

Querido asunto mío:

Te robo el adjetivo desde la nada, que me gustó.

Resulta que hoy ha salido el sol por la ventana del dormitorio, cuando acostumbra a hacerlo por el salón, y eso me ha hecho pensar que algo raro estaba apunto de suceder. Tras los rituales vespertinos (es que el sol me trastocó los momentos del día) arranco el coche y, en lugar de ruido, sale del motor una extraña palabra que inmediatamente identifico como aquella con la que finalizaba el libro que nunca he llegado a terminar de leer; y es que tengo esa manía: deternerme en las últimas palabras de cada libro y analizar las consecuencias de las mismas. Ya llego al trabajo (la palabra sigue sonando por las calles) y descubro que me han cambiado el calendario de fecha y la foto que anunciaba marzo ya no está. Es más, la soledad del edificio me hace notar que o bien he llegado demasiado pronto o tal vez, hoy, es un día más o demasiado tarde y no, resulta que los fines de semana no abren las escuelas públicas (las concertadas están siempre cerradas y en las privadas piden contraseña los domingos). Así es que vuelvo a casa y el sol está, tan tranquilo, donde lo dejé.
Y me preparo un té y va y se hace de noche. Ya decía yo.

En la nada pasan estas cosas y, normalmente, no pasa nada más que lo que tiene que pasar. Hoy fue distinto. ¿O no?

p.s. no hay forma humana de cambiarlo

jueves, 15 de abril de 2010

LA IMPORTANCIA DE LA NADA

Volaban a más de cuatro mil metros de altura y vivían con los pies sobre un alto cerro. Eran susceptibles a la nada. Y todo parece más pequeño desde aquella visión de los que fueron vencidos en la batalla de las simplezas. Al aterrizar, cada uno supo la dirección adecuada y no pasaron dos minutos sin que el momento se rompiera en frágiles pedacitos de cristal. Cada viajero tomó uno, el que le correspondía según su altura, y brotó la sangre de sus manos transparentes. Tan irreal y tan mágIco como la verdad que guardaban en sus baúles de pino viejo. Y como era época de lluvias comenzó a mojarlo todo la tempestad y el asfalto de la pista de aterrizaje, humectante, les recordó que habían dejado la ropa tendida en el patio. Las sábanas de lino habían rodado por la hierba enrolladas en gemidos de jóvenes parturientas y los pañuelos bordados volaban entre las ramas de los árboles que rodeaban la casa del viajero contumaz en soñar que no existía. Pero la realidad y la importancia de la nada se dieron la mano bajo las estrellas y no hubo más pasaporte que el expedido el día de la llegada al lugar en el que habían nacido. Y comenzó la fiesta de las ideas y se cerraron las puertas de todo lo demás, inservibles. Se agarraron con vehemencia de la mano y se dejaron llevar por la lluvia hasta el lugar del que venían. Y la rueda comenzó a girar en el molino.


domingo, 11 de abril de 2010

FINALES


Átame, 1990, película de Pedro Almodóvar y gran final, uno de los mejores. Y es que esos son los finales que te dejan buen sabor, los locos, los que abren puertas y en los que nos encontramos los optimistas. Y resistir a un final es saber dar comienzo a muchos principios, y faltos de ser fuertes, que no lo somos y nuestro orgullo nos pode en duda, están siempre esos momentos de cine, de buena compañía, de todo lo demás. Y podía haber elegido el momento en el que Elsa toma ese avión, o cuando Darín se topa con la realidad de la libertad y de la venganza, o ese en el que Meryl Streep decide coninuar y huir de la felicidad, o tal vez cuando Al Pacino se desmorona tras Cavalleria Rusticana, o ese tan tierno en el que E.T se despide de su gran amigo Elliott, o tantos otros grandes finales; pero no, me quedo con este que, si bien menos impresionante, es muy real y muy final y es de los que a mi me gusta, de carretera y manta.

DALE

Ahora que ha llegado el sol, que no hay mañana sino ahora, que ahora que lo dices estoy cansada de tanta tontería y que no son horas de nada, pero de todo lo demás. Ahora y no antes puedo decir que sí, que vamos, que dale, que nos imaginamos que no estamos y aparecemos ayer y ahora. Que aunque parezca mentira no voy a tirar por allí sino más bien doblo la esquina y me pierdo en perdidos encontronazos y ahora, no antes ni mañana, sólo ahora, con tres palés y cuatro sueños, navego en la dirección que me apetece, como antes, como siempre, como quieras, pero ahora. Sin urgencias, sin calmas falsas; esas para los que no saben volar. Sin plagios, sin nada, sinsentido, sinceramente, ahora. Sí o no.

jueves, 8 de abril de 2010

LA MEMORIA DEL CORAZÓN

Y ya lo dijo Gabo y yo así lo siento. El corazón tiene memoria y es, aunque incomprensible, esa que hace que los recuerdos nos transformen y nos hagan evolucionar. Porque la razón, y ahora me acuerdo de Cervantes y otros, es la sinrazón que enflaquece la cordura de aquel que cree sentir lo que recuerda como único. Y esa nos vuelve locos de recuerdos transformados; pero el corazón, tan olvidado de neuronas y sinapsis, nos mantine vivos de existencias en cada latido y en cada arritmia. Y contumacias mías y de otros que lo imaginemos en un puño o que lo hagamos saltar hasta extasiarlo, embelesando los momentos que nos hacen estar más en pie y más al frente. Hagamos más caso al corazón y menos a la memoria estructurada de las razones estúpidas y encasilladas a cortos o a medios plazos; que no se trata de olvidar o recordar si no de sentir y vivir lo que creemos y es así, sin pragmatismos, como el corazón nos habla. Y es que el idioma es sabio y en francés apprende par coeur, no es más que memorizar, y al fin y al cabo: aprender con el corazón. Y gracias a este artificio, logramos sobrellevar el pasado.

