viernes, 29 de enero de 2010

BUENOS AIRES


E.P

Hablando de ciudades decadentes, Buenos Aires. Buena palabra para tus mil vientos. Y resulta que te vio allí, pequeñito, desde lo alto de un faro y decidió visitarte. Y así, llegó en barco desde Montevideo, dejando atrás a los que supieron volar por el río de la Plata. Se perdió en Santelmo, en sus calles abiertas al arte y al baile. Recorrió la Boca y recitó versos perdidos. Los versos de los que supieron mantener la mirada fija en aquella luz intermitente. Y Buenos Aires acoge, a todos, sin distinción, en el anonimato. Mucho tienes que hablar para que me olvide de lo que hay allí enfrente. Que no es por desmejorar, pero es que llegó con la frente marchita y el corazón renovado. Y voló a Madrid desde Buenos Aires (gracias a ti, capi) y la ropa mojada de añoranzas que sí sucedieron, esta vez sí. Puerto Madero, mi barco volverá. Pero desde el otro lado. Y al llegar a la Plaza de Mayo le dio..., y al gritar allí estaba y no volvió más.

Hablando de ciudades decadentes...

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