MI D.F

Horas de vuelo para llegar a la inmensidad de tu viento entre volcanes y la nada se rompe. Hemos llegado, la temperatura es de 18 º C y son las seis de la mañana, a una altitud de 2240 metros. Recorrerte es un misterio, la sensación de ahogo contrasta con el acogimiento de tus calles verticales y tus edificios inclinados por sabe dios qué extraña fuerza hasta vomitar en el Zócalo y sentir bajo mis pies a Texcoco,y todo se tiñe de sangrientas historias en las que participamos los que ahora te queremos. Por eso me dejo llevar por tus aceras con la certeza de que has perdonado sin dejar de recordar el olor a copál que limpia y purifica. Y paseo por Reforma desde tus tres culturas hasta Chapultepec, cena en Coyoacán; me gusta tu diversidad, tus grandezas y tus sonidos, tu olor. Y nada como verte desde los ojos del que ya te visitó y vuelve y disfruta, tan bien acmpañado, de tu cultura, de tu noche (sin olvidar que los recuerdos de Brasil están cercanos), de esa obra de teatro, ese concierto en la azotea y esas chelas recorriendo los tejados y las terrazas de tus entrañas. Y comprar un libro en Condesa y recordar los versos de aquel que me sedujo, Efraín Bartolomé. Y sintiendo a Arreola, nos confabulamos entre letras de otros y hojas de papel gastadas.
Y es que atrapas, de verdad, y quiero volver a ti.

E.P

martes, 6 de abril de 2010

PARA (ANA) (ALICIA) TÍ

Que aunque yo no esté, espera a que vuelva y ahora que estoy de vuelta puedes empezar ahí fuera. Que te queda poquito para romper con la gravedad que nos invade a los que por aquí vagamos. Sí, esa que nos empuja hacia dentro y nos hace querer irnos a otros lugares. Y cuando veas la primera luz, artificial, piensa que son otras mejores las que hay ahí fuera: las de los que te quieren y tanto te desean conocer, las del campo, las de las estrellas y la luz de lo que imaginamos y sabemos encontrar, la de la luna y el mar. Que será difícil pero sencillamente bonito y que te contarán los cuentos que contaban otros para que tengas en cuenta que esto que ahora empiezas es el inicio de todo lo que está por llegar, de todo lo bueno.
Y te dejo unas huellas para que sepas que lo que se hace esperar se quiere más que nada,como tú, pequeña, que estás ya más aquí que allí, en este seis de abril. Suerte de tu tía.

E.P

MIRA, MIRA, MIRA

Y no es por eso..., sonaba en el chevy mientras recorríamos esa larga carretera con resaca de sonidos de mar, amaneceres de lunas y soles llenos de energía contagiada. Y la intensidad, esa con la que un baño en esas aguas, un margarita sobre esa arena, un susurro en ese interminable sonido de olas y de vientos...; esa intensidad la llevo en mi Madrid, agotada en mi día a día, en mi noche a noche, en mis soledades elegidas y en mis ganas de compartir contigo los miedos hacia el hombre de blanco y las plabras de Bolaño en las calles de esa inmensa ciudad que atrapa y que libera, como detectives salvajes. Y muy guapos y muy inteligentes, las palabras inventandas asalvajan, que no asilvestran, a las que escribimos ahora en estos reales-imaginados recuerdos que entre pesos y entre besos se pierden y se descubren. En mis manos está y, ahora que me acuerdo, conozco a uno que..., ah,  ya lo dijo ella:

Yo quisiera poder hacer
lo que me dé la gana
detrás de la cortina de "la locura"

Por ti y por Frida:


E.P


lunes, 22 de marzo de 2010

72.

perigeo.(Del adj. gr. περίγειος).

1. m. Astr. Punto más próximo a la Tierra de la órbita de un astro o un satélite artificial.

Viajaba lento en su apogeo. En ese instante, la vida dio un vuelco y la materia se tornó en una inmensa capa de antigravedad y todo se dispersó: las partituras cambiaron de lugar en el pentagrama y los rostros se volvieron del color de las entrañas. En ese momento, cuando la luz se pintaba de rojo, alguien tiró de la razón y se derramó en un punto de la Tierra el despertar de toda una generación de soñadores. En el perigeo quedaron los que no habían sabido alcanzar la Luna.

71.

crepitar.(Del fr. crépiter, y este del lat. crepitāre).

1. intr. Producir sonidos repetidos, rápidos y secos, como el de la sal en el fuego.

Y no sé que tiene el fuego pero me recuerda a la vida. Seguramente, comenzó en una tarde de tormenta, justo cuando todos hacían pompas de jabón en el campo e intetaban viajar con ellas hasta Portugal siguiendo la ya conocida ruta Lisboa-Madrid. Seguramente, al principio se arrimaron al fuego para secar sus ropas y en ese instante nació la filosofía de toda una vida apaciguada de saberes. Seguramente, al sentir el crepitar de la madera incandescente, se preguntaron quiénes eran. Seguramente yo estaba allí, moviendo la leña de un lado a otro; como la vida, para que no se apague